sábado, mayo 23, 2009

Un amanecer que ni siquiera se vislumbra

Ricado Andrade Jardí

El terror será la herencia de la usurpación fecalista, la intervención de llamadas y correos electrónicos, el cateo, las cuarentenas, el aislamiento, las detenciones arbitrarias, los chivos expiatorios, las condenas injustas, las falsas denuncias, las desapariciones, las ejecuciones extra judiciales, la culpabilidad inmediata, los exilios…, son algunas de las sumas del México que se está orquestando paralelamente a la crisis financiera global, que servirá, por supuesto, de pretexto para la represión, junto con la falsa guerra contra el crimen organizado, que es presumible que se organiza desde la estructura misma del poder y se protege tras el cobijo de la corrupción, el chantaje y la IMPUNIDAD que otorga y garantiza desde la institucionalidad “democrática” de nuestro decadente y usurpado sistema.
Imposible pensar en la fuga de 53 peligrosos mercenarios asesinos (sicarios) sin que los más altos funcionarios, estatales y federales estén involucrados y más aún cuando esos criminales, degolladores, tendrían que haber estado encerrados en un penal de alta seguridad y no en un CERESO al lado de los presos comunes de la pobreza.
En ese pequeño detalle se revela una buena prueba de que la “voluntad” de luchar contra el crimen organizado no es más que la demagogia de quienes son el rostro políticamente visible del mismo organizado crimen.
Las interrogantes de cualquier investigación, suponiendo que se esté realizando, llevan hacia los responsables que decidieron que, sujetos que torturan, cortan cabezas, registran sus crímenes en video, los suben a la red de Internet, distribuyen droga, asesinan a sueldo y son sin duda los ejecutores del brazo armado del crimen organizado, fueran consignados a una cárcel de delitos comunes y no a una prisión de alta seguridad.
No importa a cuántos custodios arraiguen y sentencien. No importa cuántos dimes y diretes se digan entre Ejecutivo estatal y federal. El hecho es que los 53 “Zetas”, soldados del crimen organizado, se encontraban en ese penal, justamente para poder salir, cuando los verdaderos poderes de facto, de este desgobernado país, los requirieran libres nuevamente. 53 “Zetas” que se sumarán a las nuevas intenciones paramilitares que el “señorito” usurpador promueve ante su clara ilegitimidad y ante el estallido de descontento social inevitable ante la política económica usurpadora que fomenta.
Es evidente que en un verdadero Estado de Derecho la fuga de 53 ejecutores del crimen organizado sería suficiente para que, por decencia, hasta el jefe del Ejecutivo renunciara.
Pero México no es un Estado de Derecho, el Poder Judicial desde hace tiempo que sirve a la IMPUNIDAD y no a la justicia, el Poder Ejecutivo ha pasado a ser prácticamente inexistente y ahí donde asoman las brumas de lo que debería ser, aparece tan sólo como administrador de los intereses del gran capital y el Legislativo, un abrevadero de dinosaurios, es más de lo mismo, con la diferencia de que los dinosaurios se antojan seres grandiosos y fantásticos, lo que los legisladores que tenemos hoy, nunca, pero nunca serán...
En fin, que la noche se cierne sobre México y el amanecer ni siquiera se vislumbra en un país donde la dignidad, con honrosas excepciones, está llegando a parecer ser algo ajeno a nuestra condición humana…

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