viernes, mayo 15, 2009

Una sana rechifla al Rey Borbón

Por Ricardo Andrade Jardí

-¿Un Rey a estas alturas? ¡No puede ser!
-Pues sí que ser que puede, que puede ser...

Ayer en un acto de dignidad rebelde, los aficionados separatistas, radicales y republicanos del FC Barcelona y del Athletic de Bilbao, en la final de la Copa del Rey, decidieron defenestrar los símbolos de la monarquía impuesta por el fascismo europeo, desde 1939, y en el momento que se entonaría el Himno Nacional de España, con el Rey presente en el estadio Mestalla, en Valencia, iniciaron tremenda rechifla, un acto a todas luces de justicia, frente a los símbolos de la perversidad humana. El asunto tomó mayor dimensión cuando la televisión pública española intentó ocultar los hechos censurando las imágenes y audio originales y peor aún cuando además intentaron justificar el corte del momento de la rechifla como un “error humano” y minutos después transmitieron nuevamente el himno en una imagen editada, hecha, que oculta los hechos reales, de ese evento deportivo, convertido sanamente en un histórico acto de resistencia civil, contra los signos que aún prevalecen del fascismo franquista, en oposición de una España que desde 1933 decidió caminar por la experiencia republicana.


En fin, hablamos de otra sociedad donde los maquillajes políticos ya no alcanzan a ocultar las reales aspiraciones populares. La rechifla fue mayúscula y al Rey, en “su palco” no le quedó más que asumir la inutilidad de su investidura frente a una sociedad que más pronto que tarde volverá a recuperar el sueño republicano desterrando para siempre los vicios arcaicos de las decadentes y estúpidas monarquías.
Pero no todo termina ahí. El intento de censura del evento, por parte de la televisión pública, indignó no sólo a los chiflantes antimonarcas, del País Vasco y catalanes, sino a la sociedad española casi entera que, pese a las diferencias políticas, no están dispuestos a que la televisión ni pública ni privada oculte la verdad y manipule los hechos a la medida de los intereses particulares de nadie.
¡Qué diferencia con nuestra telecracia! La mañana del jueves, unas horas después de haber censurado el himno, queriendo ocultar la espectacular rechifla, han cesado, al director de deportes y no por la rechifla sino por la censura, de la cadena de televisión española (TVE) y la presión viene de la reacción ciudadana que en su duro tránsito hacia la democracia y en las profundas conquistas hacia la construcción de una sociedad más justa no está dispuesta, bajo ningún pretexto, a que la televisión marque el rumbo de su vida. Ojalá que en México podamos aprender un poco de ese hecho y por fin nos decidamos por apagar a la telebasura y nos demos la posibilidad de construir un nuevo rumbo, que seguro será mejor que cualquiera en el que los señores Dóriga o Alatorre sean la voz autorizada para mentirnos y manipularnos...
¡Viva la República!

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