martes, junio 16, 2009

Irán: crisis poselectoral - Otra vez el petróleo

Editorial

Por tercer día consecutivo, las calles de Teherán, capital de Irán, se poblaron con decenas de miles de personas que protestaron en contra de un supuesto fraude durante las elecciones del viernes pasado, en las que el actual presidente Mahmoud Ahmadinejad obtuvo, según cifras oficiales, 66 por ciento de los sufragios. Estas movilizaciones –las más numerosas que ocurren en ese país en las últimas tres décadas, desde la Revolución Islámica de 1979– culminaron ayer con escenarios de violencia alarmantes, que dejaron decenas de detenidos y al menos un muerto. La crispación social ha llegado a tal nivel que el propio el presidente Ahmadinejad se ha visto obligado a posponer viajes de trabajo al extranjero, mientras el líder supremo de Irán, el ayatola Alí Jamenei, quien en un principio avaló los resultados, ha pedido al Consejo de Guardianes de la Revolución Islámica que investiguen las acusaciones de fraude, al tiempo que ha exhortado al candidato opositor, Mirhosein Musavi, quien encabeza las protestas a conducir sus reclamos por la vía legal.

La forma en que se ha conducido la oposición deja sospechas de que esta es una orquestación imperial para desestabilizar el país y poner a su títere Musavi, como en su momento lo fue el Sha, que sin duda negociaría con Occidente para que tenga el control del estrecho de Ormuz punto clave para el control del petróleo mundial. Si Alí Jamenei y el propio Ahmadinejad han accedido en contar nuevamente los votos, cosa que no se le concedió a los mexicanos que no habían tenido una diferencia del 30% más sino de un 0.56% debería ser suficiente para acallar la furia con la que los opositores reclaman los resultados.

La postura de la comunidad internacional frente a estos acontecimientos no se ha hecho esperar. El secretario general de la Organización de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, pidió ayer respeto para la voluntad genuina del pueblo iraní. En tanto, el ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Morantinos, señaló que los países miembros de la Unión Europea han aprobado un resolutivo en el que se solicita a Irán esclarecer y transparentar los comicios. Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, manifestó sentirse profundamente preocupado por los sucesos de violencia que se viven en Irán y pidió respetar el deseo y los derechos fundamentales de los ciudadanos de la república islámica; no obstante, el mandatario advirtió que corresponde a Irán decidir cómo elige a sus líderes y aseguró que Estados Unidos no intervendrá en la política interna iraní.

Que curioso que en el caso de México la opinión internacional guardó silencio. Este es otro teatro, la Unión Europea y no olvidemos Israel están haciendo de the bad cop y Obama de the good cop para armar una revolución de colores como lo han venido haciendo cada vez que no les conviene que un líder nacionalista asuma el poder. Cabe mencionar que dentro de los entrevistados, los seguidores de Musavi ostentan pancartas en inglés y responden en inglés, mientras que los adeptos a Ahmadinejad lo hacen en iraní según se pudo observar en el noticiero internacional de Dossier de Walter Martínez. ¿Curioso no?

Ciertamente, no dejan de ser sorprendentes los resultados de las elecciones iraníes del viernes pasado –que colocan al actual mandatario con una ventaja prácticamente de dos votos a uno sobre su contendiente más cercano–, sobre todo a la luz de la información de encuestas y sondeos que sugerían un equilibrio de fuerzas entre Ahmadinejad y Musavi tal que habría hecho obligada una segunda vuelta electoral.

Ya sabemos cómo las encuestas son pagadas para provocar una serie de dudas y una reacción en contra en la opinión pública. En México lo sabemos muy bien.

Esta consideración por sí sola no desacredita los comicios celebrados el viernes pasado en territorio persa, pero sí pone en perspectiva la pertinencia y la necesidad de transparentar la elección y de dotar de certeza a una ciudadanía que asistió a sufragar con gran entusiasmo (la participación electoral ascendió a más de 80 por ciento del electorado). A lo anterior debe añadirse el hecho de que las protestas ocurridas en ese país en los últimos días dan cuenta de un descontento social de tal profundidad que pudiera resultar problemático, no sólo para el actual gobierno iraní, sino también para el régimen teocrático de esa nación, y que abona, por tanto, a la necesidad del esclarecimiento, así sea para evitar escenarios mayúsculos de inestabilidad política y social.

No olvidemos que también quienes defienden a Ahmadinejad han hecho manifestaciones multitudinarias que por supuesto han tenido menores espacios en los medios masivos de comunicación.

Por lo demás, cabe advertir que, como dijo ayer mismo el presidente Barack Obama, la solución a la coyuntura que vive Irán pasa única y exclusivamente por las decisiones y los acuerdos que logren los habitantes de ese país y sus dirigentes, y que, en consecuencia, es imprescindible que tanto Washington como el resto de las potencias occidentales –y los aliados de éstas que, como Israel, mantienen serias diferencias con el régimen de Teherán– se mantengan al margen del conflicto poselectoral iraní. No es ningún secreto que Ahmadinejad representa a los sectores más reaccionarios y autoritarios de la revolución islámica; que incluso ha llegado a extremos discursivos lamentables y condenables como sostener que en Irán no hay homosexuales, o instar a que Israel sea borrado del mapa, y que se ha vuelto en años recientes uno de los villanos favoritos de Occidente: esto último se ha reflejado en una política de hostigamiento emprendida por el gobierno de Washington en contra del de Teherán desde 2002, en el que se le ha instado a abandonar sus programas nucleares y se le ha acusado de patrocinar terroristas. Todo ello, sin embargo, no debe servir de pretexto para que naciones extranjeras intervengan en una crisis cuya solución corresponde única y exclusivamente a la sociedad persa.

Eso de que no es ningún secreto que "Ahmadinejad representa a los sectores más reaccionarios y autoritarios" está referido a lo que la prensa internacional (imperial) ha difundido constantemente por todo el planeta mientras lo que sí es un secreto, porque eso no les conviene difundir, es los grandes avances de Irán y el haber sostenido su soberanía ante el acecho de las voraces fauces de los Estados Unidos y Europa. Esta prensa internacional que ha difundido discursos "condenables" ha sacado de contexto aquellas partes que satanizan a Ahmedinejad como lo hacen con Hugo Chávez, como lo hicieron con AMLO y como lo hacen con cualquiera que discrepe de sus políticas.

Es alentadora, al respecto, la posición asumida por el mandatario estadunidense, en concordancia con el acento moderado de la política exterior que su administración ha practicado de enero a la fecha y que ha estado orientada, entre otras cosas, a lograr un acercamiento con la República Islámica de Irán. Cabe esperar, en suma, que el resto de las naciones occidentales actúen con la sensatez y la responsabilidad correspondientes y que contribuyan con ello a que el conflicto iraní se solucione por cauces pacíficos.

No es alentadora la posición asumida por el mandatario estadounidense, por el contrario, resulta incluso más peligrosa, si consideramos como sus aliados naturales (Europa e Israel) y el propio vicepresidente Biden mantienen una posición feroz habremos de suponer que está cobijado bajo una piel de cordero en la que él queda como un demócrata mientras otros hacen el trabajo sucio.

El hecho de que en Irán se haya decidido volver a contar los votos indica una posición demócrata que no habría que desconocer y que hay voluntad política para limpiar esa elección si es que hay algo que limpiarle, la cual no tuvieron los Estados Unidos en las dos elecciones de Bush que fueron igualmente cuestionadas y cuya victoria sobre el adversario fue mínima.

El Consejo de los Guardianes aceptó el recuento en las casillas impugnadas. Los seguidores de Mousavi piden que se repita la elección y no sólo que se cuenten de nuevo los votos. El Consejo está integrado por seis teólogos nombrados de manera directa por el líder supremo, el ayatola Khamenei, y por seis juristas designados por la rama judicial y aprobados por el parlamento (majlis).

En Contexto:





http://www.youtube.com/watch?v=OQlqRl7Ty50

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