sábado, julio 18, 2009

Clonación del PRI

Laura Bolaños Cadena

Desde siempre los mexicanos hemos visto un empleo en el gobierno como la mejor forma de tener ingreso seguro y privilegios; en vano acusamos a la Colonia de nuestras malas costumbres, los mayores de edad no pueden justificarse echando culpas a sus padres. Y si entonces hubo corrupción, venta de plazas, nepotismo, abuso del poder, siguió habiéndolo en tiempos de Don Porfirio y los gobiernos “de la Revolución” les enmendaron la plana a todos los anteriores. Con el mayor descaro y llegando a los peores extremos, continuó corrupción, venta de plazas, nepotismo y abuso del poder a extremos no vistos. La impunidad como sostén indispensable. Algo peor: nacionalista en sus inicios, el sistema fue derivando hacia la entrega del país, cada vez más acelerada, a intereses extranjeros. Y no se vio ni con el mencionado Don Porfirio mayor aferramiento al poder. El poder infinito para la corrupción infinita, dijo el estadunidense Alan Reading, autor del libro “Vecinos distantes”.
El movimiento encabezado inicialmente por Cuauhtémoc Cárdenas fundó un partido que tuvo como fin corregir esos abusos; instaurar una verdadera democracia en el país, para lo cual es preciso acabar con la corrupción, la impunidad, el nepotismo, etc. Ir contra todo lo que significa utilización del poder para provecho personal; acabar con la hegemonía del PRI y sus infinitas trampas. Restaurar los principios de un estado que se propuso de bienestar y justicia social desde su establecimiento; velar en primera instancia por los intereses del país. La misma bandera que se levantó para hacer una revolución.
En esencia ésa es la izquierda. Por ese ideal ofrendaron su vida cientos de militantes del nuevo partido, el de la Revolución Democrática. Y de pronto nos encontramos con que se dio una vuelta completa para volver a la misma situación. Los vicios que se intentó combatir aparecen en el PRD. Se convirtió en una clonación del PRI con todas sus lacras. No es más el que intenta servir al país sino servirse del país, a imitación del partido que le sirve de modelo. Buscar el “hueso” a como dé lugar; sin principios, sin más meta que aferrarse al poder para gozar de buenos emolumentos y muchos privilegios.
Resultan vergonzosos y dolorosos los espectáculos que se dan en la lucha interna por quedarse con el partido (las ventajas que representa), con las mismitas mañas del PRI, hasta con los métodos gangsteriles como la utilización de golpeadores. No se recata la ansiedad por arrebatar puestos seguida de la falta de cumplimiento a la hora de ejercer el poder. Por supuesto no es esto todo el PRD, sobran militantes honrados, pero logró encaramarse en la dirección el grupo nefasto, colaboracionista, que ha demostrado estar al servicio del poderoso de turno.
No son de extrañar los resultados electorales. Por supuesto la dirección chuchista requiere representar cierta fuerza a fin de ser tomada en cuenta por sus verdaderos jefes; si baja demasiado deja de servirles; pero no era su principal interés disputar ni siquiera el segundo lugar en la votación. Con el tercero es suficiente para continuar la misión de romper el proyecto del PRD, convertirlo en una fingida izquierda apéndice del poder tipo PPS o PST. Facilitarle el camino a la derecha, votar a favor hasta de leyes de corte confesional como la ley antiaborto que había logrado establecerse en 13 estados de la república y ya suma 14 con Yucatán, donde acaba de aprobarse con los votos de PAN y PRI. Y no es el único lugar donde han contribuido a llevar al triunfo la infame ley que pretende obligar a las mujeres violadas a parir al hijo del violador. No extraña del PRI, bajo cuyo reinado nunca se despenalizó el aborto; mantuvo durante su mandato ciertos aspectos de complacencia con la Iglesia Católica. Y habiendo sido esa despenalización un logro del PRD principalmente, ahora el PRD perrucho ayuda a echarla atrás. Peor se portó durante la discusión de la reforma energética, presentando un frente dividido con una parte favorable a los entreguistas.
Renuncia de la dirección perrucha y refundación del partido, propone Cuauhtémoc Cárdenas. Lleva razón, es la única salida, pero está difícil que “Los Chuchos” acepten soltar el hueso. El segundo gran reto para el PRD es decidir la ruptura con López Obrador, que según los términos con que formuló Cárdenas su propuesta, tendría que ser excluido del partido, cuestión en la que algunos dirigentes están de acuerdo. ¿Se dan cuenta de que sería una medida muy riesgosa? La división que van a provocar es grave para la izquierda... aunque tal vez sirva para dejar de una vez bien claro el lugar de cada uno. Y quizá también para desbrozarle a Cárdenas el camino para su tercera candidatura a la Presidencia en 2012. ¿Será ésa en el fondo la tirada? Por desgracia para los que alguna vez creímos en él, el líder moral del PRD ha demostrado no estar exento de vicios que ahora critica.

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