jueves, agosto 06, 2009

En camino al Estado “Chespirito”

Ricardo Andrade Jardí

4 millones de pesos, al año, es lo que se embuchan, al menos, los jueces electorales de México, por calificar como válidas las inconsistencias (fraude en castellano), en tanto las familias clasemedieras y pobres bajan su consumo en productos como arroz, jitomate o aceite, por los elevados costos de esos básicos productos, ante un salario congelado y que en la práctica significa un poder adquisitivo casi inexistente; mientras nos enteramos de las empresas fantasmas que compran terrenos en Guanajuato, pagando entre 150 mil y 2 millones de pesos, 27 pesos es lo que les ofrecía Fox a los ejidatarios de Atenco, productores de sus tierras, pero es posible que en Guanajuato no se trata de ejidatarios sino de terratenientes (improductivos) y amigos, “de quién sabe qué fantasma” que están interesados por supuesto en el rentable negocio que significa la inversión “y ganancia” en la construcción de un refinería “de PEMEX”.
Políticos vendidos al “esplendor” de la comercial televisión, jueces con nóminas, para no ejercer justicia, narcotraficantes y familiares de políticos que reciben los apoyos económicos del desgobierno federal para el campo, campesinos sin recursos que son expulsados de sus tierras para convertirse en el mejor de los casos en maquiladores (mano de obra sobreexplotada) profesionistas y trabajadores urbanos que dejan de consumir la canasta básica ante la imposibilidad de seguir comprando productos que sobrepasan, gracias al libre mercado y la especulación, más de 40 veces la inflación misma; medio millón de desempleados se suma, en el primer trimestre del año, a la taza de desempleo nacional, como realidad opuesta al discurso demagógico de una “recuperación” en la práctica inexistente.
La desigualdad es el signo de nuestro tiempo, el cinismo de una oligarquía que no logra satisfacer su parasitaria ambición y conduce al país al peor de los escenarios posibles, apostando al control de las masas enajenadas por la programación basura que ofrece el aparato de control fáctico que es la comercial telecracia mexicana, cada día más pobre de ideas, más mediocre, más decadente y cada minuto más embrutecida y con un increíble potencial embrutecedor, ante una sociedad que ya no tiene para comer mínimamente bien.
Por ahí se dibuja el futuro de lo que nos espera, ahora que Televisa ha decidido dejar de ser sólo un instrumento del Estado para convertirse en el Estado Chespirito, en el que ha trabajado durante décadas con empeño al lado de personajes “ilustres” como “la maestra”, “Brozo”, Adal Ramones, Salinas, Zedillo, Chabelo o el Tío Gamboín, los tres primeros seguros secretarios del “Nuevo PRI”... perdón del nuevo Estado, que hay que reconocer es una gran victoria del PAN, la que le tomó tan sólo diez años conseguirlo.

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