sábado, agosto 08, 2009

"La derecha es intrínsecamente golpista"

Entrevista al abogado Eduardo Contreras

Mario Casasús
El Clarín de Chile

En entrevista con Clarín.cl el abogado Eduardo Contreras asevera: “lo que está sucediendo en Honduras, es un golpe calcado al detalle de lo que vivimos en Chile el año 73”, lo dice con total conocimiento de causa, siendo el primer querellante del Caso Pinochet en Chile, “los derechistas no vacilan en llamar a sus sirvientes armados, los ejércitos son entrenados en el Imperio para que hagan la tarea sucia: matar, torturar, secuestrar, reprimir, exiliar, hasta frustrar todo intento de participación ciudadana. El golpe lo dirige la CIA y el Pentágono. Que nadie se engañe con Obama porque más allá de sus supuestas intenciones, en EEUU siguen mandando las grandes corporaciones económicas y financieras y los militares”

Por otra parte, Eduardo Contreras cuenta algunos pormenores biográficos, hace precisiones históricas sobre el andamio jurídico interpuesto, el 12 de enero de 1998, por Gladys Marín y él, en contra de Augusto Pinochet: “Al momento de su muerte, el dictador era un procesado, un reo, que se encontraba en libertad bajo fianza… la historia deberá agregar que fue un cobarde, un traidor y un saqueador de las arcas fiscales, un estafador. Sin el juicio en España y sin los procesos en Chile, no habría sido así. La Historia cambió”; sin dejar de mencionar el patético desempeño de la Concertación: “es imperdonable que cobardes políticos chilenos salvaran a Pinochet de morir tras las rejas madrileñas. Lo impresentable es que los méritos jurídicos se los atribuyan los gobiernos de la Concertación que no sólo no ayudaron, sino que dificultaron todo”

MC.- Al ser electo diputado por la Unidad Popular, ¿integró alguna comisión legislativa?, ¿cuántos proyectos de Ley envió al Congreso Nacional?

EC.- Mario, mi experiencia como representante de la soberanía popular fue breve. Tenía 25 años cuando fui elegido Regidor (Concejal) por mi ciudad natal, Chillán, y a los 29 ya era Alcalde de esa comuna. Acababa de cumplir 33 años cuando fui elegido como el primer Diputado comunista en esa zona. Pero nuestro mandato duró sólo de mayo a septiembre de 1973. En ese breve lapso integré las comisiones de Constitución, Legislación y Justicia y la de Economía de la Cámara y presentamos indicaciones de leyes del ámbito regional para impulsar obras de desarrollo, participamos en ardorosos debates, recuerda que en esa época tensa muchos terminaban a golpes y allí estuvimos. Como diputado y abogado del sindicato de Maderas Cholguán me correspondió enfrentar más de una vez a los Zaldívar que representaban a los dueños. El día de agosto en que se aprobó el voto golpista contra el gobierno de la UP, estaba casualmente sentado al lado del político Bernardo Leighton, una gran persona, que no estaba de acuerdo con ese voto y quien me dijo “cuídense, este es el comienzo del fin”

MC.- Después del golpe pinochetista, ¿cómo escapó de Chile?

EC.- Al amanecer del 11 de septiembre llegábamos desde Chillán junto a los diputados socialistas Rogelio de la Fuente y Jaime Reyes para una reunión con el Presidente Allende pues es día se anunciaría ese plebiscito que, quizás, no estoy seguro, pudo evitar o demorar el golpe. Llegamos a pocas cuadras de La Moneda pero era imposible acercarse, así que de ahí cada uno a su lugar. Estuve en una fábrica del sur de la ciudad con la compañera Eliana Ahumada del Comité Central, allí nos enteramos de la muerte del Presidente y se dispuso replegarse. Permanecí oculto en Santiago sin poder viajar a Chillán donde la represión fue brutal. La prensa nos dio por muerto. Más tarde el asilo, vía Panamá. Eso es historia larga. Luego Cuba, México, Nicaragua, Chile.

MC.- ¿En qué trabajó durante sus años de exilio en México?

EC.- En rigor, los primeros años de mi exilio fueron en Cuba, allí ejercí como abogado en el Ministerio de Justicia en La Habana y en Santiago de Cuba y tuve el honor, junto a otros abogados chilenos como Enrique Contardo, Héctor Behm, Alejandro Pérez, de integrar los equipos que trabajamos en el proceso de desarrollo de propuesta, discusión y aprobación de la actual Constitución Política cubana. Pudimos conocer y aprender de personajes como Osvaldo Dorticos y Blas Roca. En el Comité Chileno trabajé como subdirector del boletín que encabezaba Marta Harnecker y en que estaban figuras del periodismo como Marcela Otero y Mario Gómez López. Por esos años tuve además el privilegio de hacer amistad y trabajar con nuestros jóvenes comunistas que combatieron en Nicaragua, El Salvador y otros países y que más tarde darían vida al heroico Frente Patriótico Manuel Rodríguez.

“En México viví 10 años. Fui más que nada dirigente político, periodista, escribí para medios mexicanos, fui profesor e integré organizaciones de solidaridad con la los pueblos de El Salvador, Nicaragua y Guatemala. Por tal motivo fui detenido por la Interpol y secuestrado durante una semana. Formé parte además del grupo jurídico que asesoraba al Comité que busca juzgar los crímenes del 2 de octubre de 1968 y dirigí la revista “Chile, Democracia Ahora” de la Casa de Chile en México de la que fui Subdirector. Con las fuerzas políticas y culturales de esa gran nación mantenemos hasta ahora estrecho lazos. Con ellos hicimos actos por la libertad de Chile y repletamos más de una vez el Auditorio Nacional”.


MC.- El 5 de julio de 1996, el abogado Joan Garcés, mediante la Fundación Presidente Allende de España, presentó una demanda por crímenes de lesa humanidad ante la Audiencia Nacional, en contra de la Junta Militar. ¿Estudió el andamio jurídico del Caso Pinochet en Madrid?, ¿cómo recibió la noticia de la detención de Pinochet en Londres?

EC.- Debo decirte que cuando, lamentablemente, fracasó el atentado contra el dictador (1986), tal vez por desviación profesional, pensé en “las armas del Derecho” e imaginé el juicio al tirano por lo que desde mi regreso en 1988 traté de convencer a colegas y camaradas de la necesidad de una querella criminal. Como sabes, familiares y abogados habían luchado en los años más duros por enjuiciar a los verdugos, pero en condiciones de dictadura ello era imposible y creó un clima de rechazo a toda propuesta judicial. Sin embargo, a pesar de la debilidad extrema de una transición negociada con la propia dictadura, me parecía, y el tiempo acabó por darme la razón, que era viable intentar una acción judicial. Al comienzo, sólo me escucharon unos pocos colegas, entre ellos José Cavieres y Graciela Álvarez. De modo que cuando se inició el proceso en España tuve una doble sensación. Primero de alegría y gratitud a los que abrían camino y luego vergüenza que como juristas y revolucionarios chilenos acá no fuéramos capaces.

“Por lo que insistí con más fuerza. Algunos se opusieron con el errado argumento de que un juicio en Chile podía obstaculizar lo que se hacía en Madrid, sin comprender que jurídica y políticamente lo que sucedería, como sucedió, es que ambos procesos se potenciarían. Hasta que la compañera Gladys Marín, con certero ojo político, en el momento en que Pinochet asumió como senador vitalicio, dijo: “¡ahora es cuando!” y en enero de 1998 en un grupo que ella encabezó presentamos la histórica causa rol 2182–98 que asumió el juez Juan Guzmán Tapia. Por cierto que el juicio en España fue determinante, lo estudiamos, estuve un par de veces con Joan Garcés y otros colegas y estrechamos relaciones de trabajo con el equipo jurídico de Izquierda Unida que encabezaba Enrique Santiago. La detención en Londres del dictador ha sido uno de los momentos más gratificantes de nuestras vidas y es imperdonable que cobardes políticos chilenos le salvaran de morir tras las rejas madrileñas”.

MC.- ¿En qué consistía la demanda que usted presentó en Chile el 12 de enero de 1998?, ¿cómo recuerda a Gladys Marín al momento de preparar y presentar el Caso Pinochet en Chile?, a la distancia, ¿qué evaluación hace?

EC.- Esa querella del Partido Comunista, la primera en Chile directa contra Pinochet y su círculo más estrecho, fue planteada del modo más amplio posible. Incluye todos los casos de violaciones a los derechos humanos, detenidos desaparecidos, ejecutados, torturados y prisiones ilegales, sin distinciones de ninguna naturaleza, contrariamente a lo que informó la prensa en el sentido que se trataría de una querella sólo por el secuestro y desaparición de los dirigentes máximos del PC. Esa es una deliberada falsedad. Si se mencionó como ejemplo el caso de los comunistas fue por razones procesales a fin de vincular a Gladys y su esposo desaparecido y poder evitar la millonaria fianza de calumnia que se exigía, pero quien quiera leer esa querella (rol 2182–98) puede comprobar lo que digo. La sola circunstancia que todas las causas de DDHH lleven el mismo nº de rol de esa querella demuestra su amplitud. Ante la avalancha de querellas que siguieron a la nuestra, el juez Guzmán Tapia debió dividir el proceso en diversos capítulos o episodios que ahora tramitan diversos jueces. ç

Recuerdo a Gladys con enorme confianza en que esa querella sería capaz, como fue, de abrir una nueva etapa en la lucha por verdad y justicia, aunque al comienzo nadie esperara mucho de su desarrollo; ella admiraba y apreciaba al juez Guzmán como un hombre justo y valiente. Mi evaluación personal es que ha sido lo más acertado que hemos podido hacer en nuestra vida de abogados, contribuir con un modesto grano de arena a la lucha heroica de las propias víctimas y de sus familiares. Un aporte a las organizaciones de DDHH y a los abogados que arriesgaron su vida en dictadura. Los procesos mostraron que nadie es invulnerable y que, con dificultades enormes, también sirven las armas del Derecho. Hay centenares de procesos en curso y un número muy elevado de militares procesados, decenas de ellos ya condenados. Lo impresentable es que los méritos jurídicos se los atribuyan los gobiernos de la Concertación que no sólo no ayudaron, sino que dificultaron todo.

MC.- ¿Sigue litigando?, ¿todavía es columnista del semanario El Siglo?, lo pregunto porque lo último que leímos en México fue que usted representó al trovador Silvio Rodríguez durante un juicio administrativo en Chile…

EC.- Todavía mantengo el patrocinio de diversas causas de DDHH en Santiago y en provincias y continúo además, como desde hace casi 20 años, con una columna de análisis político en el periódico El Siglo. Haber representado a Silvio Rodríguez en un proceso, aunque haya sido relativamente menor, es otra de las grandes satisfacciones profesionales. Silvio es un poeta mayor, un repartidor de esperanzas, un fruto maduro de la Revolución Cubana.

MC.- Siendo abogado de Derechos Humanos, entenderá la importancia de analizar la Ley Antiterrorista en contra de la comunidad mapuche, ¿existe alguna posibilidad de derogar la Ley Antiterrorista?

EC.- La Ley Antiterrorista es una de las peores rémoras de la dictadura y una vergüenza humillante para el país. La circunstancia de que no se le derogue, así como no se ha derogado el Código de Justicia Militar, ni la ley de amnistía, ni el sistema electoral binominal, sólo se explica por la naturaleza de una transición negociada con el enemigo, por el carácter pluriclasista de la Concertación, por su sometimiento al poder militar y, en definitiva, por su distanciamiento objetivo de un proyecto popular. Ante esta realidad, nuestros pueblos originarios tienen todo el derecho del mundo a luchar por todos los medios posibles para lograr sus legítimos objetivos y reconocimientos.

MC.- Cuando viaja al extranjero, ¿cuál es la pregunta más recurrente?, por ejemplo, ¿cómo les explica el sistema binominal?, ¿cómo entender la inversión del copyright de Neruda en la empresa del pinochetista Ricardo Claro?

EC.- Tanto en los países del continente como en Europa es preciso un esfuerzo para tratar de explicar lo inexplicable. No es fácil desentrañar los misterios de una democracia formal como la nuestra, pero que no acaba de ser una democracia en plenitud, y luego poder explicarlo a quienes nos observan desde fuera. Pero además hay que salir al paso de esa imagen supuestamente progresista que al precio de una costosa publicidad trata de proyectar el régimen chileno y que la más de las veces logra engañar a quienes no viven el día a día por estos lados. El sistema binominal es una expresión más de la presencia de elementos anticomunistas, antipopulares y fascistoides en la institucionalidad chilena.

“Lo de la Fundación Neruda y su manejo es un atentado a la memoria del gran poeta, a su obra, a su vida y a su compromiso con el pueblo y la revolución. Pero ni todos los millones del mundo lograrán cambiar la verdad”

MC.- En términos legales, ¿cómo murió Pinochet?, ¿en prisión preventiva, siendo un delincuente encargado reo?, ¿o en calidad de senador desaforado e indiciado?

EC.- Al momento de su muerte, el dictador técnicamente era mucho más que un desaforado. Era un procesado, un reo, que se encontraba en libertad bajo fianza. Es decir, si queremos ser rigurosamente fieles a los hechos concretos, murió como lo que era: un despreciable delincuente. A esta realidad, la historia deberá agregar que fue un cobarde, un traidor y un saqueador de las arcas fiscales, un estafador. Sin el juicio en España y sin los procesos en Chile, no habría sido así. La Historia cambió.

MC.- Es autor de El Desaforado (2003), ¿escribirá otro libro sobre las violaciones de los Derechos Humanos en Chile?

EC.- Es uno de los muchos proyectos pendientes, pero deberá esperar. Por ahora hay mucho trabajo cotidiano y un texto más amplio requiere también de la amplitud del tiempo.

MC.- Usted milita en el Partido Comunista, sin embargo en el escenario de una segunda vuelta, ¿estaría de acuerdo en ir a votar por Eduardo Frei?, lo pregunto ante la infame gestión “humanitaria” de Frei Jr. para que regresara intacto el dictador desde Londres…

EC.- Soy miembro del Comité Central del PC. Nuestro candidato a la presidencia es Jorge Arrate. No es Frei y es muy improbable que llegara a serlo. El discurso de Jorge Arrate, su propuesta, son, sin duda, los más serios y consecuentes entre todos los actuales postulantes a La Moneda. El que mejor interpreta a la unidad de izquierda. Si hay segunda vuelta y si en ella no está Arrate, habrá que hacer una evaluación prolija de la exacta situación política de ese momento. Sería un descalabro que la derecha, que sigue siendo la misma de la dictadura, llegara a controlar todo el poder en Chile. Ya lo tiene, pero le falta el palacio de gobierno. Y, para peor, con un inepto y deshonesto como Piñera. En todo caso, comprenderás que votar por quien durante largo tiempo no ocultó sus simpatías con el golpe del 73 y cuya actuación como gobernante fue la que recuerdas, no es algo que hoy esté entre nuestras opciones.

MC.- Finalmente, creímos que los golpes de Estado se habían extinguido en Latinoamérica, no obstante fuimos testigos del derrocamiento del Presidente Zelaya en Honduras; recordemos que Salvador Allende llamaría a un plebiscito el 11 de septiembre de 1973 y Mel Zelaya organizaba una encuesta sobre La Cuarta Urna interrumpida por el golpe de Estado, ¿por qué la derecha le tiene tanto miedo a la participación ciudadana?, ¿encuentra otro paralelismo histórico entre ambos golpes de Estado?

EC.- La derecha es intrínsecamente golpista. O, dicho de otro modo, será “derecha democrática”, o “liberal” en tanto no estén en peligro sus intereses de clase. Pero ante el más mínimo riesgo de que la tortilla se vuelva y que los pobres del pueblo puedan tener acceso a participar en la gestión de los asuntos del Estado, los derechistas no vacilan en llamar a sus sirvientes armados, los ejércitos, que para algo han sido entrenados en el Imperio para que hagan la tarea sucia que se saben al dedillo: matar, torturar, secuestrar, reprimir, exiliar, hasta frustrar todo intento de participación ciudadana. Es lo que está sucediendo ahora mismo en Honduras, que es un golpe calcado al detalle de lo que vivimos en Chile el año 73. Desde luego porque, tal como entonces, lo dirige la CIA y el Pentágono. Que nadie se engañe con Obama porque más allá de sus supuestas intenciones, en EE.UU. siguen mandando las grandes corporaciones económicas y financieras y los militares.

“Tampoco deben engañarse los que, por ejemplo en Chile, alardean de un supuesto reencuentro de las Fuerzas Armadas con la civilidad. Mientras no haya cambios de fondo en la conformación y orientación ideológica de los institutos armados, el peligro golpista estará latente. Y eso es exactamente lo que sucede en nuestro país y en varios otros de la región”.

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