martes, agosto 11, 2009

Los envenenados colmillos del imperio

Honduras, en el corazón de los pueblos de América
Jesús Peraza Menéndez
(III y último)

El Ejército norteamericano, con George Bush, invadió Afganistán e Irak y mantiene, bajo un cerrado hostigamiento mediático-militar a Irán. Todas estas agresiones están calculadas en el plano geopolítico del control de empresas monopólicas multinacionales, y esto debe leerse que asocian a grupos oligárquicos o plutocracias de distintos países que operan en el planeta. Su estrategia de largo plazo la han definido como “guerra preventiva”, que va contra toda amenaza que perciban dentro de otra noción geopolítica-ideológica su siniestra fantasía del “eje de la maldad y el terror”, un modelo propagandístico angloamericano lleno de negligencia: es todo lo que represente formas distintas de vida, salga del concepto de incremento de la productividad sin explicar quiénes y por qué son los beneficiarios y todo el que critique el modo inhumano de la economía es un terrorista.
Dice el teólogo de la liberación, Hélder Cámara, de Brasil: “Si doy un pan a un pobre todos me felicitan, pero si pregunto por qué es pobre me dicen comunista”.
Esperaba la administración norteamericana imponer, en estas elecciones próximas pasadas, en Irán, a Mir-Hussein-Musavi, empleado-empresario de intereses norteamericanos y representante de las clases privilegiadas de Teherán sobre toda la sociedad iraní. Pero Teherán no es Irán, y la votación urbana en la ciudad capital es, en efecto, mayoritariamente pro imperial-neoliberal, pero en el país resulta ser una minoría frente a una mayoría nacionalista-popular-islámica, la que viene de una larga lucha que derrocó al pro norteamericano Sha Mohamamad Reza Phalevi de Irán, con una revolución de origen religioso pero de dimensión política, que comprende la modernización, no como la imitación del modelo norteamericano sino uno propio según su cosmogonía, naturaleza y creatividad.
En tiempo reciente, Irán estrecho lazos de amistad con Venezuela aunque ya eran socios en la OPEP (la organización de países petroleros), de frente a la agresión expansión imperial-neoliberal. Se aliaron para mantener los precios del petróleo frente a la caída de la producción con la invasión norteamericana a Irak, pero se identificaron por su condición antiimperialista-neoliberal. Mahumud Ahmadinejad logró vencer para gobernar Irán por un segundo periodo, y obtuvo una votación extraordinaria, que cohesiona a la más arraigada comunidad islámica iraní y, la que se opone a la occidentalización-neoliberal. Hugo Chávez se manifestó contra todo intento de invasión contra Irán. Mientras los venezolanos, tras remontar un golpe de Estado dirigido por los Estados Unidos, en coordinación con el poder-fáctico mediático-empresarial venezolano, recibieron la solidaridad de pueblo y gobierno iraníes. Esta alianza preocupa a la inteligencia americana, Hillary Clinton argüía macabramente, que en Nicaragua los iraníes construían una megaembajada destinada a interferir en los países de la región, es un supuesto, que derivó en mentira, igual que la de Busch sobre armas de destrucción masiva en Irak, pero que deriva en acciones militares que dejan de ser preventivas para volverse ofensivas contra los pueblos de nuestra América.
Thierry Meyssan, periodista y escritor presidente de la Red Voltaire, publica un análisis mesurado de este hecho: “La secretaria de Estado, Hillary Clinton, expresó públicamente inquietud por la construcción de una megaembajada iraní en Nicaragua. Ante las cámaras de las cadenas televisivas estadounidenses, varios “expertos” disertaron, posteriormente, sobre las operaciones militares secretas que los Guardianes de la Revolución iraníes estarían preparando en América Latina contra los intereses estadounidenses e israelíes.
Pero de pronto, el Washington Post reveló en su edición del 13 de julio del 2009, que la construcción de la megaembajada nunca existió. Y que no se trata de una exageración o de una deformación sino de un puro invento. Durante los últimos años, Irán abrió seis nuevas embajadas en América Latina, donde ya disponía de cuatro. Eso representa en total diez embajadas para 33 países latinoamericanos. En Managua, Irán está representado por un embajador que vive con su esposa en un apartamento alquilado. Nada de “extraños diplomáticos que van y vienen” y menos todavía de consejeros militares.
Ante la lluvia de preguntas, el vocero del Departamento de Estado, Ian Kelly, no tuvo más remedio que batirse en retirada. Pero en vez de reconocer el error de la señora Clinton, se regocijó por la buena noticia de que no exista una megaembajada iraní en Managua, aunque Estados Unidos no es precisamente el más indicado para aconsejar a nadie en cuanto a las proporciones de sus representaciones diplomáticas. Y cuando le preguntaron con quién había verificado la secretaria de Estado aquella falsa información, el señor Kelly trató de desviar la atención hacia un universitario estadounidense detenido en Irán. Después de todo, poco importa la veracidad cuando lo importante es reafirmar que los iraníes son peligrosos.
Recordemos la época cuando George Bush denunciaba un imaginario pacto militar antiestadounidense entre Irán, Irak y Corea del Norte, el famoso “Eje del Mal”. Es verdad que en Washington los dirigentes son otros, pero los métodos siguen siendo los mismos.” (Diario Granma, La Habana 24/05/09).
A Hilliary Clinton le han salido envenenados colmillos, los que quiere enterrar en el corazón rebelde de Latinoamérica trabajadora. Les preocupa este movimiento social-popular que emerge en procesos electorales que se combinan con grandes movilizaciones y que se niega a poner los muertos en una guerra que, de antemano, esperan ansioso los monopolios empresariales dedicados a la industria militar, la que requiere alimentarse, como en México con el espurio Felipe Calderón que como bien explican Arnaldo Córdova y Gilberto Balam, han ido militarizando todas las esferas de la vida política en aras del “combate contra el narcotráfico”, de suyo intencionalmente o estratégicamente ineficiente y tan teatral (como la arenga bravucona del Secretario de Gobernación o del presidente espurio haciendo guardia ante féretros de militares caídos de muy dudosa reputación, cuando en su haber con gobernadores como Ulises Ruiz, Peña Nieto, Bourns, Lázaro Cárdenas Bartel, los muertos son los trabajadores y sus familias, son asesinatos abiertos o encubiertos, que se suman a la impunidad y la campaña de terror contra los movimientos sociales, mientras los narcos se asocian con políticos y empresarios prominentes).
Las armas de la institución militar han sido fuerzas represivas certeras contra los movimientos políticos y rebeliones, como la de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), las Juntas de Buen Gobierno, los campesinos y trabajadores de San Salvador Atenco, los mineros de Lázaro Cárdenas, los maestros democráticos de la CNTE, la lucha contra el fraude donde muestran su fuerza mortífera contra los enemigos del neoliberalismo. Lo mismo hace Álvaro Uribe en Colombia, otrora la más importante sede del imperio de los narcos —que siguen activos y creciendo— mientras libran una guerra contra los movimientos sociales y sus pueblos. Los narcos se han asociado y extendido en México y por todos los países de la región, sobre todo con los gobiernos neoliberales que quedan, que ya son pocos, es un eje formado por Colombia-México-Honduras-Estados Unidos, todos contra la voluntad de sus pueblos a los que contienen con terror mediático y represión militar.
Los neoconservadores-neoliberales han abierto ahora otro frente en la guerra contra la verdad: es la Iranian Connection en América Latina, señala Thierry Meyssan.
“El bloque revolucionario latinoamericano (Cuba, Bolivia, Ecuador, Honduras, Nicaragua, la República Dominicana y Venezuela) y el bloque revolucionario del Medio Oriente (Irán, la resistencia libanesa, la resistencia palestina y Siria) han emprendido un proceso para burlar las restricciones que Estados Unidos les impone y crear instituciones internacionales alternativas a las que se encuentran bajo el control de Washington. La desinformación consiste en hacernos creer que esos Estados y grupos políticos, que desarrollan una política inspirada en el Movimiento de Países No Alineados, tienen un plan expansionista y una agenda militar secretos.”
Lo asombroso es la defensa que los pueblos hacen con las más diversas formas de lucha para la resistencia, que va consolidando palmo a palmo bastiones políticos que se fortalecen con la experiencia en la movilización, que desechan el fatalismo histórico que ha petrificado a una parte importante de los “intelectuales de izquierda”, que se han ido acomodando para servir cada vez mejor a la ultraderecha. No sé si quieren confundir con el “populismo social”, que emerge como forma autogestionaria para resolver la falta de partidos y organizaciones políticas capaces y revolucionarias que no caigan en el garlito de los fragmentos irreconciliables, las verdades absolutas de los supremos pensadores que de humanistas tan radicales, han pasado a la más inhumana condición de la cómoda y critica indiferencia.
Condenaron a Cuba y supusieron que quedaría aislada con el ascenso de los gobiernos neoliberales, que resultaron corruptos, ineficientes, violentos, reaccionarios con ínfulas monárquicas colocando a sus pueblos en el quicio de la más terrible miseria, con una izquierda desarticulada, fragmentada atomizada, ungida como suprema inquisidora del populismo y de las formas elementales de la resistencia social que no comprenden a los viejos sabios y que se torna por su cuenta creativa. Nada volverá a ser igual, se percibe la fuerza de una nueva era si somos capaces de unir todo lo que de lo viejo sirve con todo lo que se crea, a partir de esta realidad. En Honduras la lucha no acaba con la restitución del presidente Zelaya, sino con las reformas sociales planteadas por los trabajadores, mujeres, maestros y productores hondureños.

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