lunes, agosto 31, 2009

Murieron en el seno de la Iglesia

Hidalgo y Morelos

MÉXICO, D.F., agosto 30 (SUN).- La Iglesia católica en México pidió una “corrección de actas”, es decir, una “corrección a los libros de texto” para difundir que los llamados Padres de la Patria, Miguel Hidalgo y Costilla y José María Morelos y Pavón, no murieron excomulgados como hasta ahora se ha afirmado, ya que al acudir a un confesor católico antes de su ejecución se “reconciliaron con la iglesia”. Después de realizar un estudio a los archivos históricos del proceso que juzgó a ambos héroes de la Independencia, a petición de la Cámara de Diputados, Gustavo Watson Marrón, director del Archivo Histórico del Arzobispado y de la Basílica de Guadalupe, asegura que “no hay razón para levantar la excomunión” en contra de los dos sacerdotes, puesto que previo a su ejecución y muerte, aseguró, ambos se sometieron al proceso de confesión para “prepararse a morir cristianamente”, y con eso quedó sin efecto la excomunión decretada por el Obispo de Michoacán.

De acuerdo con los estudios de la Iglesia, ocho días después del inicio de la lucha de independencia (24 de septiembre de 1810) el obispo electo de Michoacán, Manuel Abad y Queipo, promulgó el edicto que declaraba que Hidalgo había incurrido en excomunión por “haber atentado contra la persona y libertad del sacristán de Dolores, del cura de Chamacuero y de varios religiosos del convento del Carmen de Celaya, aprisionándolos y manteniéndolos arrestados”. En tanto que en el caso de José María Morelos, la excomunión la dictó el mismo Abad sólo que el 22 de julio de 1814. En ambos casos, dice el estudio de la iglesia, previo a su muerte se les proporcionó la ayuda de un confesor para poder “reconciliarse” y poder recibir los servicios mortales para los católicos. Luego en el proceso que juzgó en términos civiles y eclesiásticos a Hidalgo en Chihuahua, previo a su fusilamiento, el propio Padre de la Patria reconoció su participación en la ejecución de “europeos y criollos” en Valladolid (sesenta) y en Guadalajara (350). Aunque en el caso de Morelos, el documento no detalla los argumentos bajo los que recibió sentencia de muerte, dice, al igual que en el caso de Hidalgo, recibió apoyo religioso. Mientras que la excomunión en el caso de Hidalgo fue retirada mediante la confesión, en el caso de Morelos, esta sanción de la Iglesia fue retirada por las declaraciones de los testigos que lo vieron rezar durante su traslado hacia San Cristóbal Ecatepec -donde fue fusilado—, pero también por su visita a la Iglesia del Pocito, en la Villa de Guadalupe, en donde incluso hay una placa. Watson Marrón también comentó que a pesar de que en el Tribunal de la Santa Inquisición había acusaciones en contra de Hidalgo por sus opiniones, el proceso de la Inquisición se sobreselló ante la muerte del cura. Por lo tanto, afirmó, Hidalgo y Morelos, “murieron dentro de la iglesia católica y murieron como sacerdotes; por lo tanto, no hay razón para pedir que se les levante la excomunión porque ya se les hizo en el momento en el que se confesaron”, señaló Watson Marrón. Ante la petición de los diputados del PRI y PRD en octubre de 2008, a través de un punto de Acuerdo, el sacerdote Watson Marrón descartó que se pueda entregar un documento que solicite retirar algo que no existe. Atribuyó que la confusión de la excomunión debe originarse porque ambos próceres de la Patria murieron “degradados” por la iglesia católica. Aunque dice que existen “versiones populares que carecen de sustento” para sostener que ello implicaba raspar las manos y la cabeza, lo único que se tiene es una sentencia en el caso de Morelos que consistió en retirarle sus “beneficios, oficios y ejercicio del orden”, además de quitarle las vestiduras sacerdotales. Gustavo Watson informó que se necesita difundir este conocimiento y aclarar que ya está publicado desde hace muchos años y que está a disposición de quien lo quiera leer. Agregó, que retirar la “degradación” por parte de la iglesia no corresponde debido a que esa práctica desapareció a principios del siglo XIX.

RAYUELA
¿Cómo serán de graves los errores en los libros de texto de la SEP que hasta el clero pone el grito en el cielo?

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