viernes, septiembre 18, 2009

Columna Asimetrías. Presupuesto y Simulación

Por Fausto Fernández Ponte




18 septiembre 2009
"¿Por qué me cuestionan a mi? Ustedes, señores (as) diputados (as), tienen el
poder de cambiar el presupuesto, que se ejerce como lo modifiquen".

Agustín Carstens Carstens.

I

Comentar acerca del presupuesto de Ingresos y Egresos de la Federación de los (31) Estados Unidos Mexicanos para 2010 no merecería mayor espacio fuese no por la simple razón de que ésta vez trasciende lo coyuntural. No es un asunto pueril.

Ésta precisión es necesaria dada la abundancia de temas atañederos a la realidad económica, política, social y cultural que reflejan con urgencia la secuela insoslayable del proceso de descomposición rampante del poder político del Estado mexicano.

Y esa realidad es no sólo lacerante, sino que éste atributo la torna abrumadora para casi todos los mexicanos, incluyendo aquellos que forman parte de las 39 familias, sus socios y operadores y epígonos que se ostentan dueños de México.

Mas el tema del Presupuesto va más allá de la aprobación ritual, contenciosa incluso, de medios y arbitrios del ingreso de recursos financieros y cómo gastar éstos pensaríase que para satisfacer necesidades del pueblo. No siempre suele ser así.

Señálese que el vocablo Presupuesto es participio pasado del verbo presuponer; es, pues previsión, en el ámbito financiero, de los ingresos y egresos de una persona o institución durante un período establecido, un año por norma.

El Presupuesto resulta, en consecuencia, en un verdadero plan de acción político y administrativo. Los ingresos y egresos previstos señalan la meta que el Estado se propone alcanzar. Allí están sus prioridades.

Y allí está la asignación de recursos. Ambas --prioridades y asignación de recursos-- reflejan con fidelidad más que cualquier discurso la orientación ideológica verdadera de un Estado o, por lo menos, del poder político de éste.

II

Entendido de esa guisa el proceso de identificación de prioridades y asignación de recursos, emerge sin equívocos que la ideología dice lo que hay que hacer y para quién hay que hacerlo desde el poder político.

Por ello, el Presupuesto es la expresión fidedigna de la naturaleza, composición y vocación ideológica del poder político (el gobierno) del Estado. En el caso mexicano, ello es dramáticamente obvio.

El Presupuesto de Ingresos y Egresos de un Estado es la expresión ideológica más fiel de éste o, por decirlo con exactitud semántica y precisión sinctáctica, del poder político de dicho Estado. El Presupuesto enuncia cuál es su filosofía.

Y éste, en su turno, exhibe también cuál es la naturaleza política del proyecto de país --llamado igualmente proyecto de nación-- que el poder político del Estado trata de establecer o, en el caso de México, consolidar definitivamente.

Pero ese proyecto es inviable, objetivamente discernido (por las herramientas de las ciencias del conocimiento) y a la luz de sus consecuencias antisociales --que todos los mexicanos sufrimos hoy-- y, sin embargo, se insiste en consolidar.

Esa insistencia es nítida e inequívocamente visible en la propuesta del Presupuesto del Poder Ejecutivo --representado de facto por Felipe Calderón-- y sugiere un haz de interrogantes suspicaces y angustiosas de la ciudadanía.

Empero, las propuestas presupuestales del señor Calderón orientadas a consolidar un proyecto de nación, si bien son cuestionadas por algunos personeros del Legislativo, no son detenidas por éste como parte del poder político del Estado. No.

III

Hay complicidad, pues, entre el Legislativo y el titular del Poder Ejecutivo y sus secretarios --como el señor Carstens, de Hacienda, citado en el epígrafe de la entrega de hoy-- con respecto al proyecto de país que inténtase consolidar.

La complicidad tiene un agente orgánico de cohesión: las afinidades filosóficas, ideológicas, políticas, culturales y de intereses materiales o tangibles, y sobreentendidos propios del poder político del Estado.

Éste poder político, como bien sabríalo el caro leyente, se ha abrogado para sí atributos propios del elemento constitutivo principal del Estado, el pueblo, tergiversando el corrtelato entre mandante y mandatario. El pueblo ya no es el mandante.

Lo opuesto. El que manda es el poder político (y dentro de éste, dos facciones de una misma mafia en disputa feroz por el control del Estado) que debiere subordinarse al pueblo. El correlato actual es aberrante: el pueblo ha sido secuestrado.

Y bajo esa condición abducida, el pueblo está oprimido. La propuesta de Presupuesto de Ingresos --más impuestos-- y Gasto (que aumentará) del Estado lo señala ominosamente. Los legisladores que se opondrían (unos 50) apenas son oídos.

¿Por qué insisten los personeros panistas del poder político del Estado ante sus contrapartes priístas en un Presupuesto de Ingresos y Egresos de naturaleza tan opresiva y, por ello, antisocial? ¿Por cortedad de miras? ¿Ineptitud? ¿Vena suicida?

La experiencia histórica de hace siglos --199 años en nuestro caso-- nos ha dado ya la respuesta a ese por qué que nos inquieta. El poder político del Estado no representa al pueblo, al que ha traicionado. Ello, empero, es duro de aceptar.

ffponte@gmail.com

www.faustofernandezponte.com

Glosario:

Proyecto de país, proyecto de nación, proyecto de Estado: propósito estratégico de una forma de organización económica, política y social e incluso cultural diseñado y aplicado conforme a premisas filosóficas identificadas. En el caso de México, el proyecto es neoliberal, que privilegia draconianamente la rectoría, planificación y orientación económicas del país (o nación o Estado) cedidas unilateralmenrte a particulares y consorcios trasnacionales en agravio de los intereses sociales.

Treinta y nueve familias dueñas de México: según la publicación estadunidense "Common Sense", especializada en economía política, la economía mexicana está controlada por los miembros de 39 grupos o "familias" de oligarcas, entre quienes figuran familiares consanguíneos y extendidos propiamente, socios, operadores y aliados en el poder político del Estado mexicano. El Centro de Estudios Estratégicos de Estados Unidos identifica a una oligarquía financiera-empresarial-industrial-comercial muy poderosa en la que figuran políticos.

Lecturas recomendadas:

Los amos de México, de Jorge Zepeda Patterson. Editorial Planeta.
Los intocables, de Zepeda Patterson. Planeta.

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