viernes, noviembre 20, 2009

EDITORIAL. Trabajo para los diputados (cuando regresen)

Año 8, número 3174
Viernes 20, noviembre del año 2009

Son varios los informes que han llegado a esta redacción relatando los allanamientos de morada que han sufrido ciudadanos comunes que, sin más, ven su casa asaltada por encapuchados que aterrorizando con gritos e insultos y apuntando con armas a la familia, llegan, ponen todo de cabeza, y con la misma, se van.

La gente, agredida en horas de la madrugada, por lo que cuando vienen a darse cuenta de la intromisión es porque el asalto ha comenzado y no da tiempo ni de ponerse una bata (griterío de niños y toda la cosa) ignora si es un secuestro, un asalto, o una pesadilla.

Relata uno de los agredidos, en este caso una mujer, que habiéndose divorciado y queriendo “cambiar de aires”, se fue con sus hijos a vivir a la casa de un tío, que solo la usaban para las vacaciones en algún lugar de playa. Cuando en altas horas de la noche se despertó sobresaltada por un fuerte golpe, que después supo, se produjo cuando más de una docena de encapuchados derribaron la puerta de entrada.

Casi desnuda, sin permitirle cubrirse, la obligaron a tirarse boca abajo mientras sus hijos gritaban, ella gritaba y todo era un caos. En un santiamén, los encapuchados voltearon la casa de cabeza, tiraron todo, abrieron todo y aparte de groserías, insultos y amenazas, solo escuchó decir que uno dijo: ¡Nada! Y con la misma, se fueron.

Corrió hacia sus hijos, con la consabida escena que fácilmente se puede intuir, y escuchó como se marchaban en varios coches. Al serenarse y después de hablar con su tío para explicarle lo que había sucedido, llamó a la policía.

Conclusión. Después de que el tío, que resultó influyente, indagara sobre los hechos, se supo que fue un comando de la Policía Federal, que actuó por un pitazo de que en esa casa, siempre sola, de pronto había mucho movimiento. Y sospechando fuese una “casa de seguridad”, actuaron.

¿Y los daños, el susto, la humillación; qué? ¡Pues nada!, como hoy hace 209 días que vivimos en un “Estado de Excepción”, que impuso don Felipe tomando como motivo la mentada Influenza (hoy a la distancia suena como de risa) ni levantar acta.

Sería bueno que cuando regresen los señores diputados de sus más que merecidas vacaciones, a alguno se le ocurriera preguntar hasta cuándo y hasta dónde se quiere llevar la Presidencia el “Estado de Excepción”.

http://www.diariolibertad.org.mx/diario/index.php

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