miércoles, diciembre 09, 2009

La mafia de Hank Rhon, copa a la CNDH

Jorge Hank Rhon, padrino del ombudsman nacional

Jorge Hank Rhon, exalcalde de Tijuana y frustrado candidato a gobernador de Baja California, maniobró junto con el senador Fernando Castro Trenti para convertir en ombudsman a Raúl Plascencia. En pago, varias oficinas clave fueron entregadas a hombres cercanos al hijo del profesor, algunos de ellos con historias densas.

TIJUANA, BC.- Empresario del juego, acusado públicamente de tener presuntos nexos con negocios ilícitos, entre ellos el narcotráfico y el lavado de dinero (Proceso 1424), Jorge Hank Rhon se convirtió en el principal impulsor de la candidatura de Raúl Plascencia Villanueva para presidir la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).
Oriundo de esta ciudad, egresado de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), donde se hizo famoso como porro junto con otros de sus actuales colaboradores, Plascencia Villanueva tuvo que cobijarse a la sombra de Hank Rhon y del senador Fernando Castro Trenti, excoordinador de la campaña de Hank, para convertirse en ombudsman nacional.
Aunque siempre se dijo que José Luis Soberanes Fernández, quien presidió la CNDH hasta noviembre último, era su principal apoyo, lo cierto es que Raúl Plascencia tenía otras cartas bajo la manga, entre ellas al hijo del profesor Carlos Hank González y a varios de sus excompañeros de la Facultad de Derecho de la UABC, como Roberto Carrillo, quien figuró como operador de su candidatura a la presidencia de la CNDH y a quien en 1995 se le vinculó con el cártel de Tijuana, según narra Jesús Blancornelas en su libro El Cártel.

Las alianzas

Tras perder la gubernatura de Baja California, derrota que en buena medida fue producto de su mala fama y de la corrupción que marcó su paso por el ayuntamiento de Tijuana –protección policiaca al crimen organizado, tráfico de influencias y derroche del erario (Proceso 1726)–: Jorge Hank Rhon desapareció del escenario político, pero discretamente maquinó un plan para llevar a la presidencia de la CNDH a Raúl Plascencia y colocar a su gente más cercana en puestos clave.
El proyecto comenzó a mediados de este mismo año, poco después de que el exalcalde de Tijuana, propietario de las casas de apuestas Caliente, hizo las paces con Castro Trenti, a quien culparon de su derrota en 2007.
El encono entre ambos se desató cuando el panista José Guadalupe Osuna Millán (actual mandatario estatal) fue declarado gobernador electo. Según fuentes consultadas en esta ciudad, Castro Trenti se había distinguido como “empleado incondicional de Hank” y lo demostró al fungir como el principal gestor para desaparecer la llamada “Ley Antichapulín”, que impedía a Jorge Hank ser candidato a la gubernatura cuando aún era presidente municipal.
Pero la derrota de Hank Rhon desató la bronca: él y su asesor, Eduardo Bernal, acusaron a Castro Trenti de haber vendido la candidatura priista al PAN y de no orquestar una supuesta maniobra, negociada al interior del Instituto Estatal Electoral, para que se dispusiera de varios miles de votos que beneficiarían al abanderado del partido tricolor.
“Eres un traidor, hijo de puta”, le dijo Bernal a Castro en una reunión realizada después de que Osuna Millán fue declarado ganador de la elección. Hank Rhon no se confrontó personalmente con su coordinador de campaña, pero, a su estilo, le mandó decir que se cuidara. Semanas después, Castro Trenti habría escuchado rumores de que Hank lo quería asesinar. Entonces tomó sus previsiones, como contratar un grupo de escoltas y adquirir dos camionetas con un blindaje de nivel cinco –uno de los más altos en el mercado de las corazas– para su seguridad personal y la de su familia. Hasta la fecha las utiliza cuando está de visita en Tijuana.
El coraje parece haberle pasado pronto a Hank Rhon. Así, cuando Mario Madrigal Magaña, dirigente del sindicato de los empleados del grupo Caliente y expresidente del Comité Directivo Estatal del PRI, acercó a Hank y a Castro Trento, ambos hicieron las paces, de acuerdo con dos fuentes consultadas por este semanario. Fue entonces cuando surgió el proyecto de apoyar a Raúl Plascencia para la presidencia de la CNDH.
Después de eso, Hank le habría pedido a Castro Trenti trabajar en el Senado de la República en favor de Plascencia Villanueva, a cambio de acercar al senador con el gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, con quien el exalcalde de Tijuana mantiene una estrecha relación.
Realizado el pacto, comenzó la tarea de cabildeo en el Senado de la República. Hasta las oficinas de Castro Trenti llegó un personaje enviado por Hank que resultó clave en el impulso de la candidatura de Raúl Plascencia: Roberto Carrillo García, exporro de la UABC, quien en 1995 fue relacionado con el cártel de Tijuana.

Los hombres de Hank

Tras el nombramiento de Raúl Plascencia como ombudsman, el 5 de noviembre último, Hank Rhon acercó a sus piezas, entre ellos a Carrillo García, conocido como El Sapo, quien aspiraba a la dirección General de Asuntos Jurídicos de la CNDH.
Roberto Carrillo tiene una larga historia plagada de claroscuros. Estudió en la UABC a finales de los setenta y fue agente del Ministerio Público Federal en varias plazas del país. Su paso por la PGR lo ligó a escándalos por corrupción.
Sus inicios en la escena pública se remontan al lado de sus amigos Mario Madrigal Magaña, exdiputado del PRI, líder sindical del grupo Caliente y hombre cercano a Hank Rhon; José María Lozano García, síndico en la administración municipal de Hank en Tijuana, y Luis Arturo Valdés Otóñez, El Donas, excoordinador de delegaciones municipales de Jorge Hank, desaparecido desde enero de 2008.
Juntos crearon un grupo de choque al servicio del PRI de Tijuana, que fue utilizado lo mismo para golpear a opositores que a líderes de colonos críticos de los gobiernos priistas.
El trabajo sucio fue recompensado: algunos ocuparon importantes cargos federales, varios se beneficiaron con negocios y fortunas rápidas y otros aparecieron en puestos clave dentro de la Procuraduría General de la República (PGR).
Uno de ellos fue precisamente Roberto Carrillo, quien durante el sexenio de Carlos Salinas se desempeñó como agente del Ministerio Público hasta 2001, cuando su amigo, Otal Namur, fue designado comandante de la policía de Tijuana. Entonces Carrillo se desempeñó como su secretario técnico, pero el Ejército puso fin a su carrera policiaca: fue detenido y relacionado con el cártel de Tijuana.
En su libro El Cártel (Plaza/Janés 2002), Jesús Blancornelas escribió:
Lo recordé cuando supe de los manipuleos de dos agentes del Ministerio Público Federal: Roberto Carrillo García y Armando Moreno García; despachaban en Tapachula allá por 1995. Empezaba, para más señas, septiembre; entonces la Policía Judicial Federal confiscó 500 kilos de cocaína, pero estos señores le dieron un pellizquito al cargamento; se quedaron con 20 kilos. Como ellos no la podían vender, llamaron a quien sí lo haría: Emilio Valdés Mainero, en Tijuana (entonces brazo operativo de los Arellano). Dicho y hecho; este hombre mandó a Juan Carlos Sánchez Díaz y Alejandro Hodoyán Palacios para cerrar el trato.
Lo malo fue cuando éstos viajaron hasta Tapachula, los fiscales los recibieron con un ‘¿Y ahora ustedes qué traen?’ La respuesta fue ‘¿Cómo que qué?’, explicándole: ‘Emilio nos mandó’. El licenciado Carrillo, campechano y rayando en la prepotencia, contestó: ‘Ah, qué Emilio. Hace una semana le dije y apenas vienen’; y en pocas palabras aclaró: la mercancía fue vendida. ‘Díganle a Emilio que cuando tenga buenos asuntos nos llame. Y cuando nosotros los tengamos, venga pronto o manden los billetes por adelante, para que no vuelva a suceder lo de hoy’.
(…) Hodoyán conoció a Carrillo cuando estudiaba en la Universidad Autónoma de Baja California, campus Tijuana; era uno de los porros más populares; luego Emilio Valdés ingresó a esa escuela y se hicieron amigos. Entonces el director de la escuela de derecho era el licenciado José Luis Anaya Bautista. La vida los uniría más tarde: Emilio asociado al cártel Arellano Félix; Anaya, procurador de Justicia del Estado. Hay una referencia en actas oficiales federales: cuando lo nombraron en 1995, Valdés Mainero dijo a Ramón y Benjamín (Arellano Félix): No habrá problema con él. Lo conozco, afirmando que jalaría con ellos. Hay referencias a reuniones con la respuesta del nuevo procurador: Está bien. Nada más ‘no calienten la plaza’. El candado fue cerrado cuando Carrillo (García) ocupó la Agencia del Ministerio Público, trabajando de acuerdo con el cártel Arellano Félix.
En la comida china recordaron cuando Carrillo (García) fue líder de la Federación Estudiantil, y al graduarse nombraron como padrino de generación al comandante de la Policía Judicial Federal Guillermo Salazar Ramos, para variar, otro colaborador de los Arellano. Y luego cuando la investigación del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, Carrillo informaba a Valdés sobre los movimientos al interior de la PGR.

Las piezas

Daniel Romero Mejía, también relacionado con Hank Rhon desde que fue lanzado por el PRI como candidato a la presidencia municipal de Tijuana, es otra de sus piezas dentro de la CNDH. El 16 de noviembre último, a petición de Jorge Hank y del senador Fernando Castro, el titular de la CNDH, Raúl Plascencia, lo nombró tercer visitador.
En Tijuana, Romero Mejía tiene fama de “coyote”, gestor de negocios, y se distingue por ser habilidoso en el oscuro mundo del tráfico de influencias.
Al igual que Roberto Carrillo, también tiene una larga historia dentro de la PGR: en 1991 fue coordinador del Programa Nacional de Bienes Asegurados, más tarde fungió como agente del Ministerio Público Federal, y entre 1993 y 1994 fue funcionario de la dirección de Coordinación Política con Estados y Municipios de la Secretaría de Gobernación.
Es licenciado en Derecho por la UABC (generación 1979-1983). Ahí conoció a Carrillo García, José Lozano (síndico en la administración de Hank Rhon) y Raúl Plascencia, entre otros, cuando fueron miembros de la Federación Estudiantil de Baja California, donde sobresalieron como porros.
Aunque nunca ha dirigido una empresa propia, Romero Mejía fue presidente del Consejo Coordinador Empresarial de Tijuana (2005-2006); presidente del Consejo Nacional de la Industria Maquiladora, miembro del Consejo de Administración de la Comisión de Agua Tijuana-Tecate, miembro del Consejo de Preliberados de Baja California y funcionario de la Comisión de Lucha contra el Contrabando de la Oficina de Políticas Públicas de la Presidencia de la República (2003-2005).
Como parte de este equipo político que llegó a la CNDH con Raúl Plascencia, y que también está identificado con Jorge Hank, también figura Jesús Velasco, quien fue nombrado director adjunto de Comunicación y Proyectos.
Oriundo del estado de Sinaloa, Jesús El Chuy Velasco trabajó en Migración y en la PGR en la época de mayor corrupción en ambas dependencias.
Surgió a la sombra de Miguel Limón Rojas, exsubsecretario de Migración y exsecretario de Educación Pública durante el sexenio de Carlos Salinas. De igual forma, está relacionado con Heriberto Galindo Quiñones, quien fue director del extinto CREA, diputado federal y embajador de México en Cuba.
Sobre Jesús Velasco pesa un antecedente: cuando fue subdelegado de Migración en el aeropuerto de Tijuana “era ampliamente conocido cómo bajaban los aviones en esa terminal aérea cargados de indocumentados”, según publicó la prensa local a principios de los noventa.
Más tarde, entre 1994 y 1996, fue vocero de la PGR en la delegación estatal de la PGR con sede en Tijuana. En 1996, Luis Antonio Ibáñez Cornejo, compadre del exprocurador Antonio Lozano Gracia, fue nombrado delegado estatal de la PGR en Baja California.
Entre comandantes y policías federales se conoce una de las habilidades de Velasco para mantenerse en el cargo: se hizo compadre de varios comandantes, quienes siempre abogaban por él a fin de que no fuera despedido. La salida de Ibáñez Cornejo, en 1996, tuvo consecuencias para Velasco, quien perdió a uno de sus “padrinos” políticos: Ernesto Ibarra Santés, quien fue ejecutado en la Ciudad de México por un comando armado al servicio de los Arellano Félix.
Lozano Gracia rescató a su amigo, Luis Antonio Ibáñez, y éste, a su vez, a su vocero, Jesús Velasco: ambos fueron ubicados en el Instituto Nacional para el Combate a las Drogas (INCD), desaparecido poco tiempo después tras la detención del general Jesús Gutiérrez Rebollo, acusado de servir a la organización entonces encabezada por Amado Carrillo Fuentes, El Señor de los cielos.
Cuando Jorge Hank Rhon fue designado candidato del PRI a la alcaldía de Tijuana, Jesús Velasco apareció como coordinador de imagen de Hank, donde trabó amistad con el actual senador Fernando Castro Trenti, impulsor de la candidatura de Raúl Plascencia a la presidencia de la CNDH.
Tras el triunfo de Hank, Velasco fue nombrado asistente de la dirección de Gobierno Municipal, donde también despachaban Roberto Carrillo y Ariel Lizárraga. Tiempo después, Mario Madrigal –quien es compadre de Raúl Plascencia– fue designado presidente del PRI estatal y Velasco ocupó la cartera de secretario general de ese partido. Antes fue jefe de prensa, con el apoyo de Madrigal, del Grupo Caliente, propiedad de Jorge Hank.
Aunque el presidente de la CNDH no ha realizado todos los nombramientos, entre la clase empresarial y política de Tijuana ya se menciona a otro personaje que podría ser llamado por Plascencia en las próximas semanas. Se trata de René Molina, a quien lo mismo se le identifica con Hank que con el político yucateco Emilio Gamboa Patrón, exsenador de la República y exdiputado federal priista.

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