jueves, enero 07, 2010

PAN, Ante el abismo electoral

En el arranque de 2010 y con el país hecho un desastre, originado por la ineptitud manifiesta de los panistas para dirigirlo, el partido del presidente Calderón, con su amigo César Nava al frente, se enfrenta a la seria posibilidad de ratificar sus derrotas en los estados donde el PRI arrasó con las diputaciones federales en las elecciones de julio pasado. Con base en esos resultados y datos de encuestas públicas, las expectativas de triunfo del PAN pueden quedar limitadas a Tlaxcala y, si acaso, Aguascalientes.


Después de padecer en 2009 la peor debacle electoral de su historia de siete décadas, que ratificó la tendencia a la baja iniciada tras los impugnados comicios presidenciales de tres años antes, y en un contexto de crisis económica, alza de impuestos y violencia incontrolada, el Partido Acción Nacional (PAN) afronta un panorama aciago para el mítico 2010.
Pese a los ajustes que el Comité Ejecutivo Nacional del PAN ha hecho en la estrategia electoral, como la creación de una Secretaría General Adjunta de Elecciones y el envío de delegados especiales a los 12 estados donde se elegirá gobernador, los datos numéricos y las políticas del gobierno de Felipe Calderón perfilan un nuevo rosario de derrotas.
Por ejemplo, de los 12 estados donde se elegirá gobernador a lo largo del año, en nueve el PAN no ganó una sola diputación de mayoría en las elecciones federales de julio de 2009, en dos –Veracruz y Puebla– el predominio priista es casi total y en uno –Hidalgo– retrocedió hasta el cuarto lugar, detrás inclusive del Partido Nueva Alianza (Panal), de Elba Esther Gordillo, que cogobierna con Calderón.
De los dos estados que gobierna y en los que habrá elecciones para gobernador, las encuestas pronostican que el PAN únicamente retendría Tlaxcala –cuyos tres distritos federales ganó– y daría una cerrada batalla en Aguascalientes –donde triunfó en dos de los tres distritos– ante el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que se perfila como el principal ganador en 2010.
Los malos augurios para el PAN, con base en las cifras de las elecciones previas y las encuestas que se han difundido, comienzan con las primeras elecciones del año, en Yucatán: aunque no se elegirá gobernador, Mérida, la capital, ha sido un histórico bastión panista que, tras dos décadas de gobierno, se anticipa que será reconquistado por el PRI.
Fue en Yucatán donde comenzó, en las elecciones de mayo de 2007, la caída del PAN en el sexenio de Calderón, quien presuntamente entregó la gubernatura al PRI mediante la intervención del fallecido Juan Camilo Mouriño, según denunció públicamente Manuel Espino, entonces presidente del PAN.
De hecho, poco después de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) le confirió a Calderón el cargo que ostenta, el PAN comenzó su desplome en las elecciones estatales de Tabasco y Chiapas, donde inclusive hizo campaña a favor del PRI.
Y luego de 24 procesos electorales entre 2006 y 2008, con Espino y Germán Martínez como presidentes, el PAN perdió un total de 2 millones 11 mil votos, una tendencia que se aceleró en 2009 con las derrotas en la Cámara de Diputados, las gubernaturas de San Luis Potosí y Querétaro, así como plazas clave como Guadalajara, Naucalpan, Tlalnepantla, Cuernavaca, Toluca...

La era Nava

Con ese negro panorama electoral, sólo atenuado con la conquista del gobierno de Sonora –en buena medida por el repudio al priismo que generó la tragedia en la guardería ABC que sigue impune–, es que César Nava, quien sustituyó a Germán Martínez en la presidencia del PAN, comenzó a reorganizar su partido para evitar el colapso electoral en el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución Mexicana.
Con el estigma de haber sido impuesto por Calderón, como Martínez, Nava trató de paliar la inconformidad creando una “comisión de reflexión” que justamente identificó a las decisiones copulares y a la incompetencia del equipo electoral como algunas de las causas de la debacle.
Con Martínez se fue su equipo electoral integrado por Jorge Manzanera Quintana, secretario general adjunto; Alejandro Villalobos Bayón, secretario de Elecciones, y Javier Rodarte, secretario de Fortalecimiento Interno, socios de Desarrollo y Operación de Campañas (Docsa), la empresa que sigue haciendo campañas a candidatos panistas de todo el país.
Apenas el 7 de diciembre, y ante la negativa de varios panistas a responsabilizarse de la operación electoral, Nava propuso al CEN crear la Secretaría General Adjunta de Elecciones para Cuauhtémoc Cardona Benavides, quien tenía apenas unas semanas como secretario general adjunto para Asuntos Externos.
Sin experiencia en operación electoral, pero amigo de Calderón, Cardona comenzó el gobierno como subsecretario en la Reforma Agraria y luego también subsecretario de Gobernación, cargo al que renunció para coordinar la estrategia de campaña de Alejandro Zapata Perogordo, quien fue derrotado en San Luis Potosí.
El mismo día en que anunció el nombramiento de Cardona en la secretaría que se creó especialmente para él, Nava informó de la designación de “delegados especiales” del Comité Ejecutivo Nacional para cada uno de los estados donde habrá elecciones de gobernador en 2010 y, por su relevancia, en Mérida, con el fin sobre todo de evitar conflictos internos.
En Aguascalientes el delegado es Jorge Ocejo Moreno, exsecretario general del PAN y prominente miembro de la organización ultraderechista El Yunque, en el que milita el propio Nava; Fernando Elizondo, derrotado candidato a gobernador de en Nuevo León, se encargará de Chihuahua, y Durango estará a cargo de Guillermo Anaya, compadre de Calderón y senador como los otros dos.
Otros senadores tendrán misiones semejantes: Felipe González, exgobernador de Aguascalientes, estará encargado de Veracruz; Alejandro Zapata Perogordo, perdedor en San Luis Potosí, lo será en Zacatecas, y Luis Alberto Villarreal, aspirante a gobernador de Guanajuato, se encargará de Hidalgo.
Por su parte, la senadora Gabriela Ruiz del Rincón será delegada en Puebla; a Oaxaca fue enviado el diputado federal Roberto Gil; el senador Ulises Ramírez estará en Sinaloa; en Tamaulipas el diputado federal Arturo García Portillo, y Tlaxcala corresponderá a la diputada local Mariana Gómez del Campo, sobrina de Calderón. Sólo está pendiente Quintana Roo.
“Estos delegados especiales tendrán plenas facultades políticas para coadyuvar con los comités estatales en la conducción de los procesos tanto de precampaña como de campaña misma, y representan también una innovación que este Comité Nacional ha adoptado en razón también de las reflexiones y de las resoluciones del Consejo Nacional del pasado mes de septiembre”, expuso Nava.
Al cabo de 10 días de este anuncio, en el que quedó pendiente la designación de los responsables en Quintana Roo y en Mérida, Nava celebró este jueves 17 que los delegados especiales estén dando resultados:
“Ha sido un proceso satisfactorio el que llevamos hasta ahora, con una participación decidida de todos los liderazgos del partido a nivel local, en todos los casos hemos sumado a todos los precandidatos a las mesas de concertación, de diálogo y de acuerdos, y creo que esta es una experiencia que seguramente nos arrojará mejores resultados.”
Nava ha sido, inclusive, triunfalista ante los próximos procesos electorales: “Para las elecciones de 2010 vamos a competir para pelear y ganar en todas las gubernaturas en disputa, vamos a pelear todas y cada una de ellas. Vamos a ganar las dos gubernaturas que actualmente tenemos, que son Aguascalientes y Tlaxcala, y vamos a pelear para ganar las restantes.”
Añadió: “Estoy convencido que lo podemos hacer a partir de dos elementos fundamentales: la unidad interna en todos los casos y la selección de los mejores candidatos”.
Como parte de esta estrategia, Nava ha sostenido reuniones privadas con los aspirantes a candidatos a gobernador de sus estados para establecer pactos que eviten fracturas internas, como las que existen sobre todo en Aguascalientes, Tlaxcala, Veracruz, Puebla, Chihuahua y Tamaulipas.
Desde principios de diciembre se reunió con los aspirantes al gobierno de Sinaloa: Heriberto Félix, quien quedó descartado al ser designado secretario de Desarrollo Social; Alejandro Higuera, exacalde de Mazatlán, y el diputado federal Manuel Clouthier, quien se perfila como el candidato.
Luego se reunió con los precandidatos a Chihuahua: el diputado federal Javier Corral, los senadores Teresa Ortuño y Gustavo Madero, el exalcalde de Chihuahua capital, Juan Blanco, y su sucesor, Carlos Borruel, el más viable prospecto.
Como la elección del candidato será por elección abierta, a este elenco se sumó sorpresivamente Clarence Lamarr Jones Stubbs, expresidente municipal de Galeana y líder mormón que encabezó el movimiento por el secuestro de los hermanos LeBarón.
Nava reunió, también, a los aspirantes a Tamaulipas: el senador Julián Sacramento, el exalcalde de Reynosa Francisco Cabeza de Vaca, así como Ángel Sierra Ramírez, Luis Alonso Mejía y Ramón Antonio Sampayo.
A Zacatecas aspiran Luis Enrique Mercado, diputado federal y exdirector del diario El Economista; el senador José Isabel Trejo, y el alcalde de la capital, Cuauhtémoc Calderón. En Durango, los prospectos son los senadores Rodolfo Dorador y Andrés Galván.
En Puebla, después de la declinación del senador Humberto Aguilar, quedan Ana Teresa Aranda y Rafael Moreno Valle, expriista, allegado a Elba Esther Gordillo y quien se da como un hecho que será el candidato.
En Veracruz se perfila el expriista y también gordillista Miguel Ángel Yunes, pese a la inconformidad de los otros prospectos, Juan Bueno, Gerardo Buganza y Julen Rentería.
En Hidalgo y Oaxaca, donde está prácticamente descartada una alianza con la izquierda, no hay todavía aspirantes definidos, mientras que en Quintana Roo el más viable prospecto es el diputado federal Gustavo Ortega Joaquín, exalcalde de Cozumel y familiar del exgobernador priista Pedro Joaquín Coldwell, cuya hermana Addy milita en el PAN.
En los dos estados que gobierna, Aguascalientes y Tlaxcala, es donde más conflicto existe: en el primero, el gobernador Reynoso Femat pretende que sea el diputado federal Raúl Cuadra, pero tienen la oposición del senador Rubén Camarillo y Martín Orozco, quien encabeza las preferencias.
En Tlaxcala, la disputa es entre la senadora Rosalía Peredo, la diputada federal Perla López Loyo, la exdiputada federal Adriana Dávila, el diputado local Julián Velázquez Llorente, el secretario de Fomento Agropecuario, Antonio Velázquez, y el alcalde de Apizaco, Alex Ortiz.

Pocas expectativas

Con base en los resultados electorales recientes y algunas encuestas públicas, las expectativas de triunfo del PAN son muy remotas en la mayoría de los 12 estados donde se celebrarán elecciones para gobernador. En Yucatán, Chiapas y Baja California habrá comicios sólo para alcaldes y diputados, pero sólo en este último estado, que gobierna desde hace dos décadas, tiene posibilidades de éxito.
De hecho, en la primera elección de 2010, en Yucatán, que se celebrará el 16 de mayo, el PRI ya definió a sus candidatos y para Mérida postuló a la diputada federal Angélica Araujo, quien encabeza una planilla formada por mujeres y jóvenes, lo que contrasta con el pasmo del panismo que no define una candidatura que desdeñó inclusive la senadora Beatriz Zavala Peniche, primera secretaria de Desarrollo Social con Calderón.
Los 15 procesos electorales se desarrollarán de mayo a noviembre y el primer bloque de estados donde se elegirá a gobernador incluye a Chihuahua, Durango, Hidalgo, Quintana Roo y Zacatecas, que tendrán comicios el 4 de julio.
En Chihuahua, donde el PRI ganó los nueve distritos federales en las elecciones del pasado 2 de julio, la empresa Consulta Mitofsky reveló en noviembre que la preferencia electoral favorece a ese partido con 41% de la intención de voto, superando al PAN, que capta 19% de los apoyos, aunque 31% de los ciudadanos aún no define el sentido de su voto.
En Durango, el PRI ganó las cuatro diputaciones federales de mayoría y el gobernador Ismael Hernández Deras perfila como su sucesor al diputado federal Herrera Caldera, exalcalde de la capita
En Hidalgo, donde el PRI ganó los siete distritos en la elección de julio, el PAN retrocedió hasta el cuarto lugar y sus posibilidades de triunfo son remotas, mientras que en Quintana Roo se ubica en el tercer lugar de las preferencias y en Zacatecas su presencia tampoco anticipa una victoria.
El 1 de agosto, las elecciones para gobernador serán en Aguascalientes y Oaxaca. En esta última entidad el PAN tiene una presencia marginal y por eso apostó a una alianza con la izquierda para respaldar a Gabino Cué, senador de Convergencia y vinculado a Andrés Manuel López Obrador. Como es prácticamente imposible la coalición, cualquiera que sea el aspirante panista no tiene posibilidades de triunfo.
En Aguascalientes la competencia es cerrada entre el PAN y el PRI, según una encuesta de la empresa encuestadora Buendía y Loredo, levantada entre el 10 y el 13 de diciembre, que identifica a Martín Orozco como el panista mejor posicionado y a Gabriel Arellano, alcalde de la capital, como su contraparte en el priismo.
De acuerdo con esa empresa, el PAN y el PRI tendrían, cada uno, 40% de preferencias electorales, por 4% del PRD, el mismo porcentaje que el Partido Verde Ecologista de México, y 9% de indecisos.
La encuesta proporciona datos que benefician al PRI: el 39% de los encuestados opina que el próximo gobernador debería ser de un partido distinto al PAN; el 49% dice que el gobernador Luis Armando Reynoso ha hecho menos de lo que se esperaba en su gestión y 43% considera que el alcalde y prospecto priista, Gabriel Arellano, ha hecho lo que se esperaba de él.
El 5 de septiembre sólo habrá elecciones en Veracruz, donde el PRI ganó 17 diputaciones federales y cuatro el PAN en las elecciones de julio. Según una encuesta de Consulta Mitofsky, levantada en noviembre, el PRI tiene la primera posición con 45% de los ciudadanos que se identifican con él, en la segunda se ubica el panismo con 14%, mientras que el perredismo alcanza sólo 5% de la intención de voto.
Un mes después, el 10 de octubre, se celebrará la elección del gobernador de Sinaloa, donde el PRI ganó los ocho distritos federales y, de acuerdo con la encuesta de Mitofsky de noviembre, este partido tiene la delantera con 46% de la intención de voto, mientras que el PAN cuenta con sólo 22% de los posibles sufragios y el PRD suma apenas 4%.
Las últimas elecciones del año serán el 14 de noviembre en Puebla, Tamaulipas y Tlaxcala, donde se elegirá gobernador y sólo en esta última entidad se prevé el triunfo del PAN.
En Puebla, donde el PRI ganó 15 distritos electorales y uno solo el PAN, la más reciente encuesta pública Mitofsky para el estado, fechada en octubre, establece que el PRI aventaja en las preferencias de los ciudadanos con 41% de la intención de voto, mientras que el PAN obtendría la segunda posición con 18% de los apoyos, aunque 34% de la población aún no decide o no expresa el sentido de su voto.
En Tamaulipas, donde los ocho distritos federales los ganó el PRI, este partido cuenta con el respaldo de la mayoría de la población, según encuesta de Mitofsky del 19 de diciembre, que dio a este partido una amplia delantera con 50% de los ciudadanos, seguido del PAN con 18% y el PRD con apenas 2% de partidarios, si bien los ciudadanos que carecen de simpatías partidarias suman cerca de 28% de la población.
En Tlaxcala, donde el PAN triunfó en los tres distritos electorales federales, la propia oposición ha aceptado que ese partido tiene la delantera en la intención del voto y por ello se trata de articular, sin éxito hasta ahora, una alianza para postular un candidato común.
Los movimientos al interior de los partidos apuntan a una contienda entre mujeres: la diputada federal Perla López Loyo es la que se perfila como candidata del PAN y se prevé que enfrentará a la senadora perredista Minerva Hernández y a la diputada federal priista Lorena Cuéllar...

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