viernes, febrero 12, 2010

Que me perdonen las ratas de cuatro patas

María Teresa Jardí

Mientras el usurpador literalmente resguardado por los tres ejércitos, visita Juárez a lo largo de tres interminables, para él, minutos y porque no le queda más remedio. Al alimón, sale al quite su mujer, la Zavala, tan pulcros, ellos, los Zavala que hasta con un Hildebrando Zavala Gómez del Campo, como familia, se integran. Se ofrece, sin máculas, todo negociado, como candidato idóneo para acabar de machacar a la izquierda partidaria: Fernando Gómez Mont, con su renuncia. Qué bonito. El Circo en todo su esplendor. No sea que alguien se le ocurra querer saber cuáles son los bolsillos a los que van a dar los recursos no ejercidos incluso en materia de inseguridad pública. Porque estarán de acuerdo ustedes conmigo de que hablar de seguridad hoy en México es también otra burla. Ni la seguridad nacional, ni la pública ni la jurídica, existen ya ni como palabras vinculadas a la seguridad en el diccionario de la clase política de la exrepública. La Corte a modo sin empacho lo inconstitucional en constitucional convierte y la mujer usurpadora, queriendo encubrir la cobardía que aqueja al marido usurpador, ataca al mundo, incapaz de entender siquiera que en el ataque a la Embajada de México en Chile, hoy ve el mundo a México como el ocupante del escalón más bajo de entre los países que todo lo han perdido a base de adentrar al país, por su clase política, en un abismo infernal que nada tiene de imitable.
El abandono del barco que hace la rata, que la peste baja a contagiar, hace pensar a los brutos, lo que incluye a la rata, que a la rata le limpia. No tardaremos en ver el cortejo, de ese sí, bendecido matrimonio, por los políticos, a la mexicana, cardenales de la Iglesia Católica a la baja de fieles, que entre Gómez Mont y Jesús Ortega se celebrará en Catedral, como parte del mismo circo distractivo a falta de PAN para el pueblo y exceso de agua en algunas Delegaciones de la capital y en algunos de los estados que, el país, como México, todavía componen.
Gómez Mont se convertirá en el idóneo candidato perredista y los chuchistas ya deben relamerse los bigotes, que de rata también tienen, buscando convertirlo en el ángel salvador, como se hace con los traidores en ese instituto político, que causa náuseas cuando se pueden controlar las lágrimas al pensar en la cancelada opción de voto para los que siempre votamos a la izquierda.
Pobre México, con una clase política tan brutalmente irredenta como la delincuencia que encabeza y la que propicia, porque, para mejor robarlo todo impunemente, necesita destruir el tejido social de la sociedad mexicana.
Negociado con el PRI, en lo oscurito, la entrega del Poder a ese instituto político, el que no tardará en convertirse en ex, de la usurpada Gobernación a modo de quien usurpa la silla del Ejecutivo federal a modo del gobierno gringo, obligado a bajar del barco antes de perderlo personalmente todo, porque su jefe, también traidor, hasta cree que matrimoniado con Chuchito la impunidad se garantiza a futuro mientras algo gana el PAN, tan a la baja, como el de la otra parte, matrimoniada, que todo lo pierde. Un basural sin fondo producto de la amalgama de las ideologías en una sola: el fascismo que la derecha más bruta del mundo encabeza en México. Cosas veremos todavía antes de acabar de adentrarnos en el abismo al que amarrado del cuello al pueblo arrastra la clase política a la mexicana que las instituciones, todas, ha destruido.

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