jueves, marzo 18, 2010

Columna Asimetrías. Cambiar al País





18 marzo 2010

“La izquierda… capaz de cuestionar, pero incapaz de unificar al país”.

Marco Rascón.

I

Es axioma de la sociología y la experiencia histórica que pueden existir en un país dado –como México, estrujado violentamente por contradicciones sin deslinde ni desenlace— condiciones revolucionarias, pero no existir aun los revolucionarios.

Y en antipodal vena, también es axioma que pueden existir en un país dado –como México— los revolucionarios, pero no las condiciones propicias para una revolución, entendida ésta bajo su guisa filosófica, la del cambio cualitativo de un statu quo.

En México el axioma –devenido de la ciencia política según los prismas de la filosofía enunciada por Marx y Engels— se traduce en una paradoja: sí hay condiciones, pero no hay revolucionarios, y a la vez, sí existen éstos, pero no las condiciones.

Dígase de otro jaez que si alguien pregunta si México está maduro para una verdadera revolución, la respuesta puede ser, sin faltar a la objetividad, que sí las hay pero simultáneamente no las hay. No es juego capcioso ni sofisma ni ambivalencia.

Es verismo, pues. Quienes se describen a sí mismos como revolucionarios conforman un grupo de enorme densidad y grosor cuyos miembros se localizan en los estratos de varias clases sociales, desde la proletaria hasta las pudientes y medio pudientes.

II

Todos ellos están a favor de un cambio cualitativo del statu quo que definen como uno de opresión y desesperanza. Reconocen, incluso, que la inmensa mayoría de los 111 millones de habitantes de México no tiene conciencia de esa opresión.

Empero, identifican que las condiciones llamémoslas revolucionarias señalan como vías a seguir hacia el cambio cualitativo del statu quo una actuación dentro del poder político del Estado mexicano tal cual es. Cambiar al sistema desde dentro, proponen.

Esa tesis es respetable, pero no ha sido demostrada exitosamente en el entorno experiencial mexicano. Lo que ha ocurrido es que esos revolucionarios adheridos en lo político al statu quo se han convertido en agentes de éste. Son contrarrevolucionarios.

Casos en punto son los directivos –que no líderes ni dirigentes— de los partidos políticos que se describen a sí mismos como de izquierda, siendo el más emblemático de ellos el de la Revolución Democrática, devenido hoy en patético agente del statu quo.

Esos directivos de las asociaciones políticas de izquierda se benefician lucrativamente, en lo crematístico y en lo político, de su adhesión a una forma de organización política –el “sistema”-- cuya estructura elitista y fines antisociales avalan.

Mientras ello ocurre, los verdaderos revolucionarios mexicanos –que los hay, además, en muchedumbre-- se organizan inspirados no en las teorías de la revolución, sino en aplicar éstas y adaptarlas según lo demandan los imperativos estratégicos.

III

Para ellos, la teoría inspiradora es secuela de lo inalienable de los derechos humanos individuales y colectivos, conculcados y violados a discreción por el poder político, del cual forman parte, sin duda, los propios agentes de Estados extranjeros aquí.

Esos Estados extranjeros son, por un lado, el estadunidense y, por otro, El Vaticano, sedes jurídicas de imperialismos de laya injerencista en los asuntos internos del Estado mexicano; sus agentes actúan ubícua y abiertamente en nuestro país.

Volvamos a los revolucionarios. Algunos de éstos son decepcionados emigrantes de la falacia de “cambiar el statu quo desde adentro”, atraídos a las filas del cambio real y verdadero por la convicción de que aquella vía es sólo pretexto para el oportunismo.

Esos revolucionarios reales y verdaderos saben que la fase actual en el camino hacia el cambio de fondo es el de despertar conciencias y no el de hacerle el juego a los intereses creados del statu quo como lo hacen los gerentes del PRD y otras franquicias.

El activismo de esos revolucionarios es visible. No tienen un solo AKA 47, sino artillería más pesada: el razonamiento político empírico y vivencial y afán de organizar sus acciones. ¿Dónde están? Doquiera. Son los descontentos. Ellos cambiarán al país.

ffponte@gmail.com

No hay comentarios.: