lunes, marzo 22, 2010

Primavera

Gentil Primavera...

Gentil primavera

cargada de rosas

que vistes de luz

la vida y las cosas…

Nuestra juventud

alegre y vocinglera

te saluda reina,

gentil primavera.

Con esta canción temprano en la primaria los párvulos de la Juan Jacobo Rousseau, anexa a la Escuela Normal, elevábamos nuestras voces y nos sensibilizábamos de las bondades del inicio de las flores, del canto de los pájaros, de la pujanza de la naturaleza. Al unísono en fragoroso coro que brotaba como los huizaches del campo y que nos incluía a todos desde el primero hasta el sexto año, acompañados al piano por el sedoso maestro Eliseo Martínez siempre de traje y corbata y con una cauda de cabello negro azabache echada hacia atrás, ondulada sin duda por lo melifluo de sus entregas al piano.

Era marzo y a pesar de estar dedicado a Marte, dios de la guerra, fue y sigue siendo uno de los meses más celebracionales del año. 8, 18, 21 de marzo.

El día internacional de la mujer, ¿será que sólo merecen ese día con la implícita inducción de que el resto de los días han de ser para los machos de siempre? La valiente e inteligente expropiación petrolera que, mal manejada por los gobiernos de México desde el 1982, y aún desde antes, se ha convertido en razón y festín de la evasión fiscal de las grandes empresas en el país. Y El Gris en Los Pinos amenaza peor… El mítico nacimiento de un presidente zapoteca original de esas mismas tierras en las que otrora cantábamos y que salvó a la república y al hacerlo le confirió al gobierno parte del poder que la iglesia católica usufructúa, poder que ahora y desde hace ya demasiado tiempo ejercen políticos mafiosos al servicio de la estrategia de gobiernos ajenos y de los grandes capitales.

El equinoccio de la primavera encuentra, por movimientos de nuestro bello planeta, al plano de su ecuador en alineamiento con el sol por lo cual el día es igual a la noche y recibimos la misma cantidad de su luz tanto en el hemisferio norte como en el hemisferio sur. Es un momento breve de equilibrio sideral, siempre deseado en nuestra caótica existencia.

Arq. Eduardo Bistráin

(Prólogo original del Despertador Mexicano de Marzo.2008)

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