martes, mayo 04, 2010

Columna Asimetrías. Las Campañas Electorales

Por Fausto Fernández Ponte






04 mayo 2010

“Nos tienen miedo porque no tenemos miedo”.

Bety Cariño, Observadora de los derechos humanos asesinada en una emboscada paramilitar en Oaxaca

I

Como bien sabríalo el caro leyente se iniciaron formalmente las campañas de proselitismo electoral en 12 de los 31 Estados Unidos Mexicanos que renovarán poderes y ese arranque sólo acentuó la pobreza ideológica y política de los candidatos.

Esa pobreza se exhibió, no sin patetismo, en el intercambio de descalificaciones e incluso insultos a los oponentes de cada uno de los postulantes, lo cual descorre los velos que podrían haber ocultado las ya obvias cortedades de miras de los candidatos.

Ese intercambio de golpes retóricos descalificadores acentuó la ausencia de propuestas para modificar a fondo el statu quo lacerante –pobreza creciente, mayor exacción tributaria, anarquía caos, inseguridad pública y social e incertidumbre.

El candidato a gobernador que más se acercó a un asomo de propuesta de cambio fue Dante Delgado, quien aspira a gobernar el Estado de Veracruz postulado por una coalición de Convergencia, y los partidos del Trabajo y de la Revolución Democrática.

El señor Delgado –quien de los tres aspirantes veracruzanos es el que posee demostrada experiencia de gobierno, pues fue gobernador sustituto de 1988 a 1992—formuló una propuesta que, si bien podría innovar, no preconiza cambios de fondo.-

II

Hágase la salvedad que por cambio de fondo entiéndense aquellas transformaciones e incluso sustituciónes de la forma de organización económica prevaleciente y, en ese misma ímpetu inercial, modificar incluso la estructura y superestructura de la sociedad.

Antes de proseguir con el tema, señálese que por estructura de la sociedad entenderíase al conjunto de relaciones internas y estables que articulan a los diferentes elementos constitutivos de una totalidad concreta que, en el caso, es México.

Éstas relaciones determinan, según nos dice Roger Bartra, la función de cada elemento, contribuyendo, además, a explicar el proceso de cambio de la totalidad, a la cual le confieren coherencia, dándole, por añadidura, el carácter de unidad.

Y como se advierte doquiera en México, vivimos en un mundo incoherente y sin vectores ni agentes de determinación de la unidad en la totalidad nacional. La anarquía y el caos presiden la vida nacional y las relaciones institucionales y humanas.

Por inferencia válida, el tema de la estructura suele asociársele al concepto de estructura económica de la sociedad, que es el haz de relaciones de producción y las fuerzas productivas que a éstas corresponden.

III

Ninguno de los candidatos a gobernador abordó ese asunto que es de suma trascendencia y fundamental, si no es que vital, para superar la crisis general, ya debacle, que tiene entrampado peligrosamente al país y a sus habitantes.

Ésto nos lleva, también por validez de inferimiento, a la definición del concepto sociológico de superestructura, entendido como la suma de instituciones cuya función central es la de cohesionar a la sociedad y la cultura en torno a la base económica.

Ese conjunto de instituciones tienen también por función esencial asegurar la reproducción de la base económica, lo cual en México no se ha logrado socialmente jamás, aunque sí se han reproducido intereses de una élite oligárquica.

La superestructura comprende asimismo el conjunto de concepciones, modos de pensar, actitudes, sentimientos e ideologías que corresponden a dichas instituciones. Esa superestructura, entendida o no por los políticos, oprime a las mayorías sociales.

La parquedad paupérrima de ideas –propuestas— de los candidatos no es fortuita, sino premeditada; por ello la ley prohíbe candidaturas ciudadanas o independientes que bien pudieren concitar fuerza popular como apoyo para realizar esos cambios de fondo.

ffponte@gmail.com

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