lunes, enero 11, 2010

Columna Asimetrías ¿Hacia Dónde va México? Queda Claro





11 enero 2010
“Hay una estrategia de recambio de élites, donde la descomposición de los escenarios favorece el regreso del grupo de (Carlos) Salinas, que tenía en su agenda un proyecto de poder de 24 años”.

Raymundo Rosas.

I

El señor Rosas, cuya cita en el epígrafe de ésta entrega es recogida en un espléndido estudio reciente acerca de los escenarios prospectivos de 2010 a 2012 realizado por el científico societal independiente Yuri Serbolov, refleja un sentir social muy extendido.

Extendido, abúndese, en ciertos cenáculos tanto del poder real, el del dinero, como el de las vertientes legislativas del poder político formal –el del Estado-- y, desde luego, el fáctico y, sin duda, documentada, fedataria, insoslayablemente factual.

Ello explicaría, según exégesis de no pocos enterados, que el faraute Felipe Calderón, haya sido abandonado a su suerte, cual náufrago en frágil balsa a la deriva en la procelosa mar océana de sus propias brevedades intelectuales y cortedades y taras políticas.

Ello, desde luego, no implica que en un momento dado, si así conviniere a los intereses del “gran facilitador” –el señor Salinas--, que don Felipe fuere rescatado de su derrumbe y ruina política, resucitado y reciclado. Pero ello es improbable por ahora.

No descártese del todo que el señor Salinas, viendo una rendija de oportunidad en la patética penuria de don Felipe, facilitare atizar la fogarata del desprestigio de éste, hacerlo chivo expiatorio y sacrificarlo como catarsis social en una falsa revolución.

II

¿Por qué? Volvamos al estudio de don Yuri, quien abrevó en los sentires y pareceres informados de los miembros del Grupo María Cristina, entidad encabezada por el periodista Eduardo Ibarra, director de la perseguida y muy acreditada revista Forum.

El GMC escapa a la definición convencional, pero podría describírsele como heredero muy digno de la tradición de los inapropiadamente llamados clubes que existieron en México para intercambiar inquietudes individuales acerca de la realidad.

Así, en el GMC se dan cita cada viernes, a la hora de la comida, hombres y mujeres de variopintas cosmovisiones, vivencias formativas y ocupaciones, identificados entre sí por su afán de enriquecer acervos experienciales propios y ajenos.

Don Yuri inquirió a un grueso de miembros en éste grupo de discusión –que no pretende influir en la política formal o informal ni ejercer potestades fácticas-- acerca de sus percepciones de la realidad del país y así elaborar escenarios prospectivos.

Las respuestas tienen un valor didascálico evidente, aunque caracterizados por coincidencias en una gradación tan diversa que antójanse orientadoras. No todas las respuestas anticipan el futuro ni insinúan desenlaces prospectivos.

III

Pero son, eso sí, respuestas que dan fe de un registro convergente de las manifestaciones de la realidad peligrosamente crítica en lo social, económico, político e incluso cultural, v. gr., la cultura de la descomposición del poder político del Estado.

En el prolijo registro levantado por el señor Serbolov, el periodista Julio Pomar describe el entorno como de “esperanza perdida”. María Gómez alude a los diferentes y discrepantes planos de realidad, los de los políticos y académicos y el del pueblo.

Marivilia Carrasco identifica la realidad así: hay un autogobierno de hecho de la sociedad, a la luz de las iniciativas de la ciudadanía ante la incapacidad del gobierno, pero éstas no van necesariamente en la dirección positiva.

El periodista Ibarra elucida que se requieren reformas estructurales. José Mario López dice que el fracaso de los escenarios es el éxito de un grupo fáctico que se se propone destruir al país, “a fin de imponer escenarios perversos”.

En conclusión”, resuelve el señor Serbolov, “México está estancado, con escenarios … fallidos”. Ello exige un alto costo en la posición mundial de México. No se ve posibilidad de cambio entre 2010 y 2012. Queda claro, afirma, hacia dónde va México.

ffponte@gmail.com

Plan B. Coyotes convertidos en dragones

Por Lydia Cacho







11 enero 2010
Salim Boughader, restaurantero mexicano de ascendencia libanesa, fue sentenciado en 2008 por encabezar una red que internaba iraquíes y libaneses a Estados Unidos. El arresto respondió a la investigación del Departamento de Estado norteamericano, porque Salim había traficado a miembros de Hezbolá de Tijuana a San Diego. Cualquiera creería que no es lo mismo pasar 10 guatemaltecos por Chiapas que internar un avión con 15 iraquíes o 60 chinos por los aeropuertos más vigilados de México. De alguna manera sí lo es.

Hace unos días arrestaron a 15 agentes de migración del aeropuerto de Cancún por haber permitido la entrada a 35 chinos con pasaportes falsos que volaron de su país hasta Cuba, entrando vía Cancún con destino final en Guadalajara.

Quintana Roo es el centro de operaciones de las mafias de traficantes de personas desde hace una década. Las mafias cubanas se instalaron en Cozumel hace años y más tarde se vincularon a los narcos mexicanos que les venden el paso franco por sus propias rutas, incluida la protección de altos mandos migratorios. Sus centros operativos son los puertos aéreos de Cancún y ciudad de México.

En 2007 llegaron a Cancún 35 chinos indocumentados en el vuelo 063 de Air Europa. Embarcaron sin problema en Madrid. Ninguno de los agentes de migración arrestados ha sido sentenciado, y las redes de traficantes quedaron intactas. Cecilia Romero, la comisionada del INM, informó: “No en todos los casos hemos logrado concretar una denuncia como ahora, y no siempre se puede integrar una averiguación previa”. Intuye el resultado, sabe que basarán la “investigación” en dichos de quienes no conocen a los traficantes, porque ellos son sólo un eslabón. Las indagaciones casi siempre se quedan en los eslabones perdidos.

Bastaría investigar a los miles de empresarios reconocidos que usan la mano de obra grupal ilícita, restauranteros, hoteleros, maquiladores y constructores. Comprar ilegales “desechables” a pedido les permite evitar contratos y prestaciones, saben que no se organizarán ni les protegerá un sindicato ante jornadas de 14 horas; dormirán en el piso y que no hablan el idioma para pedir ayuda.

La laxitud ante esos empresarios no es exclusiva de México, sin embargo este fenómeno de aviones cargados de chin@s es diferente de la migración ilegal tradicional. Los migrantes latinos contratan coyotes y cuentan con la corrupción para pasar la frontera, se juegan la vida ante la pobreza y la falta de oportunidades. El caso de los chinos tiene el mismo origen económico, pero los patrones delincuenciales son diferentes. La demanda específica de trabajadores con ciertas características se origina en empresas que generan la esclavitud. Contratan chárters y pagan a brokers que manejan una empresa criminal a la luz del día. Los buenos criminólogos de la PGR, que sí los hay, podrían investigar el lavado de dinero, a las aerolíneas, el enriquecimiento subrepticio de ciertos empresarios, de agentes migratorios y de administradores de los aeropuertos. Allí está el secreto a la vista de todos; lo demás es amarrar al coyote y dejar libre al dragón.

Plaza Pública. Candidaturas independientes




El hartazgo por la permanencia de un solo partido en el poder produjo la alternancia partidista, iniciada con el triunfo de Acción Nacional en la lucha por la gubernatura de Baja California, en 1989; seguida por la victoria perredista en el Distrito Federal y la pérdida de la mayoría priísta en la cámara de diputados en 1997, y llegada a su culminación en 2000 con el triunfo de Vicente Fox para “echar al PRI de los Pinos”.

Ahora ese hartazgo se ha ampliado y comprende a todos los partidos. La insatisfacción respectiva se sostiene en innegables datos de la realidad y ha sido magnificada por una eficaz propaganda surgida de factores de poder contrarios a los partidos, que aspiran a sustituirlos sin atreverse a expresar ese propósito.

Tal inconformidad se concreta en la aspiración a contar con candidaturas independientes de los partidos, o candidaturas ciudadanas como también se les llama dentro de la estrategia de oponer a la sociedad con los partidos, como si a éstos no los integraran ciudadanos.

El anhelo es tan fuerte que dificulta percibir sus aspectos ilusorios, y por lo tanto en amplios círculos de la sociedad se le tiene como una panacea, como el instrumento idóneo para frustrar las trapacerías de los partidos, su egoísta afán de servirse sólo a si mismos..

A ese descontento se refirió el Presidente de la República al proponer que haya candidaturas independientes “para todos los cargos de elección popular”. Tal insatisfacción, según le parece, es causada por deficientes o sesgados “mecanismos de inclusión y representación puestos en práctica por los partidos políticos”.

Según el ritornelo con que adorna cada punto de su proyecto, Calderón aboga por ese género de candidaturas, a las que su partido se ha opuesto de modo sistemático —y que merecieron mordaces críticas en boca de dirigentes paradigmáticos como Carlos Castillo Peraza— para “ampliar los derechos de los ciudadanos”, para que su “participación…en la definición de los asuntos públicos sea una realidad”.

Asegura también que lo propone a fin de ampliar “los mecanismos para hacer efectiva la garantía constitucional de todos los ciudadanos a ser votados”.

No lo dijo en su discurso —quizá sea al contrario en la iniciativa correspondiente— pero en este último punto la propuesta se orienta a cumplir una sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que ordenó proceder de esa guisa al Estado mexicano, a raíz del litigio que planteó el ex canciller Jorge G. Castañeda, a quien no se concedió registro como candidato independiente a la Presidencia y acudió para remediar ese agravio a la justicia interamericana.

Lo hizo con éxito conceptual, no práctico, y por una deficiente defensa gubernamental, que pudo alegar que el derecho constitucional a ser votado no está afectado por restricción alguna y que simplemente requiere sea ejercido conforme a lo que estipulen las normas secundarias, como ocurre en todos los países.

A menos que se busquen sólo candidaturas testimoniales, la inclusión de las independientes en la legislación electoral no puede ser separada del financiamiento público.

Para que constituyan efectivamente alternativas frente a las postulaciones realizadas por los partidos, cuyas capacidades económicas no está previsto que esta reforma modifique, las candidaturas independientes deben contar con un régimen de financiamiento propio.

Es imposible pensar en que fuera público, porque no habría recursos suficientes para apoyar a los cientos o miles de aspirantes que entrarían a la liza electoral en pos de diputaciones, senadurías y la Presidencia de la República.

Si se les deja, en cambio, sujetos al financiamiento privado, la ilusión civil de contar con candidatos “independientes” quedaría por definición anulada, pues los ciudadanos que pretendieran esa condición quedarían sujetos al poder que los sostenga.

Estaríamos así frente al indeseable resultado de que el dinero privado, cualquiera que fuera su procedencia, determinara el curso de una elección.

Y surgirían o se agigantarían las posibilidades de que los recursos aplicados a un proceso de esta naturaleza tuvieran origen ilegal y se buscara lavarlos al mismo tiempo que conquistar una parcela de poder. Las candidaturas independientes serían las de los banqueros y la plutocracia en general, o de la delincuencia organizada.

En la situación menos grave las candidaturas independientes abrirían las puertas a la banalización de la política. Excéntricas o hábiles sobrarían personas pudientes que sufragarían sus propias campañas, por un protagonismo que requeriría explicación siquiátrica o para hacer propaganda a sus negocios.

Aunque no se consumó de modo formal, hemos conocido ya un caso de género semejante. Víctor González Torres, conocido por el mote del personaje que publicita sus farmacias, el Dr. Simi, gastó millones y anunciaba la erogación de otros muchos más para su propósito de ser postulado a la Presidencia de la República por Alternativa Socialdemócrata y Campesina.

Si se elimina el obstáculo de contar con un registro partidario imaginemos su próxima campaña y temamos desde ahora el riesgo de que la publicidad que pagaría sea eficaz al grado de llevarlo al poder Ejecutivo. Cierto que ya nos entrenamos con una vivencia semejante durante el sexenio de Vicente Fox, pero estaríamos en situación de sustituir las frágiles instituciones que nos rigen por muros falsos, mamparas y botargas, que formen la escenografía de una república de opereta.— México, Distrito Federal.

karina_md2003@yahoo.com.mx

Discurso de un Veterano de Guerra

Obama Premio Nobel de la Comedia