jueves, julio 08, 2010

Columna Asimetrías. Ya Estamos en 2012

Por Fausto Fernández Ponte






08 julio 2010
ffponte@gmail.com

“No me sorprendería que, por absurdo que parezca, Marcelo Ebrard fuese candidato del PRD a la Presidencia de México en alianza con el PAN”.

Fernando Reyes Pía.

I

Una moraleja tardía del desenlace electoral, más que de la elección misma del 4 de julio, es la de que adelantó las fechas de la sucesión presidencial, en particular los comicios previstos para realizarse en 2012 para renovar poderes federales.

Y más que un ensayo general de esos comicios futuros, los realizados el domingo pasado dejan claramente establecido que para los efectos de la sucesión presidencial y, desde luego, del requisito ritual electivo, los mexicanos ya estamos en 2012.

Por supuesto, esa traslación cronológica es metafórica, dada su prospectividad. Pero el sucedido electoral confirmaría ciertas previsiones convencionales preestablecidas –como el desaseo y la degradación del voto— y abre un nuevo abanico de posibilidades.

Véase, primero, lo de las previsiones convencionales: se daba por hecho que el PRI arrasaría en los 12 Estados en los que se realizaron comicios para renovar gubernaturas y en los dos restantes en los que sólo se renovaron legislaturas y ayuntamientos.

No ocurrió así. El PRI perdió ante una alianza de la derecha partidista y la izquierda también partidista –distinta de la filosófica, ideológica y política— en Oaxaca, Puebla y Sinaloa y aun no se elucida el resultado en Veracruz, en donde hay gran contenciosidad.

II

Señálese sin desviarnos del tema que en Veracruz se concentró el acervo experiencial del PRI en una añeja y muy arraigada cultura: la de ganar una elección a como dé lugar, aunque por ello se haga trampa y se degrade el proceso electoral mismo.

Y es que, en efecto, los comicios se realizaron bajo la lógica de la dudosa moral de que el cotejo era equivalente a una guerra y que en ésta todo es válido –permitido-- para vencer al adversario, incluyendo destruir al propio cotejo. Ganar como sea, sobre cenizas.

Y ganar aun a costa y sacrificio del concepto y la noción del ideal democrático, el cual, como ya se ha dicho aquí, los personeros del poder político del Estado mexicano han despojado de sus atributos deontológicos y distorsionado.

Véase, ahora –segundo--, lo de las alianzas, que también se daban como hecho que constituirían un colosal fracaso en términos de captación de votos en el sentido de que los partidos políticos postulantes son antipodales en cuanto a sus principios. No.

Y no. Esos principios son maleables y dúctiles si los personeros del partido deciden anteponerles ciertos imperativos crematísticos –los de meterle mano alegremente al botín de las arcas públicas, gozar del fuero que da impunidad y disfrutar los gajes--.

III

Así, (1) la derrota priísta –aunque haya ganado ocho gubernaturas (la de Veracruz, como ya se dijo, está en veremos), sus triunfos son relativos— y (2) el éxito de las alianzas entre impares antagónicos contribuyen a traernos el futuro al presente.

Traer el 2012 al 2010. Antojaríase obvio que el odio al priísmo es un agente cohesionador poderoso de tal alcance que hizo posible la alianza entre enemigos históricos –derecha e izquierda— y amplios segmentos de la ciudadanía.

¿Cuál es la moraleja de ese episodio electoral? Que ese odio antipriísta puede capitalizarse otra vez en la conformación de una alianza entre partidos políticos antipodales para impedir que el PRI recobre el poder.

Ello, hágase la salvedad, no implica que las alianzas entre adversarios históricos –derecha e izquierda partidistas-- resuelvan los grandes problemas nacionales y superen los desafíos que implica solucionarlos. De hecho, agudizarán esos problemas.

Pero ello nos plantea otro reto aun mayor: ni las alianzas ni el PRI son la solución. Ésta subyace en acciones populares ajenas al marco partidista y electoral cuya meta sea la de cambiar no sólo a personas, sino las formas de organización económica y política.

ffponte@gmail.com

Detrás de la Noticia. Atenco: justicia a medias

Por Ricardo Rocha

08 julio 2010

Perdón, pero como diría el bohemio de mis años mozos “siento por esta vez no complaceros”. Y es que la lógica más elemental impone seguir hablando del 4 de julio y sus consecuencias. Pero, la verdad, creo que no podemos permitir que los fulgores del superdomingo nos obnubilen la decisión histórica de la Suprema Corte de Justicia al liberar a los doce presos políticos de Atenco. Que eso y no otra cosa eran los líderes de un pueblo que se negó a morir, a desaparecer con la construcción de un aeropuerto que era también el gran negocio de un foxismo corrupto y matrero, aliado con el impresentable gobernador priísta que fue el ínclito Arturo Montiel.

Viví y croniqué aquella rebeldía y también la gestación de una venganza heredada, prolongada y encarnada en el heredero montielista Enrique Peña Nieto. Un desquite feroz que tuvo una jornada vergonzante en aquel 3 de mayo de 2006 cuando, con la venia y el apoyo logístico del gobierno federal, las huestes del entonces recién estrenado gobernador del Estado de México embistieron ferozmente contra Atenco y sus habitantes: a cientos de ellos los persiguieron y los golpearon hasta hartarse; en la bárbara represión mataron de un balazo a Javier Cortés Santiago de 14 años de edad; luego de una detención masiva violaron a decenas de mujeres camino a la cárcel. Y la revancha se prolongó con nueve de los de Atenco en el penal de Santiaguito y sus tres principales dirigentes condenados a 67 años de cárcel, Felipe Álvarez y Héctor Galindo, y hasta a 112 años de prisión a Ignacio del Valle; sentencias que entonces le parecieron benévolas al aspaventoso y copetudo góber.

Ahora la Corte ha concluido no sólo que se cometió una grave injusticia al criminalizar la protesta social incluyendo aberraciones como considerar agravante la sola pertenencia al Frente de Pueblos Unidos en Defensa de la Tierra. Sino que además el gobierno mexiquense y sus cómplices judiciales alteraron, manipularon e inventaron pruebas en un proceso ipso facto y al gusto del que paga y manda. Además de que, por supuesto, nadie movió un dedo para castigar los abusos de quienes golpearon, violaron y mataron a pesar de las numerosas denuncias nacionales e internacionales.

Por eso la lucha de Atenco no ha terminado ni debe de terminar. Así que ahora más que nunca hay que reclamar una justicia plena y ya no más a medias. Porque ya no es posible que en este país los poderosos tengan patente de corso para reprimir, violar, asesinar y encarcelar y que no les pase absolutamente nada. Como si el matar o el robarles parte de su vida a los ciudadanos de a pie fuera un derecho abusivo.

No basta con que el arrogante gobernador haya dicho frases tan huecas como que él no es juez, ni que su único objetivo fue mantener la paz social. Ni que no haya tenido el valor civil de ofrecer una disculpa pública. Peña Nieto y sus cómplices tienen que responder por sus crímenes. Por eso Atenco vive y la lucha sigue y sigue.

Plan B. Batalla contra los monstruos

Por Lydia Cacho




08 julio 2010
Un policía me explica que tiene pesadillas luego de tantos meses de ver pornografía infantil en internet, su trabajo es documentar las edades de las víctimas (de 1 a 13 años). La psicóloga que hace peritajes ante juzgados para defender a infantes víctimas de violencia sexual, asegura que está agotada de ver cómo las criaturas pasan un infierno para que al final los jueces prefieran creer a los adultos, a los perpetradores y a sus abogados.

Una de las razones de los altísimos índices de impunidad es la tardanza de los juicios, en particular de aquellos por abuso sexual, pornografía infantil y trata de personas. Desde el momento en que las víctimas tienen la valentía de hablar hasta el fin del juicio pasan entre tres y seis años. En la mayoría de casos con víctimas entre 12 y 15 años, cuando llega la sentencia los jueces las ven como adolescentes o “casi adultas” y les “resulta imposible” creer las historias de sometimiento y violación.

Investigadoras, ministerios públicos y jueces admiten que la duración de los juicios es la causa principal del bajo número de sentencias. La clave para un juicio expedito, en que los derechos humanos son respetados, radica en la consolidación de una acusación con elementos de prueba sostenibles, en un conocimiento real de leyes y tratados que sustenten el derecho de la víctima y donde la carga de la prueba no recaiga sólo en su dicho. Casi nadie habla del papel clave de las percepciones, prejuicios y emociones en ese trabajo.

Entrevistando a agentes especializados en violencia sexual, me he encontrado con dos tipos de personajes: quienes traen un desgaste emocional y laboral insostenible, y quienes han creado una resistencia tal que ya nada les conmueve. A ambos hay que ponerles atención (Ahora no hablamos de los que son cómplices conscientes).

Nietzsche escribió que aquellos que luchan contra los monstruos deben asegurarse de que en el proceso no se conviertan en uno. Porque cuando miras al abismo demasiado tiempo, el abismo también te mira a ti. Existen personas comprometidas pero con un desgaste emocional tal que les impide hacer un trabajo efectivo. También hay agentes y jueces que por su frialdad exponen a las víctimas a mayores peligros y a juicios infructuosos, que terminan aliándose a los agresores por la ausencia de empatía con las víctimas.

Las nuevas leyes en México son ventanas de oportunidad, pero es indispensable que las autoridades aseguren presupuestos de atención a víctimas y cursos de sensibilización policiaca y judicial con recursos para la salud psicológica de las y los responsables del acceso a la justicia. Quienes atienden a las víctimas precisan modelos de atención, conocimientos técnicos y científicos, pero sin salud psicoemocional son poco efectivos. La letra de la ley no es suficiente, las palabras de Nietzsche nos lo recuerdan.

EDITORIAL. Palos de ciego

Año 8, número 3404
Jueves 08, julio del año 2010
Como parte del arraigado pensamiento guadalupano (creyente en milagros y cosas sobrenaturales) hay quienes creen firmemente que los reacomodos políticos son consecuencia de un quehacer ciudadano; e inocentemente esperan un cambio.

Hablar de revueltas ciudadanas y despertar de consciencias, es querer darle a la piñata sin haberse quitado la venda de los ojos (literalmente palos de ciego para ver si le atinan a alguno)

Afirmar que hubo un movimiento del Pueblo, es pasar por alto un abstencionismo superior al 60 %. El show se lo cocinaron entre ellos mismos (entre los políticos) y se lo comieron ellos solos.

Los ciudadanos sin Partido, no votaron. Y si hubo reacomodos, es porque olvidando principios e ideologías (traicionándose a sí mismos sería más explícito) se coludieron y le echaron montón al PRI.

Si hubieran seguido cada cual por su cuenta (sin amafiarse ¡Vaya!) y se sumaran los votos que independientemente tuvieran, el resultado sería más o menos el mismo. El Pueblo, harto de promesas y corruptelas, sabedor de que su voto lo negocian sus honorables “representantes”, no votó. Los Partidos votaron entre ellos mismos.

A eso los políticos llaman democracia; y los honorables medios de comunicación se refieren al 4 de Julio como el súper domingo. Tristes ratones verdes de la política y de la democracia que con tan poco se atragantan.

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Diario Libertad
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Golea CFE a Calderón en política energética

Reportaje - julio 1, 2010
Green peace

Como en un partido de futbol, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) está metiéndole una goliza al mismo gobierno federal en política energética. Sí, CFE está boicoteando el discurso de lucha contra el cambio climático que sostiene el presidente Felipe Calderón, quien con frecuencia afirma que tiene la intención de hacer de México un país líder en el combate a la crisis del clima.


Para denunciar estos autogolazos de la paraestatal, cinco voluntarios de Greenpeace escalaron los andamios de la estructura instalada en el edificio del Gobierno del Distrito Federal y desde ahí desplegaron una manta de 12 x 8 metros con el mensaje: “Golea CFE a Calderón, carbón 8 - energía solar 0”.

CFE está aumentando el uso del carbón como fuente primaria de electricidad para los próximos 14 años y está marginando el desarrollo y aprovechamiento de las energías renovables. De continuar con esta política, la paraestatal incrementará sus emisiones en 123 millones de toneladas de CO2 para 2024. Dicha apuesta pone en duda el compromiso presidencial de alcanzar el pico máximo de emisiones nacionales en 2012, para decaer inmediatamente después hasta alcanzar 30 por ciento de reducción para el 2020, tal como prometió Calderón en Poznan, en 2008.

Tan sólo de la generación proveniente de carboeléctricas se estarían emitiendo 29 millones de toneladas de CO2 adicional para 2024, lo que representa alrededor del 27 por ciento de las emisiones actuales por generación de electricidad en el país.

Según el Programa de Obras e Inversión del Sector Eléctrico (POISE), a través del esquema de obra pública financiada se invertirán 71,886 millones de pesos en más carbón, mientras que en geotérmica se invertirán poco más de 7 millones, menos del 10 por ciento. No obstante, el gran contraste aparece cuando se revisa que el presupuesto para energía solar es nulo, a pesar de que ésta es una de las energías más prometedoras en el mundo.

Según la Secretaría de Energía, bastaría un cuadrado de celdas solares de 25 kilómetros por lado, en el desierto de Chihuahua o Sonora, para generar toda la energía eléctrica que hoy requiere nuestro país.

Mientras Calderón habla de enfrentar al cambio climático, la CFE dispone aumentarlo ciegamente. Estamos a seis meses de que inicie la cumbre de cambio climático de Naciones Unidas en Cancún y el gobierno federal continúa desaprovechando los recursos disponibles para generar electricidad de manera limpia y segura. Cada peso invertido en más combustibles fósiles, es un peso menos en energías limpias y renovables como la solar.