lunes, julio 26, 2010

Columna Asimetrías. La Ley Arizona

Por Fausto Fernández Ponte





26 julio 2010
ffponte@gmail.com

A Marco Aurelio Carballo. Por su merecidísimo Premio Nacional de Novela 2010 “Luis Arturo Ramos”. II

I

Acerca del fenómeno de la migración en el ámbito norte y mesoamericano, el proverbial aforismo de que el pez grande se come al chico adquiere viso de verismo dramático y lacerante --por trágico--. Lo que nos toca es mengua de México.

Casos en punto: la emigración de mexicanos a Estados Unidos y de centroamericanos a México. En el territorio estadunidense ya es política oficial perseguir a mexicanos sin visado; aquí es política semioficial perseguir a los de Centroamérica.

En EU, militares y policías, por un lado, y fuerzas armadas irregulares –grupos paramilitares— por otro, asedian no sólo a los mexicanos que intentan ingresar a territorio USAno, sino también a aquellos connacionales inmigrados sin visa.

En doloroso contraste, en México se persigue brutalmente a aquellos ciudadanos de los países hermanos de la América Central que han ingresado a nuestro territorio sin visas e incluso a aquellos que poseen documentos migratorios en orden.

Los motivos de esa persecución en EU y México, si bien son distintos, tienen un denominador común: la incongruencia jurídica y la omnipresencia del racismo. En el caso de los centroamericanos, el acoso es por corrupción mexicana.

II

Esa terrible y contrastante diada refleja con nitidez la naturaleza aberrante del poder político en EU y México. En el vecino país del norte, perseguir mexicanos sin visados tiene fin electorero –ganar votos-- apelando al esperpento del racismo. estadunidense.

Ese racismo es atizado por los personeros del Partido Republicano en el poder político del Estado despertando miedos en estratos medios de la sociedad. Los mexicanos invaden a EU, gritan, para quitarle empleos a los estadunidenses.

Y no sólo eso, fomentan la falacia de que los mexicanos invaden en hordas a EU para ocupar ese país y eventualmente desplazar a los estadunidenses de clases medias y marginadas –éstas últimas, en su mayoría, de ascendencia africana--.

Esa persecución no distingue, en la práctica, a los indocumentados de los documentados. Muchos estadunidenses de ascendencia mexicana y muchos mexicanos con visados de trabajo en orden son víctimas de ésta locura.

La locura tiene nombre: la Ley Arizona SB 1070, norma local que ignora la primacía del Estado Federal y la Constitución de EU en materia de conducción de las relaciones con los demás Estados nacionales. El asunto de la inmigración cae en ese ámbito.

III

En terrible contraste, en México la corrupción de agentes de Migración y policías locales en mafia depredan centroamericanos, a quienes aquellos asaltan, secuestran para esclavizar y convierten en mercancía en una trata humana infame.

Y no solamente ello. Esa mafia también tortura, roba y viola a mujeres y niñas y niños, actividad que en los hechos tiene la anuencia y, ergo, la complicidad tácitas del gobierno federal y de Estados del sureste y del propio Poder Legislativo mexicano.

Esa complicidad tácita se nutre del acuerdo implícito entre los gobiernos de México y EU mediante el cual aquél impide que los centroamericanos lleguen a la frontera norte. Así, miles de centroamericanos viven en clandestinidad en México al no poder ir a EU.

En EU, el tema del racismo en agravio de los mexicanos es uno muy peligroso para ese país: polariza a la sociedad USAna y antagoniza a las minorías, étnicas cuya coalición en noviembre de 2008 hicieron posible la elección de Barack Obama.

A ello concurre otro vector importante, el económico. Sin la mano de obra mexicana, virtualmente esclava (pagan miles de millones de dólares en impuestos y seguro social pero no reciben beneficios) los propios estadunidenses sufrirán escaseces laborales.

ffponte@gmail.com

Plan B. Esclavas en México

Por Lydia Cacho




26 julio 2010

Cristina y Dora tenían once años cuando Domingo fue por ellas a la Mixteca en Oaxaca. Don José Ernesto, un militar de la Capital, le encargó un par de muchachitas para el trabajo doméstico. La madre pensó que si sus niñas trabajaban en con “gente decente” tendrían una vida libre, de estudiar y alimentarse, tres opciones que ella jamás podría darles por su pobreza extrema.

Cristina y Dora vivieron en el sótano, oscuro y húmedo, con un baño improvisado en una mansión construida durante el Porfiriato, cuyos jardines y ventanales hablan de lujos y riqueza. Las niñas aprendieron a cocinar como al patrón le gustaba. A lo largo de 40 años no tuvieron acceso a la escuela ni al seguro social, una de las hermanas prohijó un bebé producto de la violación del hijo del patrón. Les permitían salir unas horas algunos sábados, porque el domingo había comidas familiares. Sólo tres veces en cuatro décadas les dieron vacaciones, siendo adultas, para visitar a su madre enferma.

Actualmente hay registradas 1 millón 800 mil trabajadoras domésticas en México, el 93% no tiene acceso a servicios de salud y el 79% no recibe ni recibirá prestaciones. El salario promedio es de 1,112 pesos mensuales. Poco más del 8% del total no recibe sueldo porque sus empleadoras consideran que darles alimento y un sitio para dormir es pago suficiente. Un 60% de trabajadoras domésticas son indígenas y comenzaron a trabajar desde los 13 años. Entre estas cifras no están las niñas y mujeres que viven encerradas en condiciones de esclavitud doméstica extrema.

El trabajo doméstico pone a niñas y mujeres en gran vulnerabilidad de violencia sexual, embarazos no deseados, explotación, racismo y malos tratos.

Durante mi investigación sobre trata en el mundo encontré a mujeres de Kuwait que mandan comprar niñas esclavas domésticas en Uzbequistán. El Parlamento europeo recientemente admitió que aumenta el problema de la trata doméstica de mujeres ilegales. En México la mayoría de esclavas domésticas son mexicanas, se calcula que un 15% son originarias de Guatemala y el Salvador y su condición de ilegales permite a quienes la explotan impedir que salgan de casa, estudien o tengan vida propia. Lo mismo sucede con latinas ilegales en Estados Unidos y Canadá.

Durante siglos nos acostumbramos a mirar la esclavitud doméstica como algo normal para “ayudar” a niñas y mujeres indígenas. Bajo el hipócrita argumento de que explotándolas se les saca de la pobreza extrema, millones de mujeres, adolescentes y niñas viven sometidas a condiciones de trabajo humillantes y violentas que les impiden tener educación, salud y goce de vida social. Todas y todos somos corresponsables de avalar esta forma de esclavitud, de utilizar un lenguaje despectivo para referirnos a las trabajadoras domésticas. Al igual que otras formas de trata de personas, la esclavitud doméstica es un producto cultural.

Este oficio es indispensable para que millones de mujeres puedan trabajar. Debemos mejorar las condiciones del trabajo doméstico reconocido legalmente y asegurar que en nuestro entorno no haya explotación disfrazada de rescate de la pobreza. Lavar, planchar, cocinar y cuidar niñas son trabajos tan dignos como cualquiera; reivindicar esa dignidad y el acceso a una vida mejor es el primer paso para erradicar la trata doméstica. La mejor manera de cambiar al mundo, es cambiándolo en nuestra propia casa.

EDITORIAL. Otra "vaticanada".

Año 8, número 3422
Lunes 26, julio del año 2010

Si bien es por todos sabido que la iglesia Vaticana históricamente siempre ha estado aliada a los ricos y poderosos (el oro siempre ha sido el oprobio de Roma, decía Adriano I)

Aunque estos sean o hayan sido decididamente mafiosos, como la camorra italiana, para hablar de tiempos resientes y no referirnos a la Alemania Nazi, o a la época de los Médicis, cuando los crímenes estaban a la orden del Papa.

Pero el que la referida Iglesia vaticana, con motivo del bicentenario de la hermana República de Chile, cuando el Estado pondrá en libertad a muchos presos, haya pedido indulto para los militares sentenciado por delitos de lesa humanidad.

Puso en evidencia la bajeza de esta ya decadente Institución, capaz de encubrir delitos tan graves como el de la pederastia, y de enriquecerse a costa de la miseria de la gente.

Bien por el Presidente Sebastián Piñera, quien paró en seco al clero chileno al tajantemente declarar que no los indultará.

Se denominan de Lesa Humanidad a los delitos que causan un agravio, una ofensa o un daño a todos los hombres. Y según el Estatuto de Roma, son 11. En verdad muy interesante conocerlos…

* Asesinato: homicidio intencionado.
* Exterminio: homicidio intencionado y en gran escala de miembros de un grupo, incluida la privación de alimentos o medicinas con intención de provocar la destrucción de parte de la población.
* Esclavitud: ejercicio de derechos de propiedad sobre una persona, incluido el tráfico de personas, en particular de mujeres y niños;
* Deportación o traslado forzoso de población: expulsión de personas de la zona donde están presentes legítimamente sin motivos autorizados por el derecho internacional, entendiéndose que la deportación supone cruzar fronteras nacionales y que el traslado forzoso, no.
* Encarcelamiento u otra privación grave de la libertad física en violación de normas fundamentales de derecho internacional.
* Tortura: dolor o sufrimientos graves, físicos o mentales, causados intencionadamente a una persona que el acusado tenía bajo su custodia o control.
* Violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazo forzado, esterilización forzada u otros abusos sexuales de gravedad comparable: la violación y otros abusos sexuales pueden constituir también otros crímenes de la competencia de la Corte, como tortura en tanto que crimen de lesa humanidad o crimen de guerra.
* Persecución de un grupo o colectividad con identidad propia por motivos políticos, raciales, nacionales, étnicos, culturales, religiosos o de género o por otros motivos universalmente reconocidos como inaceptables con arreglo al derecho internacional, en conexión con cualquier crimen comprendido en el Estatuto: privación intencionada y grave de derechos fundamentales en contra del derecho internacional debido a la identidad de un grupo o colectividad y relacionada con otro acto que constituya un crimen de lesa humanidad, un crimen de guerra o genocidio.
* Desaparición forzada de personas: detención o secuestro de personas por un Estado o una organización política o con su autorización, consentimiento o aquiescencia, junto con la negativa a reconocer la privación de libertad o a proporcionar información sobre la suerte que han corrido los «desaparecidos» con la intención de privarlos de la protección de la ley durante un largo periodo.
* El crimen de apartheid: actos inhumanos cometidos en el contexto de un régimen institucionalizado de opresión y dominación sistemáticas de un grupo racial por otro con la intención de mantener ese régimen.
* Otros actos inhumanos de carácter similar que causen intencionadamente grandes sufrimientos o atenten contra la integridad física o la salud mental o física: actos inhumanos de gravedad similar a otros crímenes contra la humanidad.

Como verán, amables lectores, estamos fritos.

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