jueves, diciembre 30, 2010

Haití La política sin rostro humano

Barómetro Internacional
Joseph Carlos*

El conflicto político haitiano no tiene una visión o un objetivo para cambiar el Estado haitiano o construir una nación haitiana libre, independiente, soberana y democrática. Es sólo una batalla política para escapar de la miseria y el hambre.
Los hombres fuera del poder haitiano no critican el mal gobierno de aquellos en el poder, más que para sustituirlos en un nuevo juego electoral. La única forma de hacer política en Haití es denigrar a las autoridades en cuestión, llevando al pueblo al odio contra el jefe de Estado, haciéndolo pasar por un monstruo paternalista y social, así todos empeñamos todos los medios posibles para deshacernos de él.
La discapacidad de Gobierno está marcada en conflictos políticos sin causas reales, denuncias de actos arbitrarios en el espectro político, que son a menudo sin sentido y sin ninguna objetividad. Es una verdad la convicción popular dispuesta a intervalos regulares de destruir la autoridad del Gobierno Central.
El mensaje es hecho pasar cotidianamente por una verdad en la vida crítica haitiana y como una realidad que parece verdaderamente evidente a todo el mundo. Está claro que la lucha política que ciertos políticos llevan a cabo no ha sido jamás por la gloria ni por el honor ni por hacer respetar la dignidad haitiana o por preservar la independencia de la Declaración de la Libertad para todos los haitianos y haitianas en el resto del mundo. Ellos han cultivado el mensaje popular únicamente para obtener su parte de la torta nacional, que tiene más de dos siglos en manos de los antiguos propietarios latifundistas retrógrados que practican todavía el feudalismo y el neocolonialismo.
Para ellos la regla es la explotación y la frustración humana y las buenas condiciones de trabajo y un salario razonable son las excepciones. Por otra parte, ellos creen que la corrupción del poder central es la única manera de salvar a la masa liberadora de 1804 de la miseria sin fin. Lamentablemente mucha de la gente proveniente de las bases pobres y de la clase media no ha logrado comprender que el tramposo comportamiento de la burguesía haitiana los denuncia frente a sus aliados populares, quienes se encuentran desnudos y ahogados por la corrupción. Esto aumenta diariamente la desconfianza entre los hombres y las mujeres del pueblo. Parece difícil lograr que “la unión hace la fuerza” se convierta en una realidad haitiana frente a la realidad de la miseria y el derecho a destruir a los haitianos por el hambre. Es necesario que de una vez por todas las elites intelectuales concientes de la difícil situación socio-económica de Haití se resuelvan a reformar la concepción de la organización política y el modo de gobierno en el país. Esto será posible en la medida que los políticos concientes, con moralidad legal y personal mayor que los que manejan el Estado haitiano, estén dispuestos a hacerse cargo.
Lo lograrán creyendo en el honor, la gloria y la dignidad, que son los componentes básicos que podrían hacernos alcanzar la felicidad popular. Esta es la elección para gobernar, dirigir, juzgar y condenar, elegir siempre la honestidad y el honor. Son necesarias en la elite haitiana cosas muy importantes como “la solidaridad popular, la solidaridad de las clases sociales, de las razas y de los recuerdos compartidos de cualquier tipo de dificultad” que hacen la fuerza de cualquier nación y que ayudan a sus ciudadanos a trabajar unidos para mantener la soberanía y la integridad nacional. Esta es la razón por la cual nuestras elites intelectuales y políticas haitianas saben que la República de Haití nació “Estado Haitiano” antes de ser “Nación Haitiana”, y es por eso qué dicen que la Nación Haitiana está todavía en estado de formación y de construcción de su tejido social.
Hoy, el amargo recuerdo del 12 de enero de 2010 nos ha dado la ventaja de aprovechar la oportunidad de la conciencia social de 1804 (La unión hace la fuerza) para coser el tejido social desgarrado y todavía colonial. Es ahora o nunca, una tarea que incluye a las organizaciones de la sociedad civil, al sector privado y a todo el pueblo, para lograr la verdadera nación haitiana, para reformar y reorganizar el Estado, el Gobierno y sus componentes. A través entonces de un Estado que se convierta en el padre responsable de sus hijos en la patria haitiana. Así podremos construir una nación haitiana políticamente organizada como sociedad civil, conciente del sufrimiento de sus compatriotas de todos los grupos sociales, culturales, religiosos, profesionales, económicos, sindicales y con políticos que no sean protagonistas sin la intención de debilitar al gobierno y a la soberanía nacional. Sería un grave error si el pueblo haitiano creyera que los extranjeros podrán encargarse de recomponer el tejido social de nuestro país a partir de la construcción de una Nación Haitiana imaginaria dentro de la virtualidad económica reconstructora. Es la interrupción o la ilusión de un desarrollo económico nacional dejando la directiva a una “comunidad internacional” que se encargue de la reconstrucción nacional. Haciendo pasar a los extranjeros como Mesías internacionales salvadores de los pobres haitianos, ovejas desesperadas frente a la masacre.
La situación de pobreza crónica es debida a la injusticia social y a la manipulación de Haití frente a la competencia económica desleal internacional, impuesta al Estado haitiano, que lo obliga a mantenerse constantemente en una pelea perdida para alimentar a su pueblo. Sigue conservándose el espíritu de prostitución frente a los países amigos extranjeros, aceptando el “derecho” haitiano llamado “derecho al hambre” para calmar la sed y el hambre de las masas, con una empresa privada nacional que no cree en la redistribución de la riqueza ni en la creación de empleos para todos y por todos. Esta es una de las razones principales de por qué la burguesía haitiana está siempre en una violenta lucha por el control de aparato del Estado. Y aquellos que vienen del pueblo y de la clase media sólo conocen una manera para lograr su parte de la torta nacional, es llegar al poder central (Ejecutivo o Legislativo). Esta trampa burguesa los convierte en inhumanos y los vuelve acusadores sociales y mentirosos profesionales. Mientras tanto solamente están luchando por ganarse su vida familiar, vegetando en la precaria miseria.
La democracia que necesitamos para Haití incluye: Educación por todos y para todos, seguridad social, justicia social, seguridad pública nacional, delimitación del territorio nacional y aseguramiento de la protección de nuestras costas, creación de puestos de trabajo que reconozcan el derecho a la libertad de cada uno de vivir libremente sin depender de otros. Desarrollo de la producción agrícola para erradicar el ”derecho al hambre” de haitianos y haitianas, una política de vivienda para los más vulnerables, el desarrollo de una verdadera política de medio ambiente y de salud, y el resto vendrá después.
Uno reconoce un estado democrático cuando la vida socioeconómica atiende un nivel de satisfacción aceptable para las masas populares. La democracia es el trabajo, es el resumen del pensamiento de Voltaire, es la ausencia de vicios, de aburrimiento y de necesidades. La Democracia Nacional no es la distribución de ayudas alimentarias extranjeras, visibles pero ficticias. Cuando el pueblo no conozca el desempleo, no será acusado de robar la ayuda alimentaria para los pobres. La nación haitiana reclama educación y trabajo, no ayudas alimentarias, vestimentas, zapatos y asistencia médica temporal.
¿Cómo podemos hablar de desarrollo económico con una burguesía importadora que no cree en la creación de empleos, para la cual la ganancia personal egoísta es la regla? Ella cree que los Derechos Humanos son anomalías. El derecho a la alimentación, a portar ropas en buen estado, a la salud, son excepciones en Haití, los contrarios son la regla nacional.
Una nación humanista habita un Estado asesino en el seno de una potencia hegemónica.
Los jefes de Estado haitianos no han nacido delincuentes, en realidad son atendidos siempre por una corte de adulantes, auténticos mercenarios siempre detrás de la ganancia económica. Sin embargo el Estado haitiano no constituye en realidad la verdadera causa del bloqueo al desarrollo económico nacional, en realidad ha jugado el papel de chivo expiatorio responsable de la miseria y el subdesarrollo de Haití. Los hombres de poder haitianos no han tenido jamás las manos libres para extender su autoridad en el gobierno del país. Han sido siempre los vasallos de la clase rica que no ha considerado jamás la cuestión de la redistribución de la riqueza nacional por medio de una política de desarrollo económico facilitando la creación de empleos para mejorar las condiciones del pueblo. Esta clase rica no negocia con el Estado haitiano más que la oferta de la corrupción. En caso contrario la alternativa es el golpe de estado o el exilio. Los eventos del 29 de febrero de 2004 que ocasionaron el exilio del ex presidente Jean-Bertrand Aristide en África del Sur, son un testimonio elocuente para comprender la tragedia de los escenarios políticos haitianos. ¿Cuándo la burguesía, la elite intelectual haitiana, harán una alianza pareja con las masas populares haitianas para orientar el Estado Haitiano hacia el bien común del interés nacional?
Sin el apoyo a la sociedad civil acompañada del apoyo popular, el Estado haitiano no hará nada para representar las demandas de la gente y protegerla de las intransigencias aplicadas por la comunidad internacional a la política haitiana. Cuando la Nación demande realmente las cuentas, nadie podrá negarse a presentarlas. Quien financia es quien manda. Se dice “El dinero es el motor que hace funcionar todas las empresas humanas, puesto que la política nunca es un regalo” ¿Quién podrá mentir nuevamente a las masas populares haitianas? Son los hijos de una nación los que salvarán su Estado. Ayer el monstruo social fue Aristide, hoy es Preval, mañana ¿quién será el próximo monstruo presidente haitiano? La respuesta se encuentra en el axioma popular.

En medio de la crisis política estadounidense Mayoría mundial expresa en ONU desacuerdo con EEUU


Barómetro Internacional

Por Ernesto Wong Maestre

Como los medios de comunicación transnacionales al servicio del complejo militar-financiero-industrial-comunicacional (CMFIC) de EEUU tienen entre sus funciones ignorar o minimizar las noticias y comentarios que puedan dañar sus intereses de hegemonía, los resultados de las sesiones de la Asamblea General de la ONU son blanco de esa política imperial que también impulsa -aunque parezca paradójico- la imagen de la inutilidad de la ONU, sobre todo cuando a la Asamblea General se refiere, la única opción de acuerdo colectivo mundial que sin ser vinculante tiene significativa relevancia.
En seis Resoluciones aprobadas este 30 de noviembre en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre temas relacionados con el conflicto del Medio Oriente, los Estados Unidos e Israel votaron en contra de la mayoría mundial que busca salidas pacíficas y justas.
Con más de 100 votos en cada una la Asamblea General de ONU aprobó las resoluciones sobre el Comité para el ejercicio de los derechos inalienables del pueblo palestino, la División de la Secretaría de los Derechos de los Palestinos y sobre el Golán sirio, informa un reporte del periodista Victor Carriba, corresponsal de Prensa Latina.
Los temas que mayor aprobación mundial tuvieron en las resoluciones aprobadas, con más de 160 votos, fueron referidos al Programa especial de información sobre la cuestión de Palestina, el Arreglo pacífico de la cuestión de Palestina y los casos de Jerusalén, y en todos ellos votaron en contra de la gran mayoría los EEUU, Israel, Islas Marshall, Micronesia, Palau y Nauru.
La mayoría mundial demostró con diferentes argumentos y desde diferentes perspectivas el interés prioritario de los gobiernos de los cinco continentes en que Israel debe retirarse de los territorios palestinos ocupados, que debe cesar la construcción de asentamientos en esas tierras y que se deben cumplir las resoluciones de la ONU sobre el Medio Oriente.
Carriba estima que esa mayoría mundial opuesta a EEUU e Israel reiteró “la defensa de los derechos inalienables del pueblo palestino, entre ellos a la libre autodeterminación, uno de los principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas”.
Al evaluar este impacto en la opinión pública mundial el periodista recuerda cómo en este año esa mayoría de los gobiernos del mundo se expresó con 187 votos a favor de la Resolución que condenó por genocida y cruel el bloqueo económico, financiero y comercial de EEUU contra Cuba por medio siglo, con lo cual quedó aún más aislado el gobierno estadounidense.
Pareciera que los gobernantes en el mundo están tomando conciencia de la crisis ética a que algunos líderes y estudiosos se han referido últimamente con mayor intensidad.
Las Resoluciones de la ONU no son vinculantes y tampoco ejercen mayor peso en el Consejo de Seguridad donde las decisiones están permeadas por el derecho al veto que disponen sólo cinco potencias (EEUU, Rusia, China, Francia e Inglaterra) y sus direcciones estarán determinadas por sus intereses y posiciones políticas de cada uno de esos gobiernos, unos más estables que otros y/o con más contradicciones internas que otros. Sin dudas, según las tendencias mundiales, cada día que transcurra EEUU quedará más aislado en ese Consejo de Seguridad.
Sin embargo, no considerar estos cambios sustanciales en la opinión pública mundial por parte de las potencias que pueden provocar o detener una conflagración mundial sería una actitud demencial, poco probable aunque no excluible en el mundo globalizado de hoy.
Estos últimos acontecimientos de ONU se producen en medio de una fuerte crisis económica en los EEUU con claras expresiones en la correlación de fuerzas políticas que obstaculizan de forma creciente la gestión de gobierno del presidente Barack Obama, sobre todo por el ascenso de corrientes ultraderechistas sobre las cuales el partido Republicano ha basado su accionar.
Así quedó evidenciado este martes en la reunión bipartidista con la participación de Obama en la cual congresistas republicanos expresaron su oposición a eliminar la extensión de impuestos al 2% de la población más rica del país que si se mantiene dicha negativa ello representaría un déficit fiscal de 700 mil millones de dólares, según reportó Prensa Latina.
Pero los obstáculos internos a Obama no se detuvieron y en el candente tema de la carrera armamentista los republicanos allí presentes encabezados por Mitch McConnell y el próximo presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, manifestaron su oposición a la aprobación del Acuerdo Start de desarme nuclear con Rusia, sobre el cual Obama había reiterado su compromiso de cumplirlo a su homólogo Dmitri Medvédeev en la ultima reunión de la Otan en Lisboa en que cortejó a la potencia euroasiática para tenerla de su lado en el escudo antimisiles “europeo”.
La crisis política pudiera elevar su nivel con el desarrollo de lo que ya se conoce como el “Cablegate” en referencia a los 250 mil documentos de EEUU clasificados como restringidos y secretos que el portal Wikileaks está difundiendo y que revelan varias de las características que durante los últimos treinta años ha tenido la diplomacia estadounidense trazada bajo los principios del llamado reaganismo establecidos por primera vez en los llamados Documentos de Santa Fe.
Sin embargo, dice el Secretario de Defensa Robert Gates, quien tiene sus días contados en la Casa Blanca, que las consecuencias para EEUU de las revelaciones de Wikileaks son pocas aunque no especificó la calidad de ellas, con lo cual demuestra una vez más su mediocridad estratégica heredada del falaz George W. Bush, tal y como quedó evidenciado en los comentarios de varios gobiernos aliados sobre las Memorias del expresidente estadounidense.
"¿Es embarazoso? sí, ¿es incómodo? sí. ¿Consecuencias para la política exterior estadounidense? Muy pocas", expresó Gates en una rueda de prensa reportada por varias agencias.
El descrédito, la desconfianza o la cautela internacional hacia la diplomacia estadounidense se hace evidente en los comentarios de la prensa mundial, en las controvertidas declaraciones de sus aliados que se encuentran presionados por la opinión pública de sus sociedades y en las declaraciones de los gobiernos que se han visto afectados por el espionaje de EEUU que tomarán nuevas medidas de defensa ante las evidentes intromisiones, lo cual abrirá de inmediato una fase de mayor debilidad en el uso de los instrumentos diplomáticos del denominado “smart power” y en las propias operaciones que llevan a cabo las numerosas agencias de información e inteligencia de la primera potencia militar del planeta.
¿Conducirá ello a priorizar aún más las herramientas no diplomáticas y los instrumentos de fuerza?
“Hay muchas cosas de las cuales hablar cuando Estados Unidos está envuelto en un colosal escándalo como consecuencia de los documentos publicados por Wikileaks, cuya autenticidad -independientemente de cualquier otra motivación de ese sitio web- nadie ha puesto en duda” afirmó el líder cubano Fidel Castro en su última reflexión sobre Haití y el cólera.
Y todo ello formando parte de una coyuntura mundial en la cual se destaca la crisis financiera, económica y política europea con fuertes consecuencias sociales en Grecia, España, Italia, Bélgica, Holanda, Irlanda, Francia, Reino Unido, Portugal, Alemania, entre otros países de la Eurozona, así como el cauce que vienen tomando los conflictos en el Medio Oriente y el conflicto de la Península coreana en los cuales EEUU está inmerso sin dar señales de cómo va a salir de ellos sin obtener una derrota aplastante. wongmaestre@gmail.com

Ah... ¡Qué Chávez!


José Steinsleger

A
12 años del inicio de la revolución bolivariana, dibujemos algunas palomitas que dan cuenta de la preocupante orientación estatista de ésta. Aclaración pertinente: los datos que siguen a continuación no provienen de Wikileaks.

Economía y finanzas

1. Liberación del país del Fondo Monetario Internacional. 2. Aumento de las reservas internacionales. 3. Disminución de la deuda pública de 47.5 a 25 puntos (2003-2006). 4. Eliminación del impuesto al débito bancario. 5. Creación de tres grandes bancos: del Tesoro, de Desarrollo y del Sur.

Petróleo

6. Recuperación de la industria petrolera. 7. Recuperación de la OPEP como organización defensora de los precios del petróleo, y creación de Petrosur. 8. Liberación de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) de la comisión de valores de Estados Unidos, pagando la deuda correspondiente (26 mil millones de dólares). 9. Aumento de las reservas con la recuperación de la franja del Orinoco.

Agricultura y producción

10. Rescate de tierras para la agricultura y entrega de tierra a campesinos. 11. Diversificación de la producción. Creación de fábricas como la de tractores, bicicletas y automóviles, así como cemento en asociación con Irán.

Salud

12. Creación de un nuevo Servicio Nacional de Salud (Misión Barrio Adentro). 13. Dotación de hospitales con incubadoras y equipos sofisticados. 14. Construcción del Cardiológico infantil. 15. Millares de personas que han recuperado la vista (Misión Milagro). 16. Disminución de la mortalidad infantil en 27 por ciento. 17. Aumento en la esperanza de vida a 73.18 años. 18. Construcción de la primera Clínica Popular Indígena en Apure, y extensa red de 10 ambulatorios para los indígenas.

Mujer

19. Creación de Inamujer. 20. Creación del programa Simoncito (atención a los niños desde antes de nacer). 21. Extensión del periodo de lactancia materna que obliga a los empleadores a darle más semanas a las madres trabajadoras. 22. Apoyo a 200 mil madres con dificultades económicas (Misión Madres del Barrio).

Educación

23. Universidad Bolivariana en todos los estados (más de 800 técnicos superiores graduados), y Universidad del Deporte, en Cojedes. 24. Apertura de estudios de bachillerato para miles de personas. Más de 200 mil bachilleres graduados (Misión Ribas). 25. Alfabetización de más de millón y medio de personas, por lo cual la UNESCO declaró al país libre de analfabetismo. 26. Recuperación de más de 10 mil planteles educativos. 27. Creación de 58 mil 236 nuevas escuelas. 28. Creación de 255 escuelas técnicas donde estudian 203 mil alumnos. La meta es llegar a 500 escuelas técnicas para 500 mil alumnos. 29. Edición de más de 50 millones de libros de distribución gratuita para elevar el nivel cultural del pueblo. 30. Dotación a las bibliotecas públicas del país. 31. Recuperación de más de 100 mil planteles educativos. 32. Creación de más de 6 mil escuelas bolivarianas y 75 mil bibliotecas de aula. 33. Pago de todos los pasivos de los maestros y aumento sustancial de sueldo. 34. Eliminación de cobro de matrículas en los colegios del Estado.

Pobreza, trabajo y vivienda

35. Disminución de la pobreza crítica de 80 a 30 por ciento (1998-2007). 36. Atención a cientos de personas y niños de calle (Misión Negra Hipólita). 37. Red de Casas de Alimentación para personas en necesidad. 38. Declaración de inamovilidad laboral, para impedir despidos. 39. Programa de sustitución de ranchos por viviendas. 40. Con prestaciones, el salario mínimo del trabajador venezolano asciende a 638 dólares mensuales (8 mil pesos mexicanos).

Servicios

41. Aumento del número de personas que hoy tienen agua potable y electricidad. 42. Creación de los Distritos Sociales de PDVSA para asistir a cientos de comunidades en el país. 43. Plan nacional de gasificación (gas directo para todas las comunidades).

Comunicación

44. Creación de Telesur y la Agencia Bolivariana de Noticias (ABN). 45. Aprobación de la ley de responsabilidad social en radio y televisión. 46. Puesta en órbita del satélite Simón Bolívar, para el desarrollo de telemedicina, teleducación y la independencia de información.

Medio ambiente

47. Aumento de 6 mil 700 aves de la población de flamencos del Caribe, especie amenazada de extinción. 48. Siembra de 20 millones de árboles desde 2006 (Misión Árbol).

Seguridad

49. Aumento del número de afiliados al Seguro Social, y de las pensiones a los ancianos. 50. Pago de todas las deudas con profesores, médicos y jubilados. 51. Jubilación a maestros de las escuelas católicas Fe y Alegría, que en 50 años no habían recibido jubilación y aguinaldos. 52. Construcción de ciudades penitenciarias a fin de resolver la problemática de las cárceles.

Fuerzas armadas

53. Independización de las Fuerzas Armadas de la influencia de la Escuela de las Américas. 54. Salida de técnicos yanquis que realizaban espionaje en los cuarteles y diversificación de mercados para abastecerse de armas.

Integración

55. Ingreso al Mercosur. 56. Creación de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba) como alternativa del Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA).

Política

57. Elevación de la autoestima de los venezolanos. 58. Establecimiento de la soberanía del país. 59. Enaltecimiento de la historia de luchas populares y nacionales. 60. Democracia efectiva.

Fuente: La Jornada México

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Jose Steinsleger es escritor y periodista. Miembro fundador de la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP, 1976), de la Agencia Latinoamericana de Servicios Especiales de Información (ALASEI-UNESCO, 1984) y del movimiento "En defensa de la humanidad" (México, 2003). Desde 1996 mantiene una columna fija en el periódico mexicano La Jornada. Autor y co-autor de algunos libros sobre la coyuntura política de América Latina.

2011: Nada

El fracaso de Caldero�n es pu�blico y notorio. Se puede medir con la ca�ida del poder adquisitivo de los salarios, con el retroceso del pa�is en los indicadores internacionales de crecimiento y bienestar; con la ausencia del estado de derecho en extensas regiones; con el temor y el miedo de la poblaci�on, con la inseguridad p�ublica

Manuel Bartlett

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Termina el año 2010, Bicentenario del estallido popular exigiendo independencia del colonialismo e igualdad contra las castas, y el Centenario del levantamiento por la democracia y la justicia social nacionalista, que fueron paradójicamente conmemorados en un México hundido en la desigualdad creciente, violencia generalizada, fragilidad del Estado sostenido precariamente por el Ejército, la policía, una burocracia ineficaz y mediocre, subordinado al dominio económico y político transnacional, e injerencia extranjera en funciones vitales. Por eso, la mojiganga conmemorativa disfrazó el abandono de la Independencia y el olvido de la Revolución.

México está en crisis, el punto de inflexión entre la vida y la muerte que obligaría a actuar urgentemente a favor de la vida. No es exageración, ni propósito de escándalo, es la realidad que, pese a la desinformación y a la manipulación mediática, irrumpe todos los días.

El Estado mínimo neoliberal, dependiente de fuerzas externas, impotente, no garantiza la integridad territorial, menos la unidad nacional; abandona sus responsabilidades sociales y económicas, confía la seguridad nacional y la “inteligencia” al extranjero. La guerra de Calderón contra el crimen organizado —perdida por acciones que no se hacen en Estados Unidos— nos desangra, arruina, aterroriza en una pesadilla sin fin.

Nuestra cultura, esencia de la unidad nacional se pierde por el apabullante contenido extranjerizante de la radio, el cine y las televisoras. La educación se deteriora en las complicidades.

El Estado es la única organización capaz de proteger al pueblo, de asegurarle los elementos de subsistencia y desarrollo, de mantener el equilibrio social, de defender nuestros recursos naturales contra las ambiciones hegemónicas. Su debilidad auspicia todas las invasiones y saqueos. La crisis pone en riesgo inminente nuestra existencia como nación soberana, como pueblo original, y frente a esta amenaza real, en curso, el 2011 no ofrece ninguna esperanza.

Felipe Calderón no confronta la crisis, la profundiza, delega soberanía; insensible ante el empobrecimiento galopante de la mayoría de la población dejada a su suerte, no toma medida alguna para proteger nuestros intereses, se limita a esperar que la impredecible recuperación estadounidense nos rescate, degradándonos a la calidad de apéndice de nuestros vecinos.

La “élite política” tampoco se interesa en la crisis, no ofrece alternativas absorta en sus habilidosos juegos de poder, en intereses personales. El 2011 es la antesala del 2012, la elección presidencial y nada más. Es incontestable que la crisis que amaga a la nación, demanda soluciones de fondo y no se quiere ni pensarlas porque afectan intereses, no los del pueblo, que continuará empobreciéndose, ni de la nación que se diluye, sino los de quienes mandan.

Una certera explicación de esta situación la da Ramón Eduardo Ruiz, mexicano nacido en San Diego, hijo de migrantes, devenido destacado académico: “El neoliberalismo agoniza en todas partes menos en México, cuya oligarquía dominante, con lazos comerciales y financieros, en especial con Estados Unidos, ha llevado por décadas las riendas del poder… acumulan su oro… bailan alegremente al son de los dogmas neoliberales… se aferran a la globalización, el nuevo término para designar al imperialismo occidental… los hombres que dictan los términos de la política, no están en sintonía con las necesidades de la mayoría del país.” Don Ramón, fallecido este año, escribió desde allá, en la Universidad de California, no militó en política mexicana, su amor por México su “patria cultural” como él lo definió lo llevo a analizar ¿por qué unos cuantos son ricos y la población pobre?

mbartlett_diaz@hotmail.com

Ex secretario de Estado

Guardaespaldas de latón

Detrás de un guarura mexicano no se halla precisamente un hombre capacitado y con temple de acero; está un elemento improvisado, mal pagado y sin prestaciones, un escolta de latón tan frágil y vulnerable como las personas que “protege”. Las autoridades no saben con precisión cuántos de ellos hay en el país, pero lo cierto es que la inseguridad que campea en el país ha disparado el número. Cálculos extraoficiales indican que son 18 mil, la mayor parte de ellos expolicías y militares venidos a menos.

Son violentos por naturaleza. Su negocio es jugarse la vida por un extraño a cambio de un salario que no compensa los riesgos. Los más experimentados se saben vulnerables, y poco a poco se vuelven huraños, solitarios, duros, casi insensibles; su familia, abandonada. Trabajan sin prestaciones, enferman sin atención, se vuelven obsoletos muy rápido y envejecen en el olvido.

“No es una chamba cualquiera, hace falta vocación”, comenta un escolta retirado que prefiere el anonimato. “Puedes ser bueno para pelear, o un excelente tirador con pistola, o un gran conductor de autos, pero nada de eso te habilita para cuidar a una persona.”

Hace falta capacitación, pero en México no existe una “escuela de guardaespaldas”. Si bien la mayoría son policías y militares, pocos pertenecieron a cuerpos especializados en protección de personas. En la realidad, la mayor parte de los guaruras –como se les conoce peyorativamente– son empíricos; aprenden de los más viejos los trucos del oficio, desde protocolos de seguridad hasta cuestiones prácticas, como darse tiempo para comer y dormir, o qué ropa usar. En lo que aprenden, los errores y la inmadurez van dejando huella y al final pasan la factura al cuerpo: son comunes várices, gastritis y úlceras, riñones dañados, lesiones de columna y hasta trastornos sicológicos por estrés postraumático.

Nadie sabe cuántos son, ni siquiera las autoridades. No existe un padrón ni estadísticas confiables que los cuantifique. El 90% de los escoltas en el país son proporcionados por las policías auxiliares o bancarias, sin ningún tipo de control, coinciden el Consejo Nacional de Seguridad Privada (CNSP) y la Sociedad Mexicana de Guardaespaldas (SMG), y están bajo control directo de los gobernadores. Estos policías lo mismo son alquilados como guardias de seguridad para todo tipo de empresas que como escoltas particulares, sin mayores prestaciones ni la capacitación debida, asegura Ángel Desfassiaux, presidente del CNSP.

Julio César García Marín calcula en 18 mil el número de escoltas a escala nacional. Presidente de la SMG, sociedad civil que brinda servicios de consultoría en seguridad y trabaja en la profesionalización del sector, resalta que, si acaso, los elementos improvisados como escoltas reciben una capacitación de ocho horas para proteger personas. “Nosotros damos una formación de 768 horas, entre cursos y diplomados”, contrasta.

Considerado como una competencia desleal e ilegal por todo el sector, el tráfico de policías “se ha convertido en una caja chica de los gobernadores, sobre la que no rinden cuentas”, acusan David Chong, secretario general de la Corporación Euro Americana de Seguridad (CEAS México), y Arnulfo Garibo Ramírez, presidente de la Confederación Nacional de Empresarios de la Seguridad Privada y Similares del Ramo (Conesprysir).

Armados con una licencia colectiva que concede la Secretaría de la Defensa Nacional, es frecuente que estos escoltas den servicio fuera de su jurisdicción, lo que constituye otra ilegalidad, se queja Chong.

De hecho, cualquiera puede convertirse en guardaespaldas. Y lo más grave es que puede hacerlo de la noche a la mañana. “Yo soy empresario y mi cuñado tiene el forje y lo quiero de escolta. Yo lo mando a darse de alta a la policía auxiliar y me arreglo con la policía para que me lo regresen comisionado, con arma. Así de fácil”, describe Marco Antonio Gómez Patiño, gerente de Samahe, empresa consultora en seguridad privada.

“Es como el caso del JJ”, el hombre que casi mata al futbolista Salvador Cabañas. “Él traía 14 escoltas de la policía auxiliar del Estado de México, y ya sabemos a lo que se dedica”, apunta Desfassiaux.

Otra opción es contratar militares, y aprovechar que los oficiales retirados conservan el arma de cargo y pueden portarla, “sin importar que no sepan usarla porque fueron simples cocineros”, apunta Garibo Ramírez, él mismo exsargento del Estado Mayor Presidencial.

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Muchos guardaespaldas dejan todo en este trabajo. Salud, afectos, relaciones sociales quedan detrás del deber, particularmente la familia, que sufre de abandono; no son raros los divorcios y las infidelidades. Paradójicamente, los escoltas viven la vida de sus protegidos, pueden convertirse en sus confidentes, cuidan y crían a los hijos de otros.

Pero son pocos los que llegan a los 60 años todavía trabajando, más por su experiencia que por sus capacidades físicas. A los 45 ya son demasiado viejos para que alguien los contrate. La jubilación no existe para los que no tuvieron la precaución de ahorrar: terminan de cuidadores en una tienda o en un condominio.

Un guardaespaldas que fue jefe de escoltas en una trasnacional, con un salario de 60 mil pesos mensuales –estratosférico para el sector–, se quedó sin chamba ya siendo un hombre mayor y puso una fondita con su mujer; “a ver si se da”, se resigna.

Conforme la inseguridad copa al país, la demanda de guardaespaldas aumenta. Y con ella, la desconfianza en los escoltas mexicanos y el interés de ciertos sectores por contar con guardias personales extranjeros, una práctica fuera de la ley. En México, ningún ciudadano de otro país puede prestar servicios de seguridad, mucho menos portar armas.

Aunque todos los entrevistados coinciden en que los guardaespaldas extranjeros representan una ilegalidad más en el sector, ninguno parece alarmado. “Son la excepción de la regla”, dice Desfassiaux. “Rondan la leyenda urbana”, apunta Chong.

“Sabemos que hay extranjeros que tienen sus propias escoltas, solapados, tolerados o como los quieras llamar. Ahora la moda es traer israelíes”, comenta el secretario general de CEAS México.

Según David Chong, pocos pueden darse el lujo de tener guardaespaldas extranjeros. Los salarios de ellos rondan entre 5 mil y 7 mil dólares mensuales, más los gastos de estancia en el país. Una escolta profesional mínima es de seis elementos, y trabajan en dos turnos, es decir, al menos hacen falta 12 hombres. “¿Cuántos pueden pagarlo? Tal vez en las comunidades judía y árabe, o los estadunidenses”.

“Sé que hay en Nuevo León, en Tamaulipas y en Ciudad Juárez”, comenta el presidente de la Sociedad Mexicana de Guardaespaldas.

“Lo preocupante no es que estén aquí, sino que eso habla de que no confían en los escoltas mexicanos. Por eso debemos elevar su preparación y perfiles”, insiste García Marín.

Ya bastante problema es que el país esté plagado de “seudoentrenadores israelíes o estadunidenses que no tienen ningún tipo de valoración”, se queja Desfassiaux. Lo peor, dice, “es que están poniendo en peligro a la gente que requiere capacitación”.

Para Ricardo Frías, jefe de capacitación de personal de la empresa de seguridad Multisistemas de Seguridad Industrial, una de las más grandes del país, es un mito que los escoltas extranjeros estén mejor capacitados que los mexicanos.

“No es cierto, porque hay marcos legales diferentes, capacidades de uso de fuerza distintas en cada país, contextos que desconocen. El manejo de protección de un VIP es completamente diferente en México que en otro país. Entonces, lo que se cree que es una solución, al final se convierte en un problema. Hay documentados muchos casos de escoltas israelíes que han actuado con exceso de agresividad, por el tipo de entrenamiento que tienen. Si yo enseño estas tácticas en México, suelto en la calle a alguien muy violento.”

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El boom de los guardias personales y de escoltas extranjeros se nutre de la inseguridad en el país. “Oficialmente, cada año ocurren unos 600 secuestros. La realidad es que hay 100 veces más, y me quedo corto. La gente ya nada más está esperando a ver a qué hora le toca”, especula Chong.

Pese a ello –o quizá por ello–, los guardaespaldas no viven precisamente su mejor época profesional. “La gente que realmente tiene dinero no está trayendo extranjeros para que los cuide, se está yendo del país o ya se fue”, asegura Julio César García Marín, quien a principio de año registró a 350 de los 620 miembros de la Sociedad Mexicana de Guardaespaldas en el desempleo. “Yo mismo he perdido clientela a la que nosotros entrenamos a sus escoltas”.

El miedo creciente y la bolsa de trabajo de la SMG les ayudó a recuperarse: para mediados de octubre pasado sólo quedaban 14 escoltas desocupados.

La desconfianza en los guardaespaldas mexicanos no es gratuita. Como si no bastaran las historias negras sobre escoltas que “ponen” a sus protegidos para que sean secuestrados, la prepotencia es su marca.

“La culpa no es del escolta improvisado, sino de quien lo contrata. La gente con alguna posición de poder se jala al amigo, al compadre, al conocido, al recomendado, y lo que menos checan es el perfil. No entienden que así están exponiendo su propia vida”, lamenta García Marín, quien fue guardaespaldas durante 13 años, tanto de políticos y funcionarios como de empresarios y actores.

Los escoltas profesionales tampoco se dan en maceta. Por eso muchos guardaespaldas vienen de abajo. “El vinatero, el tlapalero con lana, ese no va a querer un escolta; él va a adquirir a dos güeyes del barrio y los va a transformar. Se va a preocupar por sacar una portación de arma, por enseñarlos a tirar. Ellos conocen el barrio, el lenguaje coloquial, a la banda. Yo a eso me dediqué un tiempo, en Tacubaya. Y así se va ascendiendo. ¿Eres bueno para los putazos?, pues ahora vas a aprender a usar arma. Muchos que hoy son guardias de familias acá, poderosas, o de políticos, son del barrio. ‘¿Fuiste policía o aspirante? Vente’. Por eso está lleno de guarros. Esa es la diferencia con los escoltas profesionales”, cuenta otro guardaespaldas con el que platicó Proceso.

“No hay una cultura de seguridad. La gente quiere barato, no está dispuesta a contratar a más de un guardaespaldas ni a pagarle más de 5 mil pesos mensuales, y no le importa si funciona o no, pero ya que estás trabajando te exigen como si sí les importara. Entonces, ¿quieren barato o bueno?”, cuestiona Santiago Aguilera Gómez, director de Samahe, quien junto con su socio Marco Antonio Gómez Patiño sabe lo que es estar en el terreno. Ahora ambos manejan una empresa de seguridad integral que incluye el servicio de guardaespaldas.

Hasta la típica prepotencia de los guaruras es otro síntoma de su improvisación. Como muchos trabajan solos, con jornadas de hasta 20 horas diarias, “terminan haciendo funciones de dama de compañía, poniendo la cara de más malo y haciendo movimientos rudos para que sirvan de disuasión”, reconoce un escolta consultado por el reportero, pero la verdad, dice, “es porque más bien tienen miedo, quieren aparentar que le puede dar en la torre a todo el mundo para no sufrir él un percance”.

Los escoltas improvisados venden sus servicios lo más barato. Ya preparados, se valoran a sí mismos, asegura Julio César García Marín, porque tienen que considerar incluso hasta los riesgos legales a los que están expuestos. “Puedes matar, o tu protegido puede morir o ser secuestrado. En cualquier caso quedas bajo investigación, y si no tienes un buen abogado y capital para pagar tu defensa, quiero ver si sales”.

La Sociedad Mexicana de Guardaespaldas les enseña a trabajar en tácticas de inteligencia y contrainteligencia. “No se trata de probar si eres un buen tirador; es mejor evitar que se dé un enfrentamiento. Un escolta no es un Rambo que va a repeler a un ejército él solo”: se tiene que convertir en un experto en gestión y evaluación de riesgos.

La capacitación les cambia hasta la apariencia. El que no sabe, anda pelón y ostenta el arma. Luego aprenden que la mejor protección es la que no se ve, que no pueden tener vicios, que deben ser personas centradas, con valores sólidamente definidos. “Aquí es muy fácil que alguien te pueda tentar”.

La falta de cultura de seguridad toca por igual a guardaespaldas, que deben cobrar conciencia de la necesidad de profesionalizarse, y al cliente, que debe entender que el escolta no es para bañar al perro ni para hacer mandados. “Si quieren un mozo, que contraten a uno, porque traer un mozo armado te sale muy caro”, ironiza García Marín. “Mucho menos para mentarle la madre a alguien o para madreárselo. El escolta debe ser honesto consigo mismo y debe ser capaz de decirle al cliente: ‘A mí me contratas para protegerte, no para ser tu perro de pelea’”.

Para ser guardaespaldas el físico no importa tanto, no es necesario parecer gorila, asegura. Pero debe ser una persona centrada, que controle sus emociones y sus reacciones, no ser explosivo; ser paciente, tener ética, ser honesto y leal. “Eso no se compra ni se enseña”.

Esto es particularmente importante en momentos de crisis. Un guardaespaldas tarde o temprano se verá inmerso en un enfrentamiento. Y va a disparar. Y puede llegar a matar. El estrés postraumático es inevitable, pero muy pocos reciben terapia.

Un escolta ya curtido cuenta:

“No hay terapias para escoltas que hayan disparado. Y si las hay, yo creo que nadie las usa. Debería haber. Pero tampoco hay forma de que uno se pase tres o cuatro años con el sicólogo. Aquí si no te repones en chinga te mueres de hambre. Aquí la necesidad es lo que hace que superes el trauma. Y a volver a la chamba, y el mismo trabajo es el que te va sacando adelante. A veces lo platicas con los compañeros y ellos te dan su punto de vista, y te sientes mejor cuando te convences de que hiciste lo que debías hacer. Esa es nuestra terapia para sacarnos la culpa.”

Y todo por un salario que, tasado en horas, no supera al de un albañil.

“Este trabajo te lo tienes que tomar muy a pecho, porque si no te cuesta la vida, o le cuesta la vida al que proteges.”

La nueva esclavitud

Migrantes rumbo a Estados Unidos.

José Gil Olmos

MÉXICO, D.F., 29 de diciembre (apro).- Dicen que la historia no se repite, pero a veces hay hechos que parecen contradecir esa afirmación. Tal es el caso del secuestro de miles de inmigrantes centroamericanos y mexicanos por parte del crimen organizado, en connivencia con autoridades de México, para extorsionar a sus familias o para usarlos como esclavos en los plantíos de mariguana y amapola, o bien para el transporte de cocaína y drogas sintéticas hacia Estados Unidos.

En realidad no se tiene una cifra exacta de los inmigrantes que cada año son secuestrados en México, pero un informe de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) de 2009 señalaba que en sólo seis meses, alrededor de 10 mil indocumentados habían sido secuestrados por células de Los Zetas o pandillas que se los entregaban. Éstas, a su vez, pedían a los familiares de las víctimas el pago de hasta 2 mil 500 dólares por cada inmigrante, lo que dejó una ganancia a los delincuentes de cerca de 25 millones de dólares.

Este fenómeno inició a finales de la década pasada, pero en ésta ha cobrado mayor relevancia por los casos de los 72 inmigrantes centroamericanos asesinados en San Fernando, Tamaulipas, al negarse a participar como sicarios de Los Zetas; y la desaparición de 50 indocumentados de distintas nacionalidades en una localidad de Oaxaca. Esos hechos vergonzosos han llamado la atención del mundo, especialmente por la crueldad con que son tratadas las víctimas por parte de las mafias mexicanas.

Según un informe de la CNDH, en promedio 54 indocumentados son secuestrados cada día en México. De acuerdo con testimonios recogidos por la institución, se trata, muchas veces, de secuestros masivos de personas que son obligadas a trabajar como esclavos o a prostituirse, o someterse a todo tipo de humillaciones para conseguir su libertad.

"Agarraron un fierro que tenía una zeta dibujada, lo calentaron y me dijeron: Ahora sí te va a llevar tu chingada madre", relató un hondureño de 18 años, quien no sólo vivió en carne propia la tortura, sino que también vio padecer a otros jóvenes que fueron secuestrados en su grupo. "Él no quería hablar, no quería hablar, y (un secuestrador) le dijo: sos mudo que no hablas o no tienes lengua... Te voy a quitar la lengua para que de verdad no hables. Y agarraron un cuchillo, un puñal, le abrieron la boca y le rajaron la lengua."

Entre los siglos XVI y XIX la esclavitud fue uno de los más prósperos comercios de los países de Europa, principalmente España, Inglaterra, Portugal, Francia y Holanda. A este comercio también le entró Estados Unidos, que trajo de África la mano de obra que necesitaba para echar a andar su economía.

Millones de africanos e indígenas de América fueron marcados, golpeados, tratados como animales y expoliados hasta la muerte. Se erigieron entonces verdaderas empresas que se dedicaban a la caza, transporte y venta de hombres, mujeres y niños que se convirtieron en el motor de las economías de los países que hoy conocemos como “desarrollados”.

Hoy, en México, estamos ante una nueva versión del esclavismo con los inmigrantes nacionales y de otros países que son secuestrados por bandas del crimen organizado para realizar las labores que necesitan y que les generan ganancias millonarias, que al final del ciclo financiero realimentan las economías más poderosas del mundo.

Hace poco el portavoz del Consejo Nacional de Seguridad Pública, Alejandro Poiré, reconoció que los cárteles de las drogas secuestran a inmigrantes para obligarlos a integrarse a sus filas.

“Algunas organizaciones están enfrentando una situación muy adversa para abastecerse de recursos y para reclutar personas que voluntariamente quieran participar en estas bandas criminales”, dijo el funcionario.

Por su parte, el comisionado del Instituto Nacional de Migración (INM), Salvador Beltrán del Río, reveló que en lo que va del año han recibido la denuncia de 222 supuestos secuestros de indocumentados centroamericanos.

"Son casos que a nosotros nos han denunciado, que nos han señalado los migrantes que han sido asegurados por el Instituto Nacional de Migración, o sea que son migrantes que pasan por una estación migratoria y dicen: 'yo sí fui objeto de un secuestro o tuve conocimiento de un secuestro', pero hasta ahí", explicó.

Para investigar estos y otros casos, el pasado 31 de agosto la CNDH firmó con las secretarías de Gobernación y Seguridad Pública el Acuerdo sobre la Estrategia Integral para la Prevención y Combate al Secuestro de Migrantes, y actualmente elabora un nuevo diagnóstico sobre el plagio de indocumentados.

Pero lo que no han contemplado ni el gobierno de Felipe Calderón ni la CNDH son los secuestros de inmigrantes mexicanos por parte de los cárteles, que se han llevado camiones repletos de campesinos, de quienes hasta ahora no se conoce su paradero. Es el caso de los labriegos de Querétaro que desaparecieron de la Sierra Gorda en febrero pasado.

Un caso más reciente fue el de los 50 jornaleros –15 de ellos menores de edad– originarios de Eloxochitlán, Puebla, quienes fueron privados de su libertad por un grupo armado en la ciudad de Caborca, Sonora. Los campesinos plagiados fueron hallados con vida en el interior de un domicilio de la colonia Las Lomas, con huellas de golpes.

En octubre pasado, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) informó que tenía un registro de mil 700 personas desaparecidas, sea porque habían sido víctimas de levantones o bien por secuestros realizados en Tamaulipas y Nuevo León.

Y reconoció que otros cientos de personas habían denunciado a la IV Región Militar que algún familiar había sido plagiado o levantado por algún comando. Sin embargo, muchas familias ya no continuaban con la búsqueda de sus desaparecidos ni seguían el curso de las indagatorias por las amenazas de los grupos criminales.

Las desapariciones, según las fuentes militares, obedecen a tres razones fundamentales: en el caso de los levantones, para engrosar las filas de las organizaciones criminales ante las detenciones o muertes de sus miembros, o como una táctica para exterminar a los rivales, y en el caso de los plagios, para pedir rescates y financiar con ello sus actividades delictivas.

El 10 de agosto pasado, al celebrarse el Día Internacional del Desaparecido, la Federación Latinoamericana de Asociaciones de Familiares de Detenidos-Desaparecidos calculó que durante el gobierno de Felipe Calderón han desaparecido más de 3 mil personas: 400 por razones políticas, 500 mujeres y niños relacionados con la trata de personas y 2 mil 100 por razones de narcotráfico.

Este registro de más de 3 mil desapariciones es sumamente grave, y si seguimos la lógica del gobierno y de los militares, muchos de ellos habrían pasado a formar parte de las nuevas cuadras de esclavos que el crimen organizado ha formado para seguir con un negocio que día a día crece sin que las autoridades puedan detenerlos.

Hablar de dinero

Carlos Slim, empresario.

Marta Lamas

MÉXICO, D.F., 29 de diciembre.- Pocas cosas producen tantas consecuencias nefastas y peligrosas como el dinero: diputados que sin ningún conflicto ético aceptan que la Cámara solvente desde cuestiones personales (como la peluquería) hasta obligaciones ciudadanas (como sus impuestos); cúpulas partidarias que impiden la creación de nuevos partidos políticos (pues habría que repartir entre más el pastel de la subvención); empresarios que eluden de mil maneras pagar sus impuestos y que escatiman a sus trabajadores la repartición de utilidades; personas que se venden por dinero (y no hablo sólo del comercio sexual); narcotraficantes que atentan contra la sociedad por dinero; cómplices “decentes” que “lavan” ese dinero, y, final y aterradoramente, sicarios que secuestran y matan por dinero. Money makes the world go round, dice la canción. Lo que no aclara es en qué pavorosa dirección lo hace girar.

¡Habría tanto que decir sobre el dinero! Todos necesitamos ganar dinero, y no se trata únicamente de ambición o de codicia. Tener dinero se plantea como una necesidad fundamental para asegurarse dónde vivir, para vestirse y alimentarse, para educar a los hijos, para pagar medicinas, en fin, para vivir decorosamente. Sin embargo, hay un porcentaje ínfimo de personas –los multimillonarios– para quienes el dinero parece ser otra cosa.

Georg Simmel ha dicho que el dinero, por ser un equivalente universal de todos los bienes, se parece a Dios. Y Simmel encuentra gran similitud entre el deseo de absoluto que es propio de la experiencia religiosa y el deseo de tener más y más dinero. Ese deseo del absoluto que el dinero promete parece ser lo que impulsa a los empresarios y financieros de éxito a seguir y seguir acumulándolo, sin saciarse.

El caso de Slim es paradigmático. Personalmente él ya no necesita más; sin embargo, sigue y sigue haciendo dinero. ¿Qué busca? Probablemente lo que Simmel apuntó: el absoluto que la posesión del dinero parece prometerle. De otra manera no se explica que una persona inteligente como él siga acumulando millones que no necesita para cubrir sus necesidades (por muy lujosas que éstas sean). Salvo que Slim esté poseído de ese deseo de absoluto del que habla Simmel, no resulta fácil comprender por qué en lugar de subir la calidad de sus productos y abaratar su costo (el servicio telefónico, la comida de Sanborns, etcétera) persiste en exprimir hasta el fondo a sus consumidores y a sus trabajadores más vulnerables. ¿Por qué no le interesa, por ejemplo, que las meseras y el personal de cocina de Sanborns estén mejor pagados? ¿O que las personas que enfundadas en unos trajes amarillos y que venden en la calle tarjetas Telcel tengan prestaciones en lugar de comisiones? ¿Por qué no se preocupa por subir el nivel de vida de sus trabajadores y sus consumidores? ¿Qué otra cosa sino el deseo de absoluto, confundido en este caso con el dinero, puede llevarlo a ese extremo de rapacidad?

Slim es un empresario “filantrópico”, que dona cantidades importantes y beca a miles de estudiantes. Pero esa buena actitud no basta. No es por maldad, sino por compartir la “lógica de mercado” que este magnate tiene un desinterés vital respecto a la posibilidad de transformar sustantivamente la situación de la mayoría de las personas en nuestro país.

Pero no hay que personalizar. También otros empresarios y, más aún, los financieros, corredores de la Bolsa o banqueros que trabajan a manos llenas con esa abstracción que es el dinero, se confunden ética y políticamente. Parecería que todos ellos creen, por tener dinero a manos llenas, que tienen, aunque sea por un momento, el absoluto. Y cuando se tiene el absoluto, ¿por qué detenerse en detalles nimios, como la situación de los demás, los trabajadores y consumidores, incluso de aquellos que dependen directamente de ellos?

La acción política es la única capaz de modificar este esquema de acción de los multimillonarios. No hay suficiente dinero de la recaudación de impuestos para financiar buenos servicios públicos. ¿Acaso es justo que los millonarios paguen el mismo porcentaje de impuestos que los profesionistas de clase media, el 35%? Los políticos, que supuestamente trabajan para la sociedad, tendrían que poner reglas más estrictas a quienes tienen más. Sí, en teoría los políticos deberían tener eso que Weber llamó la ética de la responsabilidad. Pero nuestros diputados y políticos (con honrosas excepciones) están más interesados en “proteger” los intereses de los empresarios y financieros que en hacer leyes que apunten a una mejor redistribución de la riqueza y de la seguridad: En una sociedad más equitativa, con buenos servicios sociales, no hay necesitad de guaruras ni existe el miedo al secuestro.

Habrá que revisar el vínculo impuestos/seguridad en el marco de ser el país con el hombre más rico del mundo y, al mismo tiempo, con un índice brutal de desigualdad y pobreza. Hay que hablar de dinero, de cuántos impuestos pagan los que tienen más y de cómo esos impuestos se transforman –o no– en servicios públicos. Hay que hablar de qué significaría que todos los ciudadanos tuvieran una renta básica, o sea, un ingreso ciudadano mínimo y contaran con una seguridad social de calidad. Sí, el año que viene habrá que hablar más del dinero, del supuestamente privado y del público, pero mientras tanto les deseo que tengan un buen inicio de año, sin problemas de dinero.