domingo, abril 10, 2011

Japón contamina radiactivamente cielo, océano y tierra

Tokio. Al grito de “No necesitamos Fukushima”, unas 17 mil personas protestaron en esta ciudad contra las centrales nucleares y a favor de energías alternativas. Ap

Bajo la Lupa
Sobrevivientes del terremoto del 11 de marzo transportan cajas con ayuda hacia un albergue en Otsuchi, de la prefectura de Iwate, en el noreste de Japón

Antecedentes

Ningún totalitarismo ha estado exento de masivos accidentes nucleares, sean estatales, sean neoliberales, cuando los errores humanos de juicio y operación han contribuido determinantemente en su detonación.

Tampoco cierto tipo de humanos requiere de accidentes para lanzar sus bombas radiactivas a las poblaciones civiles, como fue el caso de Hiroshima y Nagasaki devastadas por Estados Unidos.

Según el libro La decisión de usar la bomba atómica y la arquitectura de un mito estadunidense (Knopf, 1995), de Gar Alperovitz, basado en documentos desclasificados, Estados Unidos lanzó sus dos bombas radiactivas para prevenir una invasión de la URSS a Japón, sin haber importado el daño colateral. ¡La demencia total!

El primer accidente en la isla de Tres Millas (Estados Unidos) en 1979 fue de corte neoliberal y su propiedad pertenecía a la antecesora bursátil de First Energy Co.

La planta de Chernobil, manejada por la URSS, es la única en haber alcanzado el nivel 7 en la Escala Internacional de Eventos Nucleares (INES, por sus siglas en inglés) de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), hoy fatídicamente dirigida por el japonés Yukiya Amano (tan duro con el proyecto civil atómico iraní y cuán dócil con la planta bélica clandestina israelí de Dimona).

Chernobil devastó la economía soviética y fue uno de los detonantes de su disolución tres años más tarde.

La empresa privada TEPCO –primera entre 10 de Japón y cuarta del mundo (detrás de las germanas E.ON y RWE, y Electricité de France)– es a la industria eléctrica lo que la anglosajona BP es al mundo petrolero: sus depredaciones y mendacidades no son accidentales, sino adictivos.

Hace nueve años la contaminadora nuclear TEPCO había ocultado y falsificado anomalías en sus plantas, lo que llevó al cierre de 17 reactores.

Stephanie Cooke documenta en su libro, que resultó premonitorio –En manos mortales: una historia preventiva de la era nuclear (Bloomsbury, 2009)–, que TEPCO confesó más de 200 (¡súper sic!) incidentes durante dos décadas entre 1977 y 2002 de haber sometido falsos datos técnicos a las autoridades.

En un caso sensiblemente tan delicado como el nuclear, donde se encuentran en riesgo la salud y la integridad sico-física de los ciudadanos, no se puede confiar en los datos de trasnacionales volcadas en maximizar el lucro, ni mucho menos, en los avales y vales de gobiernos coludidos.

Con la venia de las hilarantes reguladoras seudoestatales –que vigilan más la continuidad de las ganancias de las depredadoras empresas privadas que la seguridad y salud de los ciudadanos, a quienes falsamente pretenden proteger–, TEPCO ocultó numerosos incidentes nucleares, entre ellos uno muy crítico en 1978.

El terremoto de 2008 ya había orillado a que TEPCO cerrara la planta nuclear de Kashiwazaki-Kariwa.

Wikileaks ha filtrado que las obsoletas plantas niponas (de segunda generación, cuando nos encontramos en la cuarta generación) no están diseñadas para soportar un temblor mayor a los 7 grados Richter. El terremoto, al unísono del tsunami, que dañó los reactores de Fukushima, fue de 9 grados Richter, es decir, sucedió lo que técnicamente tenía que acontecer.

Hechos

Todavía los ciudadanos del mundo no nos reponemos del pánico ambiental propiciado en el Golfo de México por la criminal petrolera privada anglosajona BP (en colusión con Schlumberger/Transocean, Halliburton y tutti quanti) cuando la irresponsablemente criminal TEPCO –que impúdicamente ostenta el logotipo mutante de Mickey Mouse (no es broma), pese a su alta letalidad ambiental nada cómica–, ha arrojado al mar aledaño 11 mil 500 toneladas de agua radiactiva (que sirvió para enfriar los reactores averiados), lo que ha perturbado a China y Corea del Sur y ha obligado a India a cesar su importación de alimentos de Japón, cuya industria pesquera deja alrededor de 18 mil millones de dólares al año (insignificante en su economía).

Está bien que no sean responsables de la conducta de los pérfidos vientos en su propagación radiactiva de isótopos nocivos para la salud, ni de su decantación aleatoria en los suelos, ¿pero cómo permitió el gobierno de Japón que TEPCO contamine unilateral y deliberadamente el océano, que no es su propiedad? ¿Goza TEPCO de licencia neoliberal para asesinar?

El periodista israelí Victor Kotsev es sumamente feroz, aunque un tanto exagerado (Asia Times, 7/4/11), y cita a Yukio Edano, secretario del jefe del gabinete nipón, quien admitió que el derrame incontrolado (sic) de contaminación radiactiva tendrá un inmenso (sic) impacto en el océano.

Las olas de los mares son tan pérfidas como la dirección de los vientos y se teme que el isótopo cesio 137, con una vida media de 30 años, se incorpore a la cadena alimentaria local y regional. ¿Quién deseará degustar sushi radiactivo?

Quizá sea excesivo cesar la compra de aparatos electrónicos y automóviles japoneses, pero tales son las reacciones de los consumidores presas del pánico radiactivo.

Mas allá de la construcción de carros eléctricos, es hediondamente sicalíptica la confabulación de TEPCO con el Ministerio de Economía, Comercio e Industria (METI, por sus siglas en inglés), que supuestamente regula los 59 reactores nucleares de Japón.

Toru Ishida, anterior funcionario de energía de METI, es ahora prominente asesor de TEPCO (The Economist, 31/3/11). ¿No es acaso la tónica imperante en el “México neoliberal itamita”?

Con tantas mentiras radiactivas de TEPCO, ¿quién garantiza a los ciudadanos del norte asiático que los reactores de Fukushima no se encuentren ya en el nivel 7 de percance nuclear?

El peor escenario: el destino del plutonio 239 (¡con una vida media de 24 mil 200 años!), proveniente de la fisión del uranio y principal componente de las bombas atómicas.

Un millonésimo de gramo de plutonio, el químico más tóxico conocido hasta ahora, puede provocar cáncer. Peor aún: vivir con este temor basta para un duradero trauma sicológico.

En forma cobarde, Masataka Shimizu, director malhadado y maligno de TEPCO, se fue a esconder a un hospital con sus datos falsos.

TEPCO ha perdido casi 85 por ciento de su capitalización de mercado desde el inicio de la crisis (The Financial Times, 6/4/11) y ha sido amenazada por un miembro del gobierno, Koichiro Gemba, con ser nacionalizada.

Reporteros de Der Spiegel (14/3/11) aducen que el hecho que un desastre nuclear pueda (sic) ocurrir en la tierra de robots y carros eléctricos marca el punto de inflexión en la historia de la tecnología; concluyen que sea probable que Fukushima simbolice el fin del sueño de una energía nuclear manejable y la concientización de que esta forma de energía se encuentra fuera de control.

Y eso que aún no está resuelto el grave problema de los desechos nucleares…

Conclusión

Sin contar las indelebles cicatrices radiactivas de Hiroshima y Nagasaki, el último país de la Vía Láctea que deba y pueda poseer plantas nucleares es Japón, debido a sus condiciones adversamente inhóspitas en un ambiente de terremotos, tsunamis y tifones y, más que nada, a su entorno neoliberal salvaje que coloca el lucro por encima de la inalienable seguridad sico-fisiológica de los ciudadanos y la intransferible seguridad ecológica de todos los seres vivientes de la creación.

Enlaces:

Los cables sobre México en WikiLeaks

Sitio especial de La Jornada sobre WikiLeaks

Ahora Portugal, luego ¿España?

José Sócrates, primer ministro de Portugal.

Orlando Delgado Selley

MÉXICO, DF, 8 de abril (apro).- Nadie lo dudaba. Lo que en todo caso estaba en cuestión era el día en que el gobierno portugués pediría ayuda a sus socios europeos. Los mercados, es decir, los grandes inversionistas, los bancos alemanes, ingleses, españoles, y los propios bancos portugueses, lo sabían y por eso presionaron intensamente.

Las dificultades políticas del gobierno socialista de José Sócrates para aprobar su programa de austeridad aumentaron la prima de riesgo, encareciendo las nuevas emisiones de papel gubernamental, y eso llevó a que se anunciara el desenlace esperado. Los mercados impusieron de nuevo su voluntad y ganaron.

La decisión del gobierno provisional portugués de pedir recursos al Fondo Europeo para la Estabilidad Financiera (FEEF), los que por supuesto se entregarán relativamente pronto, implica que Portugal tendrá que comprometerse a un programa fiscal más duro que el que rechazó el Parlamento luso hace dos semanas.

Los opositores de derechas, que pudieran ser los ganadores en las próximas elecciones, antes de que alguien les pregunte ya han declarado que cumplirán puntualmente las exigencias. De modo que el castigo a la población será peor, pese al rechazo parlamentario.

Este terrible resultado para los portugueses cuestiona quién gobierna. ¿Aquellos a los que eligen los ciudadanos, o bien los acreedores y los gobiernos fuertes de la unión monetaria europea? Nadie duda cuál es la respuesta. Tampoco hay duda sobre quiénes son los perdedores y porque los verdaderos responsables de esta larga historia no han perdido. En el centro de este conflicto están los que toman decisiones en los bancos. Ellos han causado la crisis y los costos que han pagado son francamente menores.

Estallada la crisis, los bancos internacionales prestaron dinero a los gobiernos para que se hicieran cargo de las tareas de reconstrucción y rescate provocadas por el estallido de la burbuja inmobiliaria de 2007. Esos bancos internacionales pidieron dinero prestado en los mercados financieros para, a su vez, prestarles a los gobiernos. Frecuentemente ocurrió que el dinero que recibieron en préstamo estaba a un plazo menor al que le prestaban al gobierno griego, irlandés, portugués, español, italiano o belga. Se trataba de préstamos de corto y mediano plazos para prestar a largo plazo.

Las condiciones para que este negocio funcionara eran que hubiera diferenciales de tasa de interés que les permitieran utilidades, es decir, que si por ejemplo se prestaba a 5%, se tomaban recursos en los mercados a 2.5-3%, posibilitando un rendimiento de 2-2.5 puntos porcentuales. Otra condición era que los mercados contaran con recursos para volver a financiar a los bancos, es decir, si los bancos internacionales compraban bonos gubernamentales españoles a diez años, tomando préstamos a tres años, era indispensable que al vencimiento pudieran renovar los créditos fácilmente y en condiciones económicas similares.

La crisis hizo estallar esa certidumbre, generando condiciones cambiantes en las que los mercados “se secaban” y, en consecuencia, las tasas de interés aumentaban. La crisis de unos bancos llegó a otras instituciones de crédito. Naturalmente, en cada país los bancos dejaron de prestar. Su atención estaba centrada en poder cumplir con las obligaciones con sus acreedores. Si a esto se agregan las dificultades derivadas del rompimiento de la burbuja inmobiliaria, los impactos en el funcionamiento económico resultaron devastadores. Las empresas empezaron a reducir sus actividades, cientos de miles de personas fueron despedidas.

La existencia de estabilizadores automáticos, como el seguro por desempleo, impidió que la crisis se convirtiera en un desastre social. Esto tuvo un costo que pagaron los gobiernos. Para cumplir con esta obligación con los desempleados, los gobiernos emitieron deuda que colocaron en el mercado europeo. Los bancos que les prestaron eran los mismos que habían tenido problemas y a los que también habían dedicado recursos para evitar su quiebra.

El círculo se cerraba con un gobierno que se endeudó para proteger a su población y su sistema financiero, evitando la catástrofe. Esto se logró, pero el costo fue alto y todo mundo sabía que castigaría la situación financiera de los gobiernos durante un largo tiempo.

Se dijo, y se escribió en las resoluciones del G-20, en las reuniones del FMI y del Banco Mundial (BM), que había que mantener los estímulos fiscales hasta que la recuperación se consolidara. Sin embargo, antes de que ocurriera esa consolidación, empezó a plantearse que era urgente que los gobiernos corrigieran su situación financiera y que la Unión tenía metas de déficit que había que cumplir.

Los alemanes, que durante los primeros años del euro habían violado esa meta de un déficit fiscal equivalente a 3% del PIB, sin que nadie se atreviera a exigirles que cumplieran, demandaron que se presentara un plan para cumplirlo a más tardar en 2012.

La exigencia llevó a que el recién electo gobierno griego dijera que el gobierno conservador había mentido sobre el tamaño del déficit, alertando sobre las dificultades para cumplir con los compromisos de su deuda soberana. La historia siguiente ha sido escrita varias veces. Lo destacable es que las agencias calificadoras amenazaron con rebajar la nota de la deuda griega y con sus amenazas las tasas de interés aumentaron, complicando aún más la posibilidad de pagar la deuda, llevándoles a efectivamente rebajar esa calificación.

Alemanes y franceses se pusieron de acuerdo, luego de solventar sus contiendas electorales, y rescataron al gobierno griego a un costo elevado, tanto por el interés que exigieron por la ayuda como por la imposición de un duro ajuste de las finanzas públicas. Los bancos acreedores de Grecia, entre los que estaban los alemanes, ganaron, ya que se garantizó que su deuda sería pagada, pero además elevaron la tasa de interés pactada, lo que mejoró su rentabilidad.

Siguió Irlanda y ahora Portugal. Otra vez la disminución de la calificación de la deuda soberana y de la de los bancos portugueses, junto con la presión de todos los bancos acreedores y de los gobiernos de la Unión Europea, obligó al gobierno portugués a presentar en un año el cuarto programa de ajuste fiscal. Esos agentes lo aprobaron. No importó si el Parlamento ratificaría esa aprobación. Aplaudieron, pero los banqueros y las calificadoras siguieron presionando. El programa no podía ser aprobado en Portugal.

Lo sabían y aumentaron el premio exigido para los bonos gubernamentales. Ese premio rompió la barrera de 10% y obligó a que el gobierno provisional del primer ministro Sócrates, aún en funciones pese a haber renunciado, pidiera ayuda. La pregunta que sigue es: ¿Cuándo caerá España? El gobierno español y todos los medios españoles, así como los funcionarios financieros internacionales, anuncian que eso no es posible.

Advierten que el ataque a la deuda española sería un ataque al euro. Aseguran que España es muy grande para caer y también muy grande para ser rescatada. El punto no es este, como lo prueba la quiebra de Lehman Brothers, sino cuánto ganarían los grandes inversionistas si España cae.

Comentarios: odselley@gmail.com.mx

La USAID y el arte de la subversión

La vía violenta no siempre es la mejor cuando se trata de intervenir un país. Eso lo comprendió Estados Unidos desde la Guerra Fría. Las necesidades económicas de las naciones empobrecidas son campo fértil para las intervenciones blandas disfrazadas de “ayudas” para combatir la miseria y apoyar la educación y la ciencia. La USAID ha mostrado ser una herramienta eficaz para promover los intereses estadunidenses y, cuando se requiere, desestabilizar gobiernos contrarios a la Casa Blanca.

Isabel Soto Mayedo / Prensa Latina

La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) actuó, desde 1961, en consonancia con una estrategia destinada a contrarrestar la imagen agresiva estadunidense que tanto rechazo despertó a mediados de la vigésima centuria.

El doble rasero exhibido por esta institución estatal, presentada a veces como organización civil independiente, explica en parte los discursos de gratitud a sus acciones, pronunciados de forma paralela a las denuncias de la injerencia de sus representantes en asuntos de otros países.

Las confusiones alrededor del verdadero cariz de la USAID son comprensibles si se considera que la ambigüedad en la actuación de ésta responde a un programa diseñado por científicos de diversas disciplinas, quienes visualizaron la urgencia de atraer dinero.

La entrega de fondos millonarios a naciones en desventaja –para impulsar reformas sociales, industrializar o atender a sectores vulnerables, u otros– suavizó el rostro duro del imperio y captó adeptos en todas partes.

La USAID dirigió capitales a casi todos los rincones del mundo, y con su táctica filantrópica incentivó la confianza en la presunta bondad del país poderoso, en tanto posibilitó la subversión política a favor de los planes hegemónicos de Estados Unidos.

Con el dinero otorgado por el Departamento de Estado, los delegados del ente alcanzaron la aceptación e influencia en gobiernos, agrupaciones sociales populares y fuerzas políticas de todas las tendencias, y viabilizaron la expansión y afianzamiento del ámbito de influencia.

Antecedentes

Los orígenes de esta presunta hermana caritativa están emparentados con la Guerra Fría, reforzada ante la caída de las dictaduras militares en América Latina, el triunfo de la Revolución Cubana y los progresos del socialismo europeo, de modo particular, en el orden científico-técnico.

El empate en la carrera armamentista entre Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, la aparición de nuevos Estados y el avance de la desintegración del sistema colonial obligaron a reacomodar políticas en la mitad del siglo XX.

Funcionarios estadunidenses corroboraron en esta etapa que la caída de aliados, como Marcos Pérez Jiménez, en Venezuela; Manuel Odria (Perú) y Gustavo Rojas Pinilla (Colombia), derivó en buena medida del desprecio a su apego a la estrategia de fuerza estadunidense.

En correspondencia, sugirieron introducir cambios en las relaciones internacionales, priorizar los factores económicos y alentar el progreso regional para mejorar la vida de los pueblos y frenar así la inconformidad.

Richard Nixon, en calidad de vicepresidente, propuso en 1958 considerar el papel clave que debía cumplir un tipo ilustrado de empresariado privado en la desestabilización de los movimientos sociales en el área.

“No hay absolutamente ninguna duda de que la revolución en América Latina es inevitable”, afirmó con posterioridad Milton Eisenhower, hermano del presidente Dwight David Eisenhower (1953-1961).

Éste recomendó crear comisiones en los países latinoamericanos destinadas a mantener el panamericanismo, formar una institución conjunta encargada de planificar la economía y fundar el Banco Interamericano de Desarrollo.

El enviado alertó, además, de la necesidad de continuar financiando a los regímenes dictatoriales, pero abstenerse de apoyarlos de manera pública.

Tales ideas fueron acogidas en la región y encarnaron en la política desplegada después por John Fitzgerald Kennedy (1961-1963).


Primeros pasos

La Alianza para el Progreso, suerte de Plan Marshall para América Latina, constituye la mejor muestra de la comprensión de la necesidad de recurrir a métodos diferentes. Su ejecución estuvo en manos de la USAID.

El proyecto, presentado en la Conferencia de Punta del Este, Uruguay, en agosto de 1961, contemplaba la entrega de miles de millones de dólares a los países de la zona para estimular el crecimiento de la renta nacional, la reforma agraria y atacar el analfabetismo y otros males sociales.

Muchos comprendieron que estos puntos eran inalcanzables y escasos los fondos brindados por el vecino vigoroso para concretarlos; mas la codicia, la esperanza del cambio o el miedo a nuevos estremecimientos revolucionarios tipo Cuba animaron a aprobar el programa.

La delegación del país caribeño, encabezada por Ernesto Guevara, Che, rechazó los Estatutos de la Alianza para el Progreso y vaticinó que éste sería un instrumento de la política del imperialismo estadunidense, algo que la historia se encargó de demostrar.

El 4 de septiembre de 1961, el Congreso de Estados Unidos aprobó la Ley de Asistencia Exterior, que estipulaba la reorganización de los programas de asistencia a otras naciones, y la creación de una agencia encargada de controlar el tema, subordinada al Departamento de Estado.

La USAID surgió en cumplimiento de la norma jurídica el 3 de noviembre de 1961 y obró de manera estrecha con agrupaciones creadas para facilitar las entregas sin poner al descubierto al donante.

La conformación del ente en plena Guerra Fría respondió al intento de evitar el colapso económico de los países en vías de desarrollo, por lo que podría redundar en la expansión del socialismo y de la ideología marxista-leninista, en detrimento del proyecto hegemónico estadunidense.

La pobreza generalizada y el caos conducen a la quiebra de las estructuras políticas y sociales, en tanto potencian la propagación de “amenazas ideológicas, como el comunismo, por lo que debemos propiciar el crecimiento económico y la estabilidad institucional”, señala en su sitio web la USAID.

Éste era el objetivo esencial de la Alianza para el Progreso, que elevó las ayudas financieras a los gobiernos latinoamericanos en 22 por ciento, con lo cual erigieron 1 mil 200 hospitales y centros médicos, 28 mil aulas, formaron 160 mil maestros y aplicaron reformas agrarias parciales.

Esta última era una de las principales exigencias de las fuerzas revolucionarias en el periodo, y pese a lo limitado de los cambios en el agro, lograron contenerlas en cierta medida.

En su obra Panamericanismo: doctrina y hechos, el historiador ruso Marat Antiásov cita que el número de huelguistas disminuyó entre 5 y 7 millones en América Latina, de 1962 a 1967, respecto de los años precedentes.


Reverso de la moneda

La Alianza para el Progreso fue el eje alrededor del cual giraron los programas de la USAID en América Latina en la década de 1960, en tanto iniciaba el envió de recursos a Asia para frenar la influencia de la República Popular China y apoyar a la contrainsurgencia en Vietnam.

Mientras, en terreno africano, priorizó el respaldo a proyectos de ideologización con matiz educacional orientados a absorber a los dirigentes de los países recién independizados y atender otros imperativos.

Los cuestionamientos a su contribución a la guerra de Vietnam y otras iniciativas militares, al sorteo de que eran objeto los potenciales beneficiados por sus ayudas, y los exiguos resultados de la política exterior estadunidense alentaron debates contra la entidad en su segundo decenio.

Éstos fueron acallados con nuevos discursos publicitarios, que procuraron convencer a la opinión pública de la continua atención de la USAID a “las necesidades humanas básicas”.

Sin embargo, fuentes del Departamento de Estado, de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) y otras asociadas al complejo militar industrial en Estados Unidos mostraron más de una vez la verdadera cara escondida detrás de esta fachada.

Verdad de Perogrullo es que la asistencia extranjera es una valiosa herramienta de política exterior en términos de promoción y defensa de intereses nacionales, y en el caso de Estados Unidos, entiéndase del fomento a lo que identifican por democracia y el libre mercado.

La USAID tiene oficinas en todo el mundo y sus líneas prioritarias de atención son la agricultura, la democracia y la gobernabilidad, el crecimiento económico y el comercio, la educación y las universidades, el medio ambiente, las alianzas mundiales, la salud, la asistencia humanitaria.

Entre su modus operandi, está también el patrocinio a eventos científicos, publicaciones, conferencias y otros, orientados a atraer a intelectuales, académicos, periodistas y otros sectores sociales, vinculados con el trabajo en la esfera del pensamiento.

Esto sirve de camuflaje para financiar proyectos contra gobiernos, agrupaciones o entes empeñados en progresar en cuanto al cambio social.

En opinión del activista social asturiano Javier Arjona, la USAID “se presenta como avanzadilla para intervenciones militares y como conspiradora cuasigolpista en Venezuela, y en Haití, en Bolivia, en Ecuador, en el Congo y en Paquistán”.

La USAID, principal beneficiaria del Departamento de Estado, con un presupuesto de 850 millones de dólares anuales, confiesa públicamente haber dilapidado el dinero del contribuyente estadunidense en su guerra sucia contra Cuba.

El prontuario acumulado desde su nacimiento, en 1961, contempla como “proezas” el crear, organizar y financiar la contrarrevolución con tal de fragmentar la sociedad y mostrar una imagen distorsionada del primer país socialista en el área.

El sitio www.usaspending.gov, del gobierno de Estados Unidos, publicó que sólo el total destinado para “construir la democracia” en tierra cubana ascendió a 13.3 millones dólares en 2007 y, para 2010, rebasó los 20 millones de dólares.

Partidos políticos disidentes, agrupaciones, como las Damas de Blanco, y otros individuos implicados en estas lides, recibieron tajadas amplias de esos recursos, a la par de proyectos específicos en el orden cultural y del pensamiento, destinados a socavar los pilares del proceso iniciado en 1959.

La agencia estatal estadunidense combina sus acciones con el resto de la red imperial de injerencia en América Latina; sus agentes actúan bajo la sombrilla de organizaciones de derecha, inventadas según las circunstancias y patrocinadas por otras representantes estadunidenses.

El Instituto Republicano Internacional, el Instituto Democrático Nacional, la Freedom House y otras más sirven de fachadas para estas actividades de penetración, siempre rectoradas por la CIA.

Con credencial de delegados de la USAID, agentes de la CIA y expertos en técnicas de torturas, como Dan Anthony Mistrione, impartieron cursos de adiestramiento a policías y militares latinoamericanos a finales de la década de 1970, en un programa secreto de destrucción de las fuerzas de izquierda.

En Haití, la USAID participó en la organización y financió a las agrupaciones que encabezaron la revuelta de febrero de 2004, la cual terminó con la deposición, secuestro y expulsión del presidente constitucional Jean-Bertrand Aristide.

En agosto de 2005, la vieja arma de subversión estadunidense reforzó sus posiciones en Honduras, donde era probable la victoria del moderado Manuel Zelaya en las elecciones de noviembre.

Frente a su decisión de sumar su país a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, luego de su victoria, el Departamento de Estado cedió a la USAID en ese territorio centroamericano 39.2 millones de dólares en 2008.

Esto posibilitó fortalecer al sector privado para que obrara como contrapartida ante las reformas sociales de Zelaya, pero al unísono permitió atender de manera directa a la población vulnerable y así restar arraigo a los cambios promovidos por el gobierno a favor de estos sectores.

Para desarrollar la actividad entre los campesinos, la USAID promovió el programa Campesino a Campesino, versión modificada del Pueblo a Pueblo, que intentaron utilizar en Cuba como vía para introducir sus ideas y colaboradores dentro de la población.

Problemas de medio ambiente, suministro de agua, e incluso la atención a infantes contagiados con el virus de la inmunodeficiencia humana/síndrome de inmunodeficiencia adquirida abarcaron las donaciones del ente en Honduras y sentaron condiciones para el golpe de Estado contra el presidente constitucional el domingo 28 de junio de 2009.

En Bolivia, estimuló la balcanización, con fondos para acciones violentas y hasta para un golpe cívico-prefectural contra el primer mandatario indígena, Evo Morales, quien asumió la Presidencia en 2006.

La USAID abrió en ese país suramericano la Oficina para las Iniciativas hacia una Transición (OIT), supuestamente encargada de reducir tensiones en zonas de conflicto y apoyar la preparación de los eventos electorales, desde marzo de 2004.

Esta representación entregó entonces, a través de la Casals & Associattes, Inc, más de 13.3 millones de dólares que pasaron a manos de los directivos bolivianos de 379 organizaciones, partidos políticos y proyectos, en medio del progresivo arraigo popular del líder cocalero.

Con éste en el poder, USAID-OIT enfocaron sus esfuerzos para combatir e influir sobre la Asamblea Constituyente y estimular el separatismo de regiones ricas en recursos naturales, como Santa Cruz, Cochabamba, Beni, Pando y Tarija, acciones que llevaron a solicitar su expulsión.

De modo similar, en Venezuela, financió y apoyó a los artífices del golpe de Estado del 11 de abril de 2002; otorgó cientos de becas a organizaciones sociales, comunidades, partidos y proyectos políticos; y entregó decenas de dólares por “asistencia técnica” a los opositores de Hugo Chávez.

Pero los tentáculos de este pulpo de la llamada Cooperación para el Desarrollo, arma de penetración, vía dinero, de la época de la Guerra Fría, trascienden las fronteras latinoamericanas.

Tras la invasión y ocupación de Irak en abril de 2003, asumió la entrega de la ayuda bilateral a las compañías estadunidenses asentadas en el país árabe, y su rol es incuestionable en cuanto a la articulación de la oposición al decapitado Saddam Hussein.

La USAID se distingue por su actividad también en Afganistán y Pakistán ?países víctimas de las guerras desencadenadas en los últimos decenios? con la misión de lavar la cara de las intervenciones.

Barack Obama invierte casi 40 mil millones de dólares anuales en esta empresa de inteligencia, cuyos objetivos declarados sólo sirven para engañar, espiar, penetrar y favorecer los intereses de quienes se creen, hasta ahora, los dueños del mundo, concuerdan analistas.

Múltiples son las evidencias de la incidencia en los conflictos arreciados en el presente siglo en Oriente Medio y poco extrañará que afloren otras pruebas del cabal cumplimiento de la misión asignada desde su fundación a la USAID: explayar y afianzar por el mundo el poder de Estados Unidos.

Fuente: Contralínea 227 / 3 de abril de 2011

Jornaleros argentinos, en semiesclavitud

Miles de jornaleros argentinos trabajan sin la seguridad de que se les pague y casi sin ningún tipo de derechos. Grandes empresas agropecuarias mantienen a familias enteras en condiciones de servidumbre idénticas a las de finales del siglo XIX.

Darío Aranda / Página 12 / IPS-Voces de la Tierra

Buenos Aires, Argentina. “El estado de los obreros en el ingenio es mísero y desastroso; la explotación, inicua, y el trabajo, brutal. (…) He visto en todo el interior la explotación. (…) El trabajo de la mujer y del niño se explotan con igual intensidad en Cuyo que en el resto de la república, y acaso más en la época de cosecha”.

Fechada el 30 de abril de 1904, escrita por Juan Bialet Massé, la frase pertenece al histórico informe sobre el estado de las clases obreras argentinas, identificado como el primer compendio de la situación de los trabajadores de Argentina.

A 107 años de aquella investigación, en el campo argentino se repiten las escenas de explotación laboral, jornadas de trabajo de hasta 16 horas, pagas mínimas, ausencia de día de descanso, amenazas y maltratos, alimentación escasa, personas obligadas a vivir en taperas (habitaciones ruinosas) o bajo plásticos.

Asociaciones campesinas, organizaciones no gubernamentales y académicos coinciden: el trabajo rural en situaciones de explotación está presente en todas las latitudes de Argentina y es una práctica generalizada.

De sol a sol, es la característica del trabajo en el campo. Y la cosecha de uva no es la excepción. Mendoza tiene tradición en vinos y también en explotación laboral; trabaja toda la familia. Mujeres y niños cortan los racimos y ayudan en el llenado de un tacho rectangular de 20 litros. Los hombres “tachan”, que implica el cargado del recipiente y la descarga en camiones. Por cada tacho les dan una ficha (que vale aproximadamente 1 peso, unos 25 centavos de dólar), que la familia acumula hasta el sábado, día –si no hay despido previo– de cobro.

En un día muy bueno (los menos), se pueden reunir 150 fichas, pero también pueden ser 50, por el trabajo de toda la familia. También es común que la ficha sea moneda de cambio en las proveedurías de la finca o los almacenes del pueblo, siempre a menor valor que si fuera dinero efectivo.

“Los cosechadores son llevados en camiones a las fincas como vacas. Y en muchos casos, los trabajadores golondrina están en carpas tipo circo donde duermen todos amontonados; cocinan con fuego al aire libre, sin luz, y el agua se las venden. Acá los calores son mortales, lo que le agrega un condimento extra. Los baños no existen. La paga es una miseria, sólo para sobrevivir”, explica Diego Montón, de la Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra, organización que practica el trabajo cooperativo, alimentos libres de agroquímicos y el comercio justo. Un ejemplo es su vino Campesino, libre de explotación laboral.

También en Mendoza, idéntica explotación padecen los trabajadores del ajo, que son obligados a inscribirse como monotributistas para falsas cooperativas y soportan condiciones de explotación, insalubridad, hacinamiento y trabajo infantil.

En noviembre de 2008, un grupo de trabajadores se rebeló y comenzó una manifestación en el frente de la empresa, en el departamento de Maipú.

Denunciaron la explotación en sus tres eslabones: siembra, cosecha y empaque. Sobrevino la represión policial y, producto de las heridas, murió el trabajador Juan Carlos Erazo.

“Siempre nos explotaron, trabajamos hasta 16 horas. Pero ya era mucho. Nos animamos y dijimos ‘¡basta!’. Nos costó amenazas, golpes y la muerte de un compañero. El sindicato y el gobierno nos dejaron solos, pero salimos adelante”, relata Fabián Bravo, presidente de la Cooperativa Irigoyen e integrante del flamante Sindicato de Trabajadores del Ajo y Afines.

En las falsas cooperativas, la jornada arranca a las 06:00 horas, media hora de descanso al mediodía y trabajar hasta la medianoche. El cosechador nunca obtiene más de 60 pesos por día; los baños no existen y el agua escasea.

“Todo es explotación. Desde lo que se paga al pequeño productor por la cosecha hasta lo que toca al trabajador. Nosotros, en autogestión, cobramos el doble y también pagamos el doble a los pequeños productores”, remarca, orgulloso, Bravo.

La producción de frutas en Río Negro tiene tradición en mano de obra temporaria. La gran mayoría de trabajadores llega desde el Norte del país. Incluso el gobierno tucumano tiene un convenio con Río Negro para “facilitar” jornaleros.

Desde la Dirección de Programas Especiales de la Secretaría del Trabajo de Tucumán, se paga los micros que trasladan aproximadamente a 16 mil trabajadores, de un total de 25 mil que, según cifras oficiales, migran por temporada.

La primera quincena de enero los envían a Río Negro (unas 11 mil personas). El resto migra a Mendoza, San Juan y La Rioja. “Todos en blanco”, se apuran a aclarar en las gacetillas oficiales, donde se reconoce que se moviliza a familias enteras.

Escasean las estadísticas referidas al trabajo rural. Según la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (Uatre) de Río Negro, sólo en las chacras de San Patricio del Chañar, a 55 kilómetros al Norte de la capital provincial, cada año llegan 4 mil personas para las cosechas de manzana, pera y cereza.

El gobierno nacional asegura que, en el campo, el “trabajo no registrado” es del 50 por ciento, con base en el Censo Nacional de 2001, la Encuesta permanente de hogares 2010 y el Sistema Integrado Previsional Argentino –donde están registrados 400 mil trabajadores rurales–. Pero la Uatre maneja otras cifras: 800 mil trabajadores registrados y 700 mil “en negro”.

En Río Negro, las denuncias se repiten cada año. En enero de 2010, los diarios provinciales volvieron a poner (como todos los años en época de cosecha) denuncias. Cientos de trabajadores estaban hacinados en un galpón de la localidad de Lamarque. Les habían ofrecido 81 pesos por día y vivienda.

En cambio les daban 30 pesos y un tinglado superpoblado. La mitad de los trabajadores dormía sobre el piso. Si alguien reclamaba, en el predio había policías de la provincia que amenazaban con reprimir.

En diciembre, volvieron a repetirse las denuncias en la localidad de Choele Choel. Los trabajadores no podían salir de las chacras y sólo podían pedir ayuda por mensaje de texto. Se repetían las condiciones de trabajo y alojamiento, les pagaban menos de lo pautado y cobraban los alimentos a precios altos.


Patagonia y Misiones tienen similitudes

“Parte grande de la riqueza de la provincia sale de nuestras manos y espaldas castigadas. Es lo mismo desde mis abuelos”, afirma Sonia Lemos, de 30 años, delegada del Sindicato de Tareferos de Misiones, nacido hace dos años para luchar por los derechos del eslabón más débil de una industria millonaria.

La tarea consiste en podar la planta y separar la hoja del palo. Se acumula sobre plásticos abiertos como mantel, donde se amontona la yerba. Luego se unen las puntas y forman una gran bolsa: el “raído”. Trabaja toda la familia; cada raído se lo pagan a 13 pesos.

“Con mucha suerte, cuatro raídos hacemos. Pero hay veces que sólo dos”, explica Lemos. Es decir, por día de trabajo obtienen entre 26 y 52 pesos.

“No queremos que ningún hijo nuestro muera más de hambre en Misiones”, reclamaron los mismos tareferos en noviembre pasado cuando llegaron hasta Buenos Aires para denunciar la explotación laboral, salarial y la criminalización que padecen por denunciar.

Ante el abandono de la Uatre, se organizaron para enfrentar la explotación de largas jornadas de trabajo, paga escasa y la condena a un círculo de pobreza.

El objetivo era visibilizar la situación, que ya había cobrado la muerte de dos niños por desnutrición.

“Nos duele reconocer que el hambre está instalada en nuestras casas desde hace mucho tiempo y que se ha convertido en uno de los dolores más difíciles de enfrentar, porque con ella no se puede pensar, no se puede trabajar. De hambre nos estamos enfermando y muriendo”, denunciaron y se movilizaron hasta el Obelisco porteño con una consigna que interpelaba en busca de solidaridad: “Que el placer de tomar mate no siga descansando sobre la esclavitud de los tareferos”.

No los recibió ningún funcionario. Ni siquiera lograron que la Administración Nacional de la Seguridad Social cumpliera con la devolución de las asignaciones familiares retenidas arbitrariamente. Volvieron con las manos vacías.

“Siempre nos explotaron, pero ahora estamos organizados. No es fácil, pero en eso estamos. Éramos sólo 20, ahora ya somos 300. Será largo. Ya no creemos en los contratistas ni políticos. Haremos valer nuestros derechos”, advierte la delegada gremial Lemos.

Guillermo Neiman, sociólogo e investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas y coordinador académico de la maestría en estudios sociales agrarios de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, resume: “La cadena de complicidades incluye a los empresarios, intermediarios, sindicatos y al Estado”.

Afirma que el “trabajo precario” rural es tan histórico como generalizado, y cuestiona a los empresarios agrarios: “Por el nivel de rentabilidad del agro actual, no se entiende que sigan manteniendo el trabajo precario. No se justifica de ninguna manera, desde una lógica de rentabilidad, que los salarios sean tan bajos y que permanezca el trabajo en negro”.

Denuncia que para el campo no hay estadísticas actualizadas. Reconoce que deben manejarse con el entrecruce del Censo Nacional 2001 y el Censo Agropecuario de 2002, que es contestado por los patrones, no por los trabajadores.

La Encuesta permanente de hogares se realiza en ciudades, por lo cual vuelve a quedar fuera el sector rural. “Hay personas que no quieren que se conozca la realidad rural, donde no hay dudas de que la pobreza y la desocupación son superiores a la publicitada, que siempre es una proyección de lo urbano”, afirma.

Neiman explica que la explotación laboral no se da sólo en el trabajador golondrina, sino también en el permanente, aunque siempre es mayor en los trabajos estacionales, donde se requiere mano de obra intensiva por época. “Los controles son insuficientes. Es necesaria una participación activa del Estado; es el único que puede modificar el trabajo rural precario”, insta a actuar.

Diego Domínguez, sociólogo e investigador del Instituto Gino Germani de la Universidad de Buenos Aires, no naturaliza ni resta importancia a la explotación laboral en el campo, pero encuentra una coherencia histórica en la clase dirigente: “Argentina se elevó como nación sobre la esclavitud encubierta de los gauchos y los indígenas. Entonces hoy no sorprende que, bajo el discurso de un agro exitoso, hombres, mujeres y niños padezcan la peor explotación. Es una continuidad histórica”.

Fuente: Contralínea 227 / 3 de abril de 2011

Washington los condena... y Washington los entrena

Y si bien la reciente condena al Ejército Mexicano por parte del gobierno de Barack Obama ha sido implacable, Washington no deja de entrenar a un número cada vez mayor de militares mexicanos asignados a la guerra contra el narcotráfico. Documentos oficiales de ambos países, a los que tuvo acceso este semanario, dan cuenta de centenares de efectivos del Ejército, la Fuerza Aérea y la Marina que han sido enviados a capacitarse en tácticas antiterroristas.

Los últimos cuatro años –de 2007 a 2010– han sido de intensa participación de soldados mexicanos en diversos cursos en el extranjero, especialmente en Estados Unidos, al grado de que México escaló posiciones y se convirtió en la segunda nación latinoamericana (después de Colombia) con más presencia en las escuelas militares estadunidenses.

En el contexto de la guerra contra el crimen organizado declarada por Felipe Calderón, el presidente prestó más atención a las Fuerzas Armadas, a sus condiciones y a su preparación.

Apenas el pasado 19 de febrero, Día del Ejército, Calderón anunció un paquete de ayuda económica para los integrantes de las Fuerzas Armadas: aumento salarial, pensión vitalicia a las viudas de los militares caídos, apoyo para adquirir vivienda, mejor atención médica y becas para los hijos de los uniformados.

En los festejos del Día del Ejército de 2007 y 2010 el mandatario también otorgó aumentos salariales a la milicia.

Pero los esfuerzos calderonistas se manifestaron en otra vertiente: la del entrenamiento exhaustivo de efectivos del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea. En lo que va del sexenio un número cada vez mayor de uniformados han sido capacitados (especialmente en Estados Unidos) en tácticas y estrategias de combate al narcotráfico... y contra el terrorismo también.

Pero no hay que olvidar que en el pasado algunos de los militares mejor preparados se fueron al bando enemigo. Los Zetas, el ejército criminal mejor preparado del país, se formó con desertores del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (Proceso 1420), caracterizado por tener la más alta especialización contrainsurgente... y antinarcóticos.

La nueva Escuela de las Américas

Sólo en 2009 más de 700 efectivos del Ejército y la Marina mexicanos se capacitaron en tácticas de lucha antinarco y antiterrorismo en instalaciones de Estados Unidos y en bases locales con instructores extranjeros.

Los datos sobre el adiestramiento de los militares mexicanos en Estados Unidos son públicos y se tomaron, vía internet, del Instituto para la Cooperación en Seguridad del Hemisferio Occidental (Whinsec, por su acrónimo en inglés), dependencia del Departamento de Defensa antes llamada Escuela de las Américas.

Ésta fue fundada en 1946 en la zona del Canal de Panamá y estuvo ahí hasta 1984 –tras entrenar a unos 60 mil soldados– cuando fue expulsada por el entonces presidente panameño Jorge Illueca, quien la declaró “bastión de Estados Unidos para invadir el continente”.

A la Escuela de las Américas diversas organizaciones de derechos humanos dieron en llamarla la “Escuela de los Asesinos” porque sus egresados destacaron por su participación en cuartelazos, dictaduras, represión, matanzas y tortura en Latinoamérica en los años sesenta y setenta.

De acuerdo con el Whinsec, en 2009 fueron 716 (444 del Ejército y el resto de la Marina y la Secretaría de Seguridad Pública) los efectivos mexicanos enviados a Estados Unidos para cursar alguna de las 90 especialidades del programa Educación y Entrenamiento Militar Internacional (IMET, por sus siglas en inglés) con el que el Pentágono capacita en diversas especialidades a tropas de países latinoamericanos.

La presencia de militares mexicanos en el IMET ha ido en aumento en los últimos 15 años. En ese lapso, Colombia se ha mantenido a la cabeza en la lista de participantes; México escaló peldaños y desplazó a Perú, Bolivia, Chile, Argentina y Brasil, hasta llegar a ser la segunda nación que más personal envía y cada vez a más cursos.

Si bien los entrenamientos del IMET se imparten en distintos lugares, incluso fuera de Estados Unidos, muchos de ellos tienen lugar en las instalaciones del Whinsec en Fort Benning, Georgia. Ahí en 2009, 40 uniformados mexicanos tomaron siete cursos; 26 fueron enviados por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y 14 por la Secretaría de Marina (Semar).

Los cursos tomados por miembros del Ejército fueron: operaciones conjuntas (1 alumno), control y análisis de información (17), ingeniero en operaciones (3), información en operaciones (1) y asistencia médica (4). Por parte de la Armada los cursos fueron: derechos humanos (3 alumnos) y control y análisis de la información (11).

Los documentos desclasificados del Whinsec indican que en 2009 el entrenamiento y actualización de los 716 militares mexicanos le costó al IMET 3 millones 858 mil 211 dólares. En contraste, en el mismo periodo la erogación para el entrenamiento de tropa colombiana fue de 16 millones 329 mil 938 dólares.

Los militares y marinos mexicanos que han ido a entrenarse al amparo del esquema del IMET han asistido a unidades de adiestramiento de alto nivel, como el centro de entrenamiento de Presidio-Monterey, California, donde se imparten cursos de idiomas (más de 40). En ese lugar se prepara a los militares estadunidenses para hablar y entender, por ejemplo, toda la variedad de lenguas habladas en Irak. Dos marinos mexicanos se prepararon en esa unidad en 2009.

Otro es el Marshall Center, en Garmisch, Alemania, que se dedica al análisis de procesos de paz y capacitación de alto nivel. También hubo efectivos mexicanos ahí en 2009.

El Asia-Pacific Center for Security Studies, en Hawaii, especializado en estudios de seguridad continental, es otra de las escuelas que han dado cabida a alumnos de la Sedena y la Semar en años recientes.

La Intelligence School, la National Defense University y la Defense Intelligence Agency, en Washington, son también instancias a las que son enviados recurrentemente los militares y marinos mexicanos.

De acuerdo con los datos del Whinsec,para 2009, el primer lugar entre los países latinoamericanos con más militares capacitados en Estados Unidos lo tuvo Colombia, con 2 mil 160. El segundo sitio es de México, con 716.

Entre los 90 cursos impartidos en Estados Unidos a los efectivos de la Sedena y la Semar predominan, sin embargo, los orientados a combatir el terrorismo, no tanto al crimen organizado.

Entre esos destacan: operaciones especiales, programa de combate al lenguaje del terrorismo, programa internacional de contraterrorismo, estudios avanzados de terrorismo, respuesta al terrorismo, programa internacional de contraterrorismo, programa de estrategias e inteligencia de combate, entrenamiento internacional para fuerzas especiales y operaciones conjuntas.

También entrenamiento del cuerpo de marines, instructor en derechos humanos, básico de antiterrorismo, protección antiterrorista, previo de rangers, analista de información contra narcoterrorismo, operaciones contra narcoterrorismo, operaciones conjuntas, relaciones civil-militares, policía militar investigador, inteligencia avanzada para oficiales y cursos especiales del Comando Norte.

Asimismo, según el Whinsec, personal de la Secretaría de Seguridad Pública se capacitó en seguridad en aviación y pilotaje de helicópteros Black Hawk UH-60.

Los números de la Sedena

En respuesta a una solicitud de información enviada a través del IFAI (registrada con el folio 00007000174610), la Sedena asegura que de 2007 a 2010, 613 efectivos del Ejército y Fuerza Aérea recibieron entrenamiento en 26 países.

De ellos, 372 fueron enviados a Estados Unidos en ese lapso, asegura la Sedena, y agrega que 2010 fue el año en el que más uniformados mexicanos se adiestraron en ese país (256) en cursos antidrogas, antiterrorismo, de combate urbano, de operaciones especiales, de comando para fuerzas especiales, de inteligencia y contrainteligencia antiterrorismo y antinarcóticos, y de derechos humanos.

Esta cifra difiere de la del Whinsec. La Sedena habla de 372 efectivos enviados al extranjero entre 2007 y 2010 y la institución estadunidense asegura que fueron 444 los que recibió Estados Unidos a través del IMET sólo en 2009 (en este número no se incluye a los miembros de la Marina ni de la Secretaría de Seguridad Pública).

En respuesta a la solicitud de información, la Defensa dio el número de militares enviados a capacitarse al extranjero entre 2007 y 2010, pero reservó algunos detalles, como las especialidades y cursos tomados, los sitios en los que se llevaron a cabo y datos de la participación de instructores estadunidenses en México.

“La información referente al tipo y nombre de los cursos realizados (...) se encuentra clasificada como reservada por el término de 12 años dentro del rubro temático ‘Planes y Programas de Adiestramiento’ debido a que su difusión pondría en riesgo la seguridad pública y la vida del personal militar.”

Lo que la Sedena sí dio a conocer fue la lista de países y el número de militares enviados al extranjero entre 2007 y 2010.

En 2007 fueron enviados a 17 naciones 106 militares mexicanos. En 2008 fueron 146 a 17 países; en 2009 fueron 105 a 9 países y en 2010, 256 a 17 países.

En total, afirma la Sedena, 613 miembros del Ejército y la Fuerza Aérea mexicanos fueron enviados a especializarse al extranjero, aunque no aclara si se les capacitó dentro del programa del IMET (que invita a los soldados latinoamericanos y sufraga sus gastos) o si fue por invitación de otros de los países que aparecen en la lista o a petición de la Defensa.

Sicilia: Sobre Calderón, las consecuencias de esta guerra…

El asesinato de su hijo Juan Francisco puso al poeta Javier Sicilia al frente de un movimiento nacional contra la violencia que hizo fructificar su dolor de padre y multiplicó su voz al sumarse a la de miles de personas en todo el país, en las marchas del miércoles 6. Antes de gritar él mismo: “¡Basta! ¡Ni un muerto más!”, Sicilia se reunió con el presidente Felipe Calderón, le demandó que escuchara ese clamor y aceptara replantearse la estrategia contra el narco. En entrevista, el poeta narra que el mandatario admitió errores… pero finalmente anunció que continúa la guerra a cualquier costo.

Javier Sicilia es un luchador social formado desde los ochenta en las Comunidades Eclesiales de Base (CEB), que pretendían influir en la transformación social y democrática de México y Latinoamérica en aquellos años. Hoy, el poeta está al frente de un movimiento nacional de protesta que el miércoles 6 se expresó con marchas simultáneas en 38 ciudades.
Su causa: acabar con la violencia desatada por la guerra contra el narcotráfico y que ha cobrado ya más de 35 mil vidas, una de ellas la de Juan Francisco Sicilia, su hijo.
Horas antes de la marcha que encabezó en Cuernavaca, Sicilia fue convocado y aceptó hablar con Felipe Calderón en Los Pinos. Le dijo al presidente que el país está en una emergencia nacional y le pidió cambiar la estrategia que ha seguido hasta ahora en materia de seguridad. Calderón reconoció que cometió errores, pero advirtió que no iba a modificar su método, narra a Proceso el poeta y colaborador de esta revista.
“Tuvimos un diálogo cordial y con mucha claridad en las diferencias. Felipe Calderón reconoció que se ha equivocado. Eso ya es importante: que un presidente pueda tener una autocrítica, que reconozca que es necesario replantear otra serie de cosas. Lamentablemente dijo que no va a cambiar, porque para él es la forma de enfrentarlo (al narcotráfico)”, relata Sicilia, con muestras de cansancio y de duelo en su rostro de barba rala.
Ofrece detalles de la presunta autocrítica de Calderón: “‘He tenido errores’, dijo en algún momento, ‘he tenido equívocos’. Eso es muy importante, porque cuando alguien no hace una cura de humildad y no se hace una autocrítica, entonces hay que temer. Creo que hay en el presidente una capacidad de autocrítica. Evidentemente desató una guerra que lleva cuatro años y medio, sacó al Ejército a las calles, y es muy difícil para él recular. Por eso digo que nos sentemos, no le carguemos la responsabilidad a él. Calderón la desató, se equivocó, pero ya todos estamos aquí y los costos han sido muy altos para todos. Hay que sumarse para encontrar una solución entre todos”.
–¿Dijo en qué se equivocó?
–Nunca lo precisó, pero creo que tiene una carga muy fuerte de que quizá se precipitó, se equivocó en esta guerra y en las consecuencias. Creo que está cargando duramente esta guerra que, sigo insistiendo, está mal hecha, mal planteada y mal dirigida. Calderón trae sobre sus hombros y en su corazón las consecuencias que ha traído esta guerra y yo vuelvo a apelar: vamos a convocar a un diálogo nacional, con humildad y poniendo como prioridad a la nación. Hay que hacer un alto, una tregua.
Sicilia tenía la esperanza de que, tras escuchar el clamor de las marchas en las que miles de ciudadanos exigieron el retorno del Ejército a sus cuarteles y los gritos de “no más sangre”, Calderón cambiaría la estrategia. Pero no lo hizo.
Un día después de las manifestaciones, en la clausura de la 28 Conferencia Internacional para el Control de las Drogas, en Cancún, Calderón se justificó:
“Mi gobierno ha estado siempre abierto a la crítica, a la propuesta responsable en el tema. Ninguna política pública, por extraña que sea, nos parece desdeñable desde su principio; simplemente, mientras no se muestren alternativas de mayor beneficio o de menor costo para la sociedad y para las personas, seguiremos siendo contundentes en la aplicación de la ley, en el combate al crimen organizado y en la aplicación de una política integral de prevención, contención y combate a los grupos criminales.”
Narra que en el encuentro con Calderón estuvieron presentes, y muy nerviosos, el secretario de Gobernación, Francisco Blake, el entonces procurador interino Jorge Alberto Lara y el vocero del Consejo de Seguridad, Alejandro Poiré.
Al final, dice, Calderón “sigue insistiendo en esta forma de abordar el asunto. Nosotros no creemos que por ahí sea. No tenemos tampoco una respuesta, pero creo que ésta debe salir de un diálogo que tenga como punto clave que estamos frente a una emergencia nacional. Por eso espero que (Calderón) convoque a un diálogo, pero no para imponer una línea y que nos sumemos a su lucha, sino para replantear todo y pensar cuál es el camino adecuado”.

El silencio de los justos

Javier Sicilia es un intelectual de profunda formación católica y comprometido con las causas sociales. Óscar Sicilia, su padre, tuvo una empresa de textiles, pero en la soledad era un poeta. De ahí heredó Javier esta vocación, aunque en algún momento de su juventud quiso ser sacerdote jesuita luego de estudiar el bachillerato en el Inhumyc (Instituto de Humanidades y Ciencia), una escuela de los Misioneros del Espíritu Santo que formaba a sus alumnos con un alto nivel de valores y compromiso social.
Al final optó por la poesía porque, dice, no pudo “con el voto de obediencia papal”. Su rebeldía permanente y su alta estimación de la espiritualidad unida a la lucha social lo llevó a participar en las CEB que monseñor Sergio Méndez Arceo impulsó en todo el país hasta constituir una red que acompañó las luchas por la democracia en los ochenta.
“Estaba yo muy joven –recuerda Sicilia–; simplemente estuve muy cercano a las comunidades en el sentido de ver realmente cómo la fe bajaba y se hacía carne en el pueblo, entre los pobres.”
Hacia 1994, cuando se dio a conocer internacionalmente el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), Javier se unió a la propuesta de transformar al país mediante un diálogo nacional. Viajó a Chiapas en varias ocasiones para defender los Acuerdos de San Andrés sobre los derechos de los pueblos indígenas. En una de estas ocasiones lo acompañó su hijo Juan Francisco.
Ese mismo año fundó la revista Ixtus, desde la cual, hasta 2007, insistió en su crítica a la modernidad desde el Evangelio y desde la espiritualidad de personajes como Gandhi, Iván Illich y Giuseppe Lanza del Vasto, el “apóstol de la no violencia”.
En el número de invierno de 1995, Sicilia publicó una entrevista con el abad vitalicio de la Basílica de Guadalupe, Guillermo Schulemburg, en la que el prelado dijo que no creía en las apariciones de la Virgen de Guadalupe pero respetaba la enorme devoción que le tiene el pueblo mexicano. La publicación fue usada un año después por el obispo Norberto Rivera para sacar a Schulemburg de la basílica, manipulando el recurso eclesiástico del “odio del pueblo”. Sicilia aclara que nunca tuvo la intención de perjudicar al abad.
Tras el cierre de Ixtus creó una nueva revista, Conspiratio, que en su presentación explica: “Es una publicación bimestral que intenta hacer una profunda arqueología de nuestra vida social: economía, escuela, Estado, Iglesia, energía, desarrollo, desde una perspectiva que ni la izquierda ni la derecha políticas de México han adoptado. Quiere provocar el replanteamiento de las estructuras sociales y culturales de occidente para generar un espacio de reflexión y debate que dé como fruto panoramas alternativos para una sociedad más humana”.
En 2001 se unió al movimiento de defensa cultural y ecológica del Casino de la Selva, edificio de la capital de Morelos cuyos murales y restos arqueológicos fueron afectados por la construcción de un supermercado.
“Creo en lo que decía Camus, que en la labor del escritor, y en mi caso de poeta, está el compromiso, eso es lo que hace la diferencia. Yo llevo mucho esta formación, en la poesía, en la vida política, pero en el sentido verdadero de la palabra, de la vida ciudadana, de la vida de todos, no de la partidista”, precisa.
Por más de 30 años Sicilia ha escrito poesía, ensayo, narrativa y artículos de opinión como los que publica en Proceso desde 1997, en los cuales ha analizado la situación del país, a sus gobernantes, las injusticias cometidas desde la autoridad, y en consecuencia ha defendido la lucha de las comunidades y los ciudadanos.
Siempre a contrapelo de la moda saca sus libros de poesía desde 1980, pero fue en 2009 cuando ganó el Premio Nacional Poesía Aguascalientes con su Tríptico del desierto. Director del Centro Cultural Universitario en Cuernavaca hasta hace unos días, la vida de Sicilia se trastocó el 27 de marzo, cuando el cuerpo de su hijo fue encontrado junto a otros seis, todos con huellas de tortura y asfixia.
Una semana después, luego de un tortuoso regreso de Filipinas, adonde lo sorprendió la noticia, en el sepelio de Juan Francisco el poeta anunció su silencio a manera de protesta, duelo y homenaje. Leyó entonces el que será su último poema en tanto no se resuelva el caso:
“El mundo ya no es digno de la palabra / Nos la ahogaron adentro / Como te asfixiaron, como te desgarraron a ti los pulmones / Y el dolor no se me aparta, sólo tengo al mundo / Por el silencio de los justos / Sólo por tu silencio y por mi silencio, Juanelo.”

La poesía convoca

“Hay un discurso oficial, que todo lo niega o deforma pero que sólo un poeta es capaz de transformarlo”, dice Sicilia en la entrevista, un día después de la gran marcha por la paz, por la dignidad y contra la violencia generada por la lucha contra el narcotráfico. Casi en susurro, como si fuera un poema, dice: “La lengua le da sentido a la realidad; cuando la lengua se corrompe, el pueblo se prostituye”.
Luego cala uno de sus cigarros matutinos y deja que salga: “Juanelo, tú me pusiste aquí, por algo lo hiciste”. Y asegura que en estos días su vida ha tenido un quiebre: ya no está en la soledad, ahora asume el compromiso social en momentos de emergencia nacional.
“Sí, me quebró, quebró mi palabra poética también. Yo dije que a partir de la muerte de mi hijo escribiría mi último poema. Estoy mutilado, en el silencio. No volveré a escribir poesía, pero eso no significa que no sigo sintiendo como poeta, hasta que desde mi tradición y de mi fe venga la resurrección de la carne de esta nación, que se oculta en este momento. Creo que hasta entonces volveré de este silencio a la palabra poética.”
A pesar de su silencio interior, encuentra “la encarnación de la palabra”, y eso fue lo que constató en la protesta:
“Ayer, en la marcha, lo que vimos a partir de este silencio fue una poesía en acto, no de mi parte sino de la ciudadanía en el sentido de la comunión y de la gran demanda que venía detrás de toda esta gente, en algunas partes de la República y en otras del mundo, diciendo: ‘¡Ya basta! ¡No queremos más muertos, no queremos ni un muchacho más asesinado, una muchacha más violentada, un niño o una niña muertos! ¡No queremos más violencia!’.
“En ese sentido es que hablo de una poesía, de un acto. No era sólo la palabra dicha por el poeta, sino la palabra dicha por el corazón de los hombres y mujeres de esta nación, de buena voluntad, que juntos caminaron. Fue un acto de comunión.”
Durante la manifestación Sicilia habló en tres ocasiones, ante el cuartel del Ejército, ante la procuraduría de justicia del estado y ante el palacio de gobierno. En las dos primeras concluyó así: “El dolor no sirve para odiar, sino para recuperar el amor y la justicia que ya perdimos”.
Insiste en que ese amor y la esperanza de justicia lo sostiene y que también puede impulsar un movimiento nacional:
“Lo que me sostiene es esta comunión del amor que nació de este gran sufrimiento con todos los ciudadanos, con toda la gente de este país que es creyente, porque este país sigue siendo de creyentes, ya sea de la tradición católica, que es mayoritaria, pero hay otras como las budistas, islámicas, de la India, etcétera, que me han sostenido en la oración que se expresa en el amor también. Todas ellas tienen un vínculo que no vemos pero que fortalecen y sostienen. Eso es también parte de la poesía.”
–Desde ese lado de la espiritualidad y de la poética, ¿cómo observas la situación en el país?
–En esta marcha del dolor y de la indignación, del sufrimiento que busca la recuperación del amor, estamos ante una emergencia nacional. Es un clamor de la ciudadanía para que las autoridades, todos los grupos que formamos este país, incluyendo las mafias del crimen organizado, volvamos a replantear este país, porque se nos está yendo de las manos. Si seguimos por este camino de la violencia, de la impunidad, de las omisiones y de las cegueras políticas, vamos a llegar al infierno. Eso sería tremendamente grave porque no hay retorno.
“Son palabras que ya no quieren escuchar. Hemos desalojado a Dios, por desgracia, de la conciencia de los hombres. Eso es tremendamente grave porque el siguiente paso es el infierno, es cuando el demonio comienza a funcionar. Es difícil hablar de estas cosas porque el lenguaje moderno no lo quiere oír, pero el demonio ahí está en la puerta. Baudelaire decía que el mayor triunfo (del demonio) en el siglo XIX –habría que decir que en el siglo XXI y en las condiciones que estamos viviendo– es habernos hecho creer que no existe. Eso lo estamos viendo: existe en esta violencia indiscriminada, en esta crueldad inmensa.
“Dicen algunos que son como animales, pero los animales no hacen esto (los asesinatos), que ya pertenece a una esfera más allá de la naturaleza porque no hay nada que se le compare; pertenece a mundos muy lejos de lo humano, tiene que ver con submundos profundos y oscuros.”
Sicilia rechaza que su hijo y los otros miles de muertos por la guerra contra el narcotráfico sean tratados como “daños colaterales”, porque, dice, eran personas con nombre, historia y sueños. Y ante la posibilidad de que surja un movimiento nacional contra la violencia, advierte que no es su objetivo encabezarlo:
“Yo no soy un político. No sabría ni querría tener en mis manos ningún cargo de orden de la administración política. No está por ahí ni mi vida ni mi función, ni lo que soy. Sigo siendo un poeta a pesar de que estoy en el silencio, lo que no quiere decir que uno deje de mirar y de sentir como poeta. Yo espero seguir ofreciendo mi voz de poeta, seguir diciendo algo.”
–Las circunstancias del país, la necesidad de la gente y su propia figura lo están poniendo al frente de un movimiento nacional…
–Sí, pero que me vean como una figura moral. Yo estaré sosteniendo lo que le hace falta, mi humilde figura, para que cada ciudadano se exprese. En ese sentido estaré con todo. Creo que lo único que puedo darles es la concreción de una conciencia moral. Gracias a Dios eso está en el corazón de la gente.
“Nos hemos tardado en reaccionar –reconoce–, pero por eso mismo creo que estamos ante una emergencia nacional. Estamos justamente en el momento en que nos debemos detener y humildemente repensarnos para ponernos en función de las virtudes, para hacer un México donde todos quepamos, donde se le dé más sentido a la educación, al trabajo honesto que le permite vivir a la gente dignamente. Si no recuperamos esta dignidad, en la que haya educación y cultura, vamos a potenciar la violencia, la guerra, el belicismo.”
Entonces toca de nuevo un tema que ha provocado polémica: le pide al Ejército y a los grupos del crimen organizado que adopten códigos de honor: “Si va a seguir la guerra, pues planteemos y pactemos códigos de honor. Creo que los capos aún tienen un sentido de lo humano y tienen que amarrar a sus demonios, tienen que controlarlos. Nosotros estamos pagando el costo, la mayor parte de los muertos los estamos poniendo la gente que no queríamos esta guerra. Queremos simplemente vivir y compartir, amarnos y querernos, tener la confianza. Eso es lo que quiere la ciudadanía”.
El cansancio y el estrés marcan todos los gestos y movimientos del poeta, ya que desde su regreso de Filipinas no ha tenido descanso ni ha podido entregarse en soledad al duelo por su hijo.
–¿Hasta dónde va a llegar Javier Sicilia con este movimiento?
–Pues hasta donde quiera la sociedad. Yo les digo que no convoqué esto; son los ciudadanos y el amor que tienen por la palabra digna que es la poesía. Entonces, los ciudadanos tienen la palabra. Yo estoy en esta cosa inesperada porque ellos quisieron que estuviera aquí, con la palabra sagrada de la poesía que es la comunión.
–Es como en “Muerte sin fin”…
–Sí: “¡Oh inteligencia, soledad en llamas…!” Este maravilloso poema de José Gorostiza. Qué bueno que la poesía convoque, es tiempo de más poesía, de leerla en los medios, leer los poemas del dolor, de la muerte del general Sabines, que hablan de la lastimadura de este país. Creo que la poesía convocó a la unión de este país. La poesía tiene ahora la palabra. Puede salvar a este país…

El Chapo vive en la Sierra de Durango, revela la DEA

MÉXICO, D.F., 7 de abril (apro).- Un alto oficial de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) reveló hoy que Joaquín El Chapo Guzmán reside en México y se encuentra escondido en la sierra del estado de Durango, “como Osama Bin Laden”.

En declaraciones a la agencia EFE, el funcionario estadunidense, quien prefirió mantener bajo reserva su identidad, añadió:

“Vive en un terreno muy duro en las montañas y conoce a toda la gente”, y “si hay cualquier movimiento de alguien, ellos saben”, aseguró.

Además, comentó que la organización que dirige El Chapo –el cártel del Pacífico o de Sinaloa--, es la más poderosa de América Latina y de México, debido a que abarca “casi todos lados” en el mercado de distribución de droga.

De acuerdo con el agente de la DEA, la supremacía del cártel de Sinaloa se deriva del hecho de que ya no lucha como antes contra la organización de los hermanos Beltrán Leyva, que ha sido duramente golpeada y disminuida por las autoridades mexicanas, y por la división del grupo del Golfo y sus antiguos socios, Los Zetas, que se enfrascaron en una guerra a muerte.

El reportero le preguntó luego al funcionario si existe la posibilidad real de que se detenga a El Chapo.

No es un tema de “cómo” caerá, dijo, sino “cuándo”, debido a que el trabajo de las autoridades mexicanas para capturar líderes del narcotráfico “es muy bueno”.

La revelación del agente de la DEA coincide con la que hizo a The Economist, a principios del 2010, un funcionario mexicano quien aseguró que El Chapo se encuentra en un territorio de 60 mil kilómetros cuadrados de escarpadas montañas, donde “se necesitaría 100 mil soldados que rodean la zona y aún así no se tendría la seguridad de capturarlo.

El noviembre de ese mismo año, el Arzobispo de Durango, Héctor González Martínez, aseguró también que El Chapo Guzmán es un personaje omnipresente.

Dijo que se encuentra en todas partes, lo mismo puede estar en la Ciudad o en Tamazula.

El jerarca católico, quien en abril del 2009 afirmó que El Chapo vivía en Cuencamé, Durango, expresó hoy que dicho personaje tiene también importantes propiedades por San Andrés del Teul, un poblado zacatecano localizado en el Municipio Jiménez del Teul.

“Yo no he sabido llamar, no le puede seguir uno la pista porque está en todas partes, es como omnipresente, en todas partes, hoy mismo puede estar aquí por la calle, por el bulevar que sabe cómo se llama, ahí donde está (el restaurante) El Grande”, dijo el Arzobispo.

“Lo mismo puede estar ahí o estar en Tamazula o amanecer en Huazamota, verdad, qué sé yo. O por San Andrés del Teul también allá tiene sus grandes propiedades”.

Televisa y TV Azteca: La sociedad perversa

La socieda perversa

Con la compra de Cablemás y de la mitad de Iusacell, Televisa se alza como el único emporio nacional capaz de ofrecer el cuádruple play (televisión, internet y las telefonías fija y móvil). Para lograrlo unió fuerzas con su antiguo y acérrimo rival, TV Azteca. El propósito: frenar a la competencia en los servicios de banda ancha inalámbrica y de televisión abierta y restringida, lo que dio origen a la “guerra” contra Carlos Slim. A finales de enero último, en su columna Plaza Dominical del periódico Reforma, el periodista Miguel Ángel Granados Chapa, colaborador de Proceso, había adelantado el plan de Televisa y TV Azteca, pero el duopolio lo “desmintió” con insultos.

Una trama de simulación empresarial, financiera y política, así como la ambición por controlar las dos terceras partes del mercado de 35 mil millones de dólares anuales que genera el sector de las telecomunicaciones en México, están detrás de la reciente operación confirmada por Televisa para adquirir 50% de las acciones de Iusacell, la tercera empresa de telefonía móvil en el país y propiedad de Ricardo Salinas Pliego.

Esta transacción –a la que aún le falta la autorización de la Comisión Federal de Competencia (CFC)– incluye un compromiso de Televisa para invertir mil 600 millones de dólares (37.5 millones en capital y mil 565 millones en deuda convertible) a cambio de compartir con Salinas Pliego “los mismos derechos de gobierno corporativo” en Iusacell, así como permitir negociaciones entre la empresa de telefonía móvil y “filiales de Televisa para expandir su oferta de servicios”.

El control de la mitad de Iusacell le permitirá a Televisa ser la única empresa que dé los servicios de cuádruple play en México (televisión, internet y telefonía fija y móvil) a través de su red de empresas de televisión por cable (Cablevisión, TVI y Cablemás), más la de televisión satelital, Sky, y la telefónica Bestel.

El anuncio de la transacción entre Televisa y Iusacell coincidió con la autorización para que la empresa de Emilio Azcárraga Jean aumente de 58.3 a 100% su inversión en Cablemás, el segundo operador más grande de televisión por cable en el país, con 2.8 millones de suscriptores y una red de servicio de 17 mil kilómetros.

Esta concentración se realiza pese a que Televisa y Cablemás incumplieron las condiciones impuestas por la CFC en agosto de 2007: que Cablemás abandonara su participación directa o indirecta en la Productora y Comercializadora de Televisión (PCTV, a través de su filial Paxia), que Televisa diera acceso no discriminatorio a otras empresas a sus señales de televisión abierta y que se prohibieran “las ventas atadas”.

Para Banamex Casa de Bolsa, la concentración de Televisa y Cablemás (por 4 mil 700 millones de pesos) anticipa una compra de Televisa en Megacable, la empresa más grande del sector, con lo que Azcárraga dominaría más de 65% de la televisión por cable.

De esta manera las adquisiciones de Televisa en Iusacell y Cablemás le permitirán a Azcárraga tener 57 megahertz del espectro de telefonía móvil –sin necesidad de participar en una licitación–, competir directamente con Telcel (la empresa de Carlos Slim, que tiene 70% de los 90 millones de usuarios de telefonía móvil) y con la española Telefónica-Movistar (con 19.7 millones de suscriptores, que domina 70% de las frecuencias de televisión abierta y controla los contenidos en televisión restringida).

Frente a este nivel de concentración ninguna autoridad del sector ha podido frenar el avance de Televisa y el recrudecimiento de la guerra que esta empresa y TV Azteca han emprendido contra Telmex-Telcel, Grupo Dish y los otros medios que se atrevan a oponerse al duopolio televisivo.

El comisionado de la Cofetel Gonzalo Martínez Pous advirtió que la autorización de la compra de 50% de Iusacell “está en la cancha de la Comisión Federal de Competencia”. “Nosotros únicamente nos encargamos de la regulación”, afirmó.

Para Jorge Fernando Negrete y Jorge Bravo, analistas de Mediatelecom, “se confirma la colusión de intereses en televisión abierta para impedir la entrada de nuevos competidores en ese mercado, y serán cada vez más evidentes los beneficios y prebendas a favor de Televisa, aliada con TV Azteca para operar una plataforma inalámbrica que difundiría los contenidos de los dos principales productores, que llega a 95%”.

“Esta concentración excesiva de recursos comunicacionales, además de las alianzas y colusiones, no fomenta la competencia, sino su destrucción”, afirmaron los especialistas de Mediatelecom en su análisis sobre esta transacción.

La simulación empresarial

La farsa empezó la segunda semana de octubre de 2010. Tras sostener contra viento y marea su sociedad con Nextel para obtener –por 180.1 millones de pesos– el bloque más valioso de la Licitación 21 para telefonía móvil, Televisa anunció que rompía el compromiso de invertir mil 400 millones de dólares en esa telefónica y tener entre 37 y 40% de su capital accionario.

La Licitación 21 se volvió un escándalo político, legislativo y mediático. El Congreso aprobó una exención de dos años del pago de derechos en beneficio de las empresas que participaran en la licitación más compleja del sexenio.

El entonces titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), Juan Molinar Horcasitas, y el presidente de la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel), Mony de Swaan, negaron una y otra vez que las bases se hubieran redactado para favorecer a la sociedad Nextel-Televisa, las únicas que pudieron competir por el bloque nacional de 30 Mhz.

Iusacell interpuso 95% de los más de 60 litigios a los que dio pie la Licitación 21. Su abogado, Salvador Rocha Díaz, salía un día sí y otro también a litigar contra el “favoritismo” de las autoridades a Televisa-Nextel.

Televisa manejó que debido a la “politización” de la Licitación 21 suspendía su compromiso de sociedad con Nextel y privilegiaba su inversión en Univisión, la cadena estadunidense de televisión de habla hispana que en junio de 2006 Azcárraga Jean perdió en su intento de adquirir el control accionario.

Aún en octubre de 2010 Iusacell firmó un convenio con sus acreedores para reestructurar una deuda de 544 millones de dólares: 344 millones con vencimientos en 2011 y 2012, y los otros 200 millones con vencimientos en 2013.

De esa deuda, 200 millones fueron adquiridos por el empresario regiomontano David Martínez, director de Fintech Advisory, quien tuvo el control de 98% de la deuda que vencía en 2011, 92% de la de 2012 y 76% de la correspondiente a 2013.

David Martínez, especializado en la adquisición de deudas corporativas (con descuento), tenía la intención de comprar 51% de las acciones de Iusacell y competir con Carlos Slim y Televisa. Martínez es un viejo adversario de Alfonso de Angoitia, vicepresidente ejecutivo de Televisa y estratega de la expansión del consorcio hacia el área de las telecomunicaciones.

Entre noviembre y diciembre de 2010, De Angoitia y Bernardo Gómez, los dos principales colaboradores de Emilio Azcárraga Jean, en sigilo emprendieron negociaciones con Ricardo Salinas Pliego para adquirir una parte del paquete de deuda de Iusacell y convertirse en accionistas mayoritarios de esa empresa.

Según fuentes cercanas a la negociación, el 21 de diciembre del año pasado se firmó un primer acuerdo confidencial entre Televisa y Iusacell.

Un mes después, el 23 de enero de 2011, el periodista Miguel Ángel Granados Chapa adelantó en su columna Plaza Dominical, del periódico Reforma, que la operación de Televisa para quedarse con “la totalidad” de las acciones de Iusacell le permitiría, “además de desembarazarse de su principal adversario en tribunales, contar de golpe y porrazo con 53 Mhz del espectro”, lo que posee la telefónica.

El desmentido a Granados Chapa fue inmediato y ofensivo. Televisa y Grupo Salinas acusaron al periodista de haber mentido y de no haber consultado a las empresas. Manuel Compeán, vocero de Televisa, se dio el lujo de pontificar y dijo que el texto de Granados Chapa era “un desafortunado artículo que no cuenta con el mínimo rigor periodístico”.

Para los mismos días de diciembre de 2010, Telmex y Telefónica dieron a conocer un acuerdo de tarifas de interconexión por 0.95 centavos que sorprendió a los otros competidores. Tradicionalmente duros adversarios, la empresa de Slim y la dirigida en México por Francisco Gil Díaz llegaron a un acuerdo que aceleró la negociación entre Televisa y Iusacell.

En febrero de 2011 se inició la guerra abierta de Televisa y TV Azteca contra la dupla Telmex-Telcel, y se ha extendido hacia Grupo Dish, propiedad de MVS en sociedad con EchoStar y Telmex.

El inicio de las hostilidades públicas se generó a raíz del incremento de las pautas publicitarias en los canales de Televisa. Slim decidió suspender el convenio para este año. Menos de una semana después, TV Azteca anunció que suspendía los anuncios de Grupo Carso por desacuerdos en las negociaciones de las tarifas de interconexión de Iusacell con las empresas de Slim.

En una calca de lo sucedido con la Licitación 21, comenzó la ronda de demandas y denuncias. Iusacell, a través de su director jurídico, Federico Borrego, interpuso ante la CFC una demanda contra Telcel por presuntas prácticas discriminatorias y luego la demandó por el pago correspondiente al mes de febrero por interconexión.

Telcel y Telmex no se quedaron de brazos cruzados. Inundaron las páginas de medios impresos y cibernéticos con cintillos y desplegados contra el “duopolio televisivo”. Acudieron también a la CFC para denunciar la dominancia de Televisa en el mercado de la televisión restringida y se defendieron ante la guerra de spots por las altas tarifas de interconexión.

En una de sus últimas inserciones, Telmex afirmó: “Iusacell, ex monopolio celular, pierde participación del mercado del 100% a 4.4 % y usa noticiario con mentiras para presionar a las autoridades”.

Emilio Azcárraga Jean promovió en su cuenta de Twitter un blog contra Telmex (www.todoslosmexicanos.org) y el nivel de agresión llegó casi al insulto.

Redondean el negocio

Lo que antes negaron airadamente Televisa y Grupo Iusacell se confirmó el lunes 4, cuando el periodista Alberto Aguilar publicó que existían negociaciones entre ambos para aliarse y para que Azcárraga Jean adquiriera la deuda de David Martínez.

“Hasta donde se sabe, Televisa adquiría la importante tenencia de deuda del regiomontano David Martínez, dueño de Fintech Advisory”, publicó Aguilar.

El miércoles 6, The Wall Street Journal citó una fuente de Televisa y adelantó que ese grupo comprará 50% de Iusacell por mil 600 millones de dólares. El vocero de la televisora afirmó al rotativo que esta adquisición es “una movida defensiva” en la batalla contra Slim.

“(Slim) nos está tratando de ahogar en una guerra de precios”, afirmó esta fuente. Criticó que a través de los servicios de comercialización y facturación que Telmex ofrece con Grupo Dish se ha reducido el costo de la televisión satelital, mientras que Telcel incrementó el número de teléfonos de la compañía.

Ese mismo día el Consejo de Administración de Televisa aprobó la negociación realizada por Bernardo Gómez y Alfonso de Angoitia con su contraparte de Grupo Salinas, Pedro Padilla. El mercado bursátil no reaccionó favorablemente al anuncio: las acciones de Televisa disminuyeron entre 2.9 y 4% entre el miércoles 6 y el jueves 7.

Grupo Iusacell, que cotizaba en la Bolsa Mexicana de Valores, fue deslistada el año pasado por el alto costo de su deuda, de 12 mil 47 millones de pesos. A finales de 2009 la Casa de Bolsa Ixe calificó de “delicada” la situación financiera de la compañía, ya que su flujo en efectivo era negativo y el pago de intereses absorbía prácticamente todo su flujo operativo.

“Teniendo como socio a Televisa se abre la posibilidad de que Iusacell se vuelva un jugador un poco más importante, dependiendo de los acuerdos a los que lleguen y de la nueva estructura deuda-capital que tenga; el principal lastre de Iusacell siempre fue la deuda”, comentó Manuel Jiménez, subdirector de análisis de Ixe Casa de Bolsa a la agencia CNN Expansión.

Para distintos observadores los ganadores de esta operación son David Martínez y Ricardo Salinas Pliego; la fortuna de este último es de 8 mil millones de dólares según la revista Fortune.

David Martínez –quien vive en el extranjero– estuvo en México para hacer las últimas negociaciones a fin de vender a un precio mayor los 200 millones de dólares de tenencia de deuda que adquirió de Iusacell.

Para el financiero regiomontano esta transacción representa también una vieja revancha financiera: en junio de 2003, Grupo Salinas lo dejó en el camino en la adquisición de las acciones de Verizon y Vodafone en Iusacell, empresa creada por Carlos Peralta, quien vendió en 2001 su última participación de 34.5% por 973.4 millones de dólares.

En 2003 Ricardo Salinas Pliego compró en 10 millones de dólares el 100% de los títulos de Iusacell, empresa que ya arrastraba una deuda de 800 millones de dólares.

Ahora Televisa pagará 37.5 millones de dólares en capital y mil 565 millones de dólares en deuda convertible. A cambio, une fuerzas con TV Azteca para frenar a cualquier otro competidor en televisión abierta y para “congelar” un tiempo el ingreso de Telmex a la televisión restringida y la autorización para que MVS ofrezca servicios de banda ancha inalámbrica móvil a un precio mucho más barato que el cuádruple play de las televisoras.