jueves, marzo 29, 2012

Close up a la misa de Benedicto XVI

Desfiladero
En la ciudad de León, un grupo se manifestó en contra de la visita de Joseph Ratzinger.


Para cubrir la misa de Benedicto XVI, El Canario Temerario, periódico virtual para personas que coexisten en Twitter, contrató una cámara de video situada a 34 mil kilómetros de altura sobre Guanajuato, en la órbita geoestacionaria de la Tierra, donde flotan los satélites que por millares ha puesto la humanidad en ese anillo. La transmisión, brevísima, consistirá en un fade in (acercamiento paulatino) hasta encuadrar en close up (plano muy cerrado) la silla que ocupará Andrés Manuel López Obrador durante la misa de papa presente. Comenzamos…

La primera imagen es la clásica de nuestro planeta, envuelto en nubes, que la cámara atraviesa para mostrarnos la isla de plástico, de 2 millones de kilómetros cuadrados de extensión, en el océano Pacífico norte, amasada con basura inorgánica de América, Asia y Oceanía. En su rápido descenso, ahora nos muestra Medio Oriente, donde Israel y Estados Unidos pretenden atacar a Irán con armas nucleares, mas no lo hacen porque Rusia, China e India se oponen.

Rusia posee los mayores yacimientos de gas natural del mundo. India y China tienen 2 mil 400 millones de habitantes: la tercera parte de la humanidad. Y dependen del petróleo iraní. Por motivos demográficos, económicos y militares, Estados Unidos los teme y respeta. Noam Chomsky (La Jornada, 3 de marzo de 2012) sostiene que el armamento nuclear de Israel constituye la peor amenaza a la paz mundial. Y opina que, para conjurar ese peligro, Irán también debería tener armas atómicas, moción que apoyan Rusia, India y China.

Pero el mundo sigue girando y ahora el ojo electrónico de El Canario Temerario enfoca a la Unión Europea, azotada por la peor crisis económica desde la Segunda Guerra Mundial. La cámara registra las protestas callejeras en las capitales del Grupo Pegi (Portugal, España, Grecia e Italia), donde las conquistas sociales logradas por los trabajadores durante el ciclo de la especulación financiera desaparecen bajo las nuevas leyes laborales, como las que se empeñan en imponer en México el PRI, Felipe Calderón y Javier Lozano, el vocero del crimen empanizado, y Josefina Vázquez Mota.

La pérdida del poder adquisitivo de Europa debilita a las empresas exportadoras de Estados Unidos, imperio que hoy por hoy depende más que nunca de los enormes mercados de China y de India, obligados por la crisis a reducir sus compras y sus ventas del exterior. Así que neutralizado diplomáticamente por los gigantes asiáticos en Medio Oriente, incapaz de recuperar el crecimiento económico debido a la estrechez y apuros que afligen a sus clientes, la potencia que encabeza Barack Obama observa con enorme preocupación el proceso electoral que se desarrolla en México.

Estados Unidos sabe que su disputa con China por el liderazgo mundial se aproxima a zonas de conflicto ineludibles, de modo que trabaja con ahínco para superar sus enormes desventajas. China se extiende sobre una superficie de 9 millones 600 mil kilómetros cuadrados y cuenta con más de mil 350 millones de habitantes. Nuestro vecino del norte ocupa 9 millones 166 mil kilómetros cuadrados, pero su población apenas sobrepasa 300 millones de personas.

El gran novelista sueco Henning Mankell no descarta que en un futuro no lejano alrededor de 400 millones de chinos podrían establecerse con fines pacíficos para trabajar en fábricas y brindar ayuda humanitaria en los territorios de África que han sido despoblados por distintas plagas. Estados Unidos tiembla, porque esta especie de bipartición de su principal adversario le resultaría insuperable.

De modo que, según los datos que envía a esta página la cámara de El Canario Temerario, el desmantelamiento del Estado nacional mexicano, la destrucción de nuestra economía productiva, el desgarramiento de nuestro tejido social y la desarticulación de nuestro territorio, dominado hoy por distintos grupos armados –unos visten uniformes oficiales, otros no, pero todos reciben pertrechos, municiones y recursos financieros de Washington–, no persiguen otra finalidad que convertir a México en una extensión de Estados Unidos, en la lógica de la confrontación a mediano plazo con China.

¿Cómo explicar, de otro modo, que la Casa Blanca exprese su admiración por figuras políticas irrelevantes e ineficientes en grado superlativo como Felipe Calderón, Enrique Peña o Josefina Vázquez? La posibilidad real de que esa casta de muñecos manejables a control remoto sea remplazada por el liderazgo, el equipo, el proyecto y el movimiento de masas de Andrés Manuel López Obrador preocupa de verdad a Hillary Clinton y a su elegante mayordomo.

En el cronograma de los preparativos para la confrontación con China, un sexenio bajo la batuta de López Obrador puede significar una pérdida de tiempo muy grave para Estados Unidos; significaría aplazar seis años no sólo la fase final de la destrucción de México como nación soberana, sino también la instalación de bases susceptibles de contener, a lo largo de nuestras costas, armas disuasivas para los chinos, eventualidad que no debemos descartar ni mucho menos.

Pero en su descenso incontenible hacia Guanajuato, la cámara de El Canario Temerario enfoca al fin el sitio donde se celebrará la misa de papa presente y empieza a identificar rostros conocidos, cuyos nombres, sin embargo, no recuerda. Por allí pululan personajes que eran muy jóvenes el 26 de agosto de 1978, cuando en Roma el obispo Albino Luciani se convirtió en Juan Pablo I, al ser elegido como papa número 263 y adoptar los nombres de sus antecesores, Juan XXIII y Paulo VI.

Empeñado en terminar con las operaciones clandestinas que la banca vaticana hacía para lavar fondos de la mafia, Luciani ordenó una inmediata investigación y en su primera alocución pública dijo que la explotación del hombre por el hombre es un pecado que clama venganza a los ojos de Dios. Como la mafia y el FMI no estaban listos para tolerar un papa de izquierda, el 28 de septiembre de 1978, un mes después de sentarse en el trono de San Pedro, Juan Pablo I amaneció muerto.

Lo sucedió el joven y carismático obispo de Cracovia, Karol Wojtyla, anticomunista furibundo que bajo el nombre de Juan Pablo II contribuyó a la disolución del bloque soviético y dio un formidable impulso al neoliberalismo, pero no impidió que la Iglesia perdiera millones de fieles debido a la impunidad que les brindó a legiones de curas pederastas, entre los cuales descolló y gozó de especiales privilegios quien luego fue reclasificado como un verdadero monstruo: el michoacano Marcial Maciel.

A Juan Pablo II lo sucedió su alma gemela, Joseph Aloisius Ratzinger, ex soldado del ejército nazi, al que sirvió en Hungría en 1944, quien al ser coronado en 2006 heredó los estragos de esta doble crisis: una masiva disminución de católicos y una drástica reducción de limosnas. En pos de recursos financieros frescos, que pactará en Guanajuato, y dispuesto a dar a cambio de ellos apoyo político a la oligarquía mexicana, que carece de candidatos para conservar el poder, Benedicto XVI se dispone a oficiar la misa y la cámara de El Canario Temerario enfoca la silla donde… ¡no está sentado López Obrador! ¡Qué barbaridad! ¿Cómo es posible? ¡Esa imagen la repetirán las televisoras hasta el 30 de junio a media noche! ¡AMLO desairó al papa! ¡AMLO desairó al papa! Pero, momento, momento, ¿qué pasa? ¡Esa es la silla de Quadri! Andrés Manuel ya llegó, ya está ahí, sigue en la carrera por la Presidencia.

Twitter: @elcante @nanzumu @emiajseliva

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