domingo, mayo 27, 2012

México, más corrupto y menos transparente...con Felipe Calderón

La administración de Felipe Calderón entregará un país con los niveles más altos de corrupción respecto de otros sexenios. La práctica, enquistada en muchas instituciones, ha derivado en la pérdida de competitividad. Analistas, académicos, investigadores y representantes de organizaciones civiles expertos en combate a la corrupción señalan que uno de los retos más importantes del próximo gobierno será transparentar las finanzas públicas.

Abatir la corrupción es otra de las fallidas promesas del presidente Felipe Calderón. En diciembre próximo entregará la administración del país con los niveles más altos de corrupción de los últimos años, según indicadores nacionales e internacionales. Bajo su gobierno, México se colocó como el país más corrupto entre los miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y el menos confiable y transparente a juicio de su ciudadanía, de acuerdo con diversos indicadores elaborados por Transparencia Internacional (TI).
Al cabo de dos sexenios, el llamado gobierno de la alternancia no representó para México avance alguno en materia de combate a la corrupción. Las viejas prácticas incrustadas en las administraciones priístas no se erradicaron, por el contrario, el soborno se convirtió en cuota de rigor para una de cada cinco empresas como la única forma de asegurar sus negocios o contratos, de acuerdo con el diagnóstico del Foro Económico Mundial (FEM).
Los directivos empresariales de diversas partes del mundo encuestados por la organización –que tiene su sede en Ginebra, Suiza– coincidieron en que la corrupción es uno de los dos factores más problemáticos para hacer negocios en México –el otro es la inseguridad–, y una de cada cinco empresas admitió que mediante el pago de sobornos aseguran sus negocios.
Los escándalos de soborno, cohecho, tráfico de influencias, quebranto patrimonial y, en general, de prácticas corruptoras, se volvieron tan frecuentes y costosas que hoy equivalen al 9 por ciento del producto interno bruto, según cálculos del FEM. A nivel empresarial las compañías gastan hasta el 10 por ciento de sus ingresos en sobornos, práctica a la que recurre más del 70 por ciento de empresas.

Compras, el gran foco rojo
Irma Eréndira Sandoval Ballesteros, coordinadora del Laboratorio de Documentación y Análisis de la Corrupción y la Transparencia, explica que las investigaciones auspiciadas desde el Laboratorio –que depende de la Universidad Nacional Autónoma de México– han demostrado el enorme desaseo que la actual administración en el gobierno federal ha tenido en materia de compras y contrataciones.
“La mayoría de las dependencias hacen todo lo posible por evitar la realización de licitaciones públicas, y privilegian las adjudicaciones directas o las invitaciones restringidas, donde tienen mayor margen de maniobra y discrecionalidad. Cuando se realizan licitaciones públicas, las empresas proveedoras frecuentemente buscan influir de manera ilegal en los funcionarios a cargo de los concursos o coludirse entre sí para inflar los precios.”
Sandoval Ballesteros, doctora en ciencia política por la Universidad de California y consultora del Banco Mundial, destaca que una de las áreas clave donde el “desaseo” se torna ya en “extremos sumamente peligrosos” es en las paraestatales, particularmente en Petróleos Mexicanos (Pemex).
“La gravedad del diagnóstico exige soluciones de fondo. Desafortunadamente, las reformas recientes no han sino empeorado las cosas. La actual Ley de Petróleos Mexicanos estableció un régimen de excepción para las compras de bienes y servicios en todas las áreas sustantivas de la empresa, removiéndolas del control del Congreso de la Unión. Para cualquier producto relacionado con la exploración, la producción y la refinación simplemente ya no es necesario aplicar la Ley de Adquisiciones sino las disposiciones propias que hoy elabora el Consejo de Administración de la empresa a su leal saber y entender.
“Asimismo, el artículo 57 de esa Ley incluye ya una larga lista de áreas donde Pemex puede simplemente optar por no llevar a cabo el procedimiento de licitación pública y celebrar contratos a través de los procedimientos de invitación restringida y adjudicación directa, independientemente del monto del contrato respectivo y de que se trate de las actividades sustantivas de carácter productivo a que se refiere el Artículo 27 constitucional. Tales disposiciones, evidentemente en lugar de reducir el margen de discrecionalidad, prometen hundir aún más a la empresa en el pantano de la corrupción.”
TI, organización mundial de combate a la corrupción con sede en Berlín y presencia en 80 países, coincide en que el sector de contratos de obra pública y construcción es el más proclive al soborno en el ámbito público y privado, derivado de las características propias del sector. “Es común que los contratos sean extensos y que los proyectos de construcción tengan características únicas, lo cual dificulta la posibilidad de cotejar costos y plazos. Esto facilita el ocultamiento y el incremento artificial de gastos adicionales”.
En tal sector, los costos del soborno y la corrupción, refiere TI, son “particularmente nocivos” porque las decisiones inadecuadas desvían el dinero aportado por los contribuyentes, debilitan la posibilidad de crecimiento a largo plazo de los países, pero además, “también pueden afectar la calidad de los proyectos, dado que se incumplen los estándares de seguridad”. En términos incluso en extremo “criminales” se ubica este tipo de sobornos, cuando la mala calidad de las construcciones, vinculadas a actos de corrupción, implica pérdida de vidas humanas.
 
Soborno trasnacional
El soborno trasnacional –otra fuente de corrupción– proliferó bajo este gobierno. En el Índice de fuentes de sobornos, México obtuvo una calificación de siete en una puntuación donde 10 equivale a países cuyas empresas nunca pagan sobornos y cero a empresas que prácticamente basan sus relaciones comerciales en sobornos a sus socios, proveedores, o incluso a sus competidores. El sector bancario y financiero, junto con la silvicultura, el petróleo, gas y minería son las ramas con mayor incidencia de sobornos y pagos indebidos a funcionarios públicos y políticos de alto nivel con el fin de conseguir influencias.


 
Derrota moral
 
El lastre en materia de corrupción que en diciembre próximo heredará al próximo gobierno la actual administración es para algunos analistas muestra de la falla sistémica de los controles de regulación.
Ernesto López Portillo, presidente del Insyde señala que “la corrupción fluye en ambientes donde hay fallos sistémicos, uno de los cuales y quizá el más importante es la débil autorregulación. En este sentido, tengo la impresión de que México enfrenta una derrota moral, expresión que defino precisamente como la debilidad masiva de los mecanismos personales auto regulatorios que debieran funcionar para activar la autocensura y desde ella la censura hacia terceros con respecto a conductas de apropiación ilegal e ilegítima de recursos públicos”.
 
Sin medidas gubernamentales que le hiciera contrapeso, en una preocupante escalada, en los últimos 12 años México subió del lugar número 58 al número 100 el Índice de corrupción, de acuerdo con Transparencia Internacional. Es decir, se volvió menos transparente y más corrupto.
 
En el sexenio de Felipe Calderón, México cayó 28 sitios en el Índice de percepción de la corrupción. Tal indicador, elaborado por Transparencia Internacional, califica qué tan corrupta es una Nación, según consideraciones de su ciudadanía y derivado del trato de ésta con el gobierno.

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